Tecnología diferencia a Fukushima
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Miércoles 30 marzo, 2011
Tecnología diferencia a Fukushima
Tamara Kruglikova esperó durante días que los funcionarios soviéticos anunciaran el desastre nuclear de Chernobyl, que ocurrió a unos 140 kilómetros de su casa. Hiroshi Ishikawa informa online sobre los niveles de radiación cada 30 segundos a los efectos de complementar los informes del gobierno japonés sobre la filtración de Fukushima.
El 26 de abril de 1986, mientras el reactor de Chernobyl lanzaba radiación al aire, los hijos de Kruglikova jugaban al aire libre en la ciudad de Gomal y los adultos se preparaban para los desfiles del 1 de mayo. Lo que les producía curiosidad era la razón por la cual el lodo adquiría un color entre amarillo y anaranjado cuando lloviznaba, dijo en entrevista telefónica desde Gomel.
“Los japoneses no pueden imaginarse la ignorancia en la que vivíamos”, dijo Kruglikova, una profesora de literatura de 60 años. “Al principio, lo único que sabíamos era un rumor, pero mucha gente confiaba en la versión oficial”.
La participación de personas como Ishikawa hace que el manejo de Japón de lo que el primer ministro, Naoto Kan, llamó la crisis más grave desde la Segunda Guerra Mundial, sea mucho más difícil debido a la atención pública. En cuanto Kan declaró el estado nuclear de emergencia, cinco horas después del terremoto, páginas web como Twitter y Facebook empezaron a ofrecer información alternativa.
“Los medios sociales impulsan al gobierno a actuar con más rapidez”, dijo Laura Roeder, una consultora de marketing de medios sociales de Los Ángeles. “Los gobiernos ya no pueden ocultar información. Ésta puede difundirse muy rápido y llegar a muchas personas”.
El terremoto de intensidad 9 del 11 de marzo y el tsunami de siete metros que le siguió anularon los sistemas de enfriamiento de la planta Fukushima Dai-Ichi. La acumulación de presión provocó explosiones de hidrógeno que dañaron por lo menos tres reactores y generaron filtraciones de radiación.
El Organismo Internacional de Energía Atómica de las Naciones Unidas dio al desastre una calificación de 5 sobre 7. Chernobyl fue el único accidente que mereció un 7, dado que 1.200 toneladas de grafito y materia radioactiva ingresaron al aire, contaminaron la tierra y elevaron el nivel de cáncer, según la Asociación Nuclear Mundial.
A diferencia de sus pares soviéticos, los japoneses han seguido el drama a través de una constante cobertura periodística que comprende informes del gobierno, la operadora de la planta -Tokyo Electric Power Co.- y el organismo nuclear. Se presiona a los funcionarios para que publiquen todo, desde la situación de cada reactor hasta el nivel de radiación hallado en la espinaca local.
Los términos “millisievert” y “Becquerel” -medidas de radiación- han ingresado al vocabulario cotidiano, y los 50 trabajadores nucleares anónimos que en un primer momento abordaron el desastre se convirtieron en un fenómeno de blog.
Ishikawa, un ex investigador de Nippon Telegraph Telephone Corp., usa datos de un contador Geiger que compró hace seis años por $200. Su página web ha atraído más de 300 mil visitantes, cuando antes del terremoto tenía 1 mil, dijo.
“Los gobiernos e instituciones que en el pasado podrían haber intentado monopolizar la información ahora se encuentran en una era en la que casi todos tienen la capacidad de informar”, dijo Ishikawa, que tiene 68 años, por teléfono desde Tokio.
Tokio
Tamara Kruglikova esperó durante días que los funcionarios soviéticos anunciaran el desastre nuclear de Chernobyl, que ocurrió a unos 140 kilómetros de su casa. Hiroshi Ishikawa informa online sobre los niveles de radiación cada 30 segundos a los efectos de complementar los informes del gobierno japonés sobre la filtración de Fukushima.
El 26 de abril de 1986, mientras el reactor de Chernobyl lanzaba radiación al aire, los hijos de Kruglikova jugaban al aire libre en la ciudad de Gomal y los adultos se preparaban para los desfiles del 1 de mayo. Lo que les producía curiosidad era la razón por la cual el lodo adquiría un color entre amarillo y anaranjado cuando lloviznaba, dijo en entrevista telefónica desde Gomel.
“Los japoneses no pueden imaginarse la ignorancia en la que vivíamos”, dijo Kruglikova, una profesora de literatura de 60 años. “Al principio, lo único que sabíamos era un rumor, pero mucha gente confiaba en la versión oficial”.
La participación de personas como Ishikawa hace que el manejo de Japón de lo que el primer ministro, Naoto Kan, llamó la crisis más grave desde la Segunda Guerra Mundial, sea mucho más difícil debido a la atención pública. En cuanto Kan declaró el estado nuclear de emergencia, cinco horas después del terremoto, páginas web como Twitter y Facebook empezaron a ofrecer información alternativa.
“Los medios sociales impulsan al gobierno a actuar con más rapidez”, dijo Laura Roeder, una consultora de marketing de medios sociales de Los Ángeles. “Los gobiernos ya no pueden ocultar información. Ésta puede difundirse muy rápido y llegar a muchas personas”.
El terremoto de intensidad 9 del 11 de marzo y el tsunami de siete metros que le siguió anularon los sistemas de enfriamiento de la planta Fukushima Dai-Ichi. La acumulación de presión provocó explosiones de hidrógeno que dañaron por lo menos tres reactores y generaron filtraciones de radiación.
El Organismo Internacional de Energía Atómica de las Naciones Unidas dio al desastre una calificación de 5 sobre 7. Chernobyl fue el único accidente que mereció un 7, dado que 1.200 toneladas de grafito y materia radioactiva ingresaron al aire, contaminaron la tierra y elevaron el nivel de cáncer, según la Asociación Nuclear Mundial.
A diferencia de sus pares soviéticos, los japoneses han seguido el drama a través de una constante cobertura periodística que comprende informes del gobierno, la operadora de la planta -Tokyo Electric Power Co.- y el organismo nuclear. Se presiona a los funcionarios para que publiquen todo, desde la situación de cada reactor hasta el nivel de radiación hallado en la espinaca local.
Los términos “millisievert” y “Becquerel” -medidas de radiación- han ingresado al vocabulario cotidiano, y los 50 trabajadores nucleares anónimos que en un primer momento abordaron el desastre se convirtieron en un fenómeno de blog.
Ishikawa, un ex investigador de Nippon Telegraph Telephone Corp., usa datos de un contador Geiger que compró hace seis años por $200. Su página web ha atraído más de 300 mil visitantes, cuando antes del terremoto tenía 1 mil, dijo.
“Los gobiernos e instituciones que en el pasado podrían haber intentado monopolizar la información ahora se encuentran en una era en la que casi todos tienen la capacidad de informar”, dijo Ishikawa, que tiene 68 años, por teléfono desde Tokio.
Tokio