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Surge alternativa para un turismo sostenible

Carmen Juncos cjuncos@larepublica.net | Miércoles 19 diciembre, 2007




Una tabla de salvación para evitar el colapso de la industria sin chimeneas emerge en pocos destinos, entre ellos Costa Rica
Surge alternativa para un turismo sostenible

• Novedoso modelo de turismo creativo permite desarrollo y sostenibilidad económica, social y cultural


Carmen Juncos
cjuncos@larepublica.net

Un modelo original de turismo que solo se pone en práctica por el momento en pocos lugares del mundo, ha surgido en Costa Rica como alternativa para evitar el deterioro que ocasiona al ambiente el tradicional turismo masivo.
La nueva opción de actividad turística tiene características que permiten el desarrollo sostenible de ese sector de la economía y a la vez el progreso social al propiciar la conservación de la cultura local, la biodiversidad y el encadenamiento.
El nuevo modelo es un tercer paso en esta evolución, que aparece luego del primer boom del turismo de sol y playa y del segundo, ya en total auge en Europa, el turismo cultural o rural.
El llamado turismo creativo surge para dar un paso más adelante y garantizar la continuidad del turismo rural. Este último apareció debido a la separación producida en los últimos 50 años entre la gente de la ciudad y la de las zonas rurales, lo cual produjo una saturación de las sociedades urbanas sumergidas en el modelo de vida basado en un alto consumo, según explica el español Guillén Calvo Valderrama, asesor de UNESCO, quien estuvo en Costa Rica recientemente.
Valderrama permaneció un corto tiempo en el país para dar continuidad a un proyecto que esa entidad internacional desarrolla y cuyo capítulo nacional se lleva a cabo con el apoyo del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), relacionado con la interacción entre la diversidad cultural y la biológica.
Este experto quedó sorprendido al descubrir en el país la existencia del proyecto que lleva a cabo la Fundación Tayutic en la Hacienda Tayutic —propiedad de la familia Ortuño-Victory— que alberga hoy un original hotel, producto de haber transformado la antigua casona familiar y sus alrededores en un espacio para el turismo.
Calvo considera que el proyecto de turismo creativo que ahí se desarrolla se debería llevar a otras partes para reproducir los beneficios que significa para la comunidad local, para los empresarios y para los visitantes que pueden vivir la experiencia. A la vez, este modelo de turismo contribuye en gran medida a la conservación de la diversidad cultural y por lo tanto de la diversidad biológica, algo que, según Calvo va siempre de la mano ya que uno depende del otro.
Según este experto, el estilo de desarrollo en las urbes alejó a los consumidores de las fuentes de producción, de los ambientes rurales ligados a la naturaleza, de las fuentes de cultura y de la geografía de donde surgen los productos que consumen.
Esto fue generando una demanda en el contexto urbano. La gente comenzó a buscar reconectarse con aquellas fuentes y disfrutar del medio ambiente, comer cosas sanas y a la vez aprender sobre dónde y cómo se producen aquellos alimentos, los secretos de elaboración tradicionales que conservan su mejor sabor y cualidades nutritivas y de beneficio para la salud. Comenzó así el disfrute de “el sabor y el saber”, nuevo concepto de gastronomía.
Por otra parte, la gente de las comarcas rurales tiene para ofrecer justamente aquello que los consumidores de la ciudad buscan. Si esta demanda es adecuadamente percibida por el sector empresarial, este puede iniciar los negocios que van a propiciar ese intercambio entre el campo y la ciudad.
Sin embargo, la clave para que esto sea sostenible, puntualiza Calvo, es no desvirtuar la identidad cultural local mediante el montaje de un show artificial para mostrar al turista. Es en este punto en donde hace su aparición el turismo creativo.
Para que el proceso sea de beneficio y sostenible ha de basarse en un proyecto creativo que conduzca a la comunidad de una localidad a redescubrir sus mejores valores, su identidad y su cultura como algo muy valioso que mostrar y compartir; es decir, desarrollando el potencial de los miembros de la comunidad para convertirlos en protagonistas del hecho cultural que mostrarán al visitante y que les permitirá a la vez su propio desarrollo personal y comunal.
