¿Sumamos, dividimos o restamos? Me inclino por la primera ¿Usted?
Jack Torres Leandro jack@innovuscr.com | Viernes 24 abril, 2020
Para iniciar estas líneas, he querido acoger una frase de Jackie Robinson: “una vida es importante en la medida que impacte positivamente a otros.”
Con ello, algo trascendental, uno puede tomar decisiones los cuales acarrean una serie de resultados, pero ya sean buenos o malos lo que determinará verdaderamente el impacto será la forma de controlar las acciones que puedan derivarse.
En este sentido, al vivir en un mundo social; la importancia de clarificar nuestro propósito de caminar es trascendental para ser parte de algo mayor a nuestro entendimiento; y con ello tener un alcance mayor en cuanto a impacto se refiere.
Al trasladar lo anterior en el plano organizacional, nuestra posición no determina nuestra trascendencia; será el trabajo y la convicción con el que lo realicemos el que en definitiva marcará una gran diferencia, sobre todo teniendo claridad el ¿por qué lo estoy haciendo?
La actitud resultante de la confianza es la principal herramienta que todo ser humano tiene a su disposición, y nada ni nadie podrá erradicarla por más que así lo quiera.
Con la confianza, viene la actitud de competencia, siendo importante ser brillante en lo básico, para que exista un proceso de evolución a partir de las oportunidades que se presenten en el devenir.
Acá una analogía, si se tuviera como meta el correr tres millas en 18 minutos, es necesario reconocer la importancia de entrenar y prepararse mejor; así sucede en la cotidianidad de la vida laboral y personal.
Sin embargo, lo que en algunos momentos prevalece es el quejarnos de no poder lograrlo sin antes haber recorrido un camino de disciplina y esfuerzo. Por ello, es importante separar todo aquello que nos aleja de nuestros objetivos, es decir lo que no contribuye o suma a nuestras vidas, dejemos de invertir tiempo y esfuerzo sobre ello.
Aprovecho, ¿Ha identificado aquello que no le suma en la vida? Esta introspección es importante, ya que como bien lo decía Teddy Roosevelt a nadie le importará el conocimiento a menos que les demuestres lo mucho que te preocupas.
Este “preocuparse”, no es lineal; es decir no existe una receta, pero todos tenemos nuestras formas de demostrarlo ya sea con palabras o con inversión de tiempo. Por consiguiente, una reflexión de George Washington: “ para liderar es necesario escuchar, aprender, ayudar y luego liderar”.
Sin embargo, el tomar una tutela de una actividad, tarea u por ende organización, en definitiva primero es necesario el haber sido seguidor; lamentablemente, el oportunismo es lo que florece cuando el poder se asoma a la vuelta de la esquina.
Bien lo decía el Presidente Eisenhower sobre el liderazgo: “es persuasión, conciliación, educación y sobre todo paciencia. Es un caminar largo, despacio y sobre todo cargado de mucho trabajo; mismo que no todos deciden tomar, pero hay alguien que siempre lo acogerá.”
En este sentido, para alcanzar las estrellas Napoleon Bonaparte mencionaba que la moral de los equipos siempre será la clave para el éxito, esto por la combinación de lo intangible (confianza) que reside en el interior de las personas resultando en la fortaleza física, agilidad mental y resilencia espiritual de cada ser humano.
Un ejemplo de lo escrito, Presidente Nelson Mandela un hombre que se dio a la tarea de debilitar las interminables represalias; negándose a regodearse en el amargo pasado y al desprenderse condujo a su nación dividida hacia la reconciliación.
Desde el lugar que se encuentre en esta sociedad quisiera preguntarle, usted conduce hacia la reconciliación o a la división que tanto afecta al ORBE.