El modelo desarrollado por la Fundación Tayutic se lleva a cabo bajo la dirección de la experta guatemalteca Marcela Valdeavellano, máster internacional en Turismo de la Universidad de Las Palmas de Gran Canarias y máster en Marketing Turístico de la Universidad de Washington, quien ha contado con el respaldo de la familia Ortuño-Victory y la participación de la comunidad.
Valdeavellano investiga primero hasta descubrir qué es considera la comunidad como sus mayores valores y su patrimonio cultural, y a partir de eso se inicia la capacitación a los lugareños para que desarrollen, ellos mismos, espacios para experiencias culturales que ofrecerán luego al turista. Esto eleva su autoestima, desarrolla sus potencialidades y se produce así el desarrollo humano, social y turístico sostenible que garantiza el desarrollo económico empresarial. Un círculo virtuoso donde todo es ganar-ganar.
Este proceso es precisamente el que caracteriza al turismo creativo y lo diferencia del turismo rural conocido. Generalmente, quienes son capaces de descubrir y desarrollar esas potencialidades en la gente del campo son los artistas, pero a condición de que estos se despojen de su ego y estén en disposición de compartir con la gente.
Esto es lo que ya se está logrando en Hacienda Tayutic, bajo la dirección de Valdeavellano y con la participación de varios artistas entre ellos, Ariane Garnier.
Los “vestidos” que caracterizan las creaciones de Garnier como artista, están cargados de simbolismo. Ahora, muchas mujeres de la comunidad han sido capacitadas y han aprendido a expresarse también por ese medio. Cada vestido, elaborado en cedazo, lleva en su interior pequeños elementos que simbolizan la verdadera identidad de su creadora, sus valores y anhelos, no la apariencia externa que la sociedad les exige mostrar a esas mujeres. Un rescate de identidad cultural a través de una práctica creativa dirigida.
Luego las creaciones son colgadas de las ramas de los árboles de un bosque, en Tayutic, bautizado como “El Bosque de las Mujeres” y que ahora admiran los turistas a quienes se les explica en qué consiste su significado.
Otro ejemplo es el “Sendero de las Leyendas”, que es la recopilación de las leyendas de la zona por parte de la artista cuentacuentos Ana Victoria Garro y gente de la comunidad, quienes fueron capacitadas luego por Garro en el arte de contar estas leyendas al turista visitante.
El concepto de turismo de Hacienda Tayutic, “The renewal experience”, es novedoso y se aleja del concepto convencional de hotel. En primer lugar, se reciben solo grupos de diez o 12 personas por vez (posteriormente se ampliará el número), quienes son atendidas personalmente por Federico Ortuño como invitados a su casa y por un personal entrenado para mantener la tradición culinaria de la familia, además de ofrecer alternativas de carácter internacional. Todo a elección del visitante, quien podrá entrar directamente a la cocina, hablar con las cocineras y pedir gustos.
La vieja casona de la familia Ortuño ha sido remodelada totalmente para brindar todo el confort que alguien podría esperar en un hotel convencional, pero conservando su estilo tradicional cargado de encanto para el turista. En ella hay cinco habitaciones y el resto del grupo se hospeda en aposentos construidos en los amplios jardines que rodean la casona.
Cada visitante elegirá a su gusto o apetencia, qué hacer a cada hora del día, pero existe permanente oferta para visitar la zona donde se cultiva y procesa macadamia y sus subproductos, el café o la caña de azúcar orgánicos y subproductos (licor de café, y postres), todo para exportación.
La oferta se extiende con paseos a pie o a caballo, disfrutar del spa al aire libre o los amplios jardines, hasta leer en cómodos sillones o ser atendidos en la casa familiar en cualquier momento con bebidas u otros “antojos”.
Un verdadero encuentro con la cultura y tradiciones de una zona rural, con total disfrute de la naturaleza, atención privilegiada y personalizada. Un paraíso de placer, descanso y conocimiento para los habitantes de las ciudades del mundo.






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