"Soy optimista, sin ser cándida"
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Martes 15 marzo, 2011
La presidenta Laura Chinchilla confía en que el plan fiscal se apruebe, aunque ello le consuma sus cuatro años de gestión
“Soy optimista, sin ser cándida”
En cuanto al conflicto con Nicaragua, mandataria no tiene urgencia en reunirse con su homólogo Daniel Ortega
La pantalla de plasma que se sitúa a un lado de su escritorio sintonizaba Repretel. Al tiempo que se transmitía el programa vespertino “Lo que callamos las mujeres”, la presidenta Laura Chinchilla fue enfática en una entrevista especial dada a LA REPUBLICA, en que no dará marcha atrás con el plan fiscal que envió a la Asamblea Legislativa, para incrementar los ingresos del Estado, aunque es consciente de que el proyecto requiere algunas modificaciones que ya negocia con el resto de bancadas.
Esta es la segunda parte de la conversación en la que Chinchilla habla además sobre el conflicto con Nicaragua, el polémico plan de descentralización municipal, que recientemente puso en conocimiento de los diputados, y la situación económica actual del país.
En el plano económico, todavía estamos sufriendo estragos por la crisis ¿cuál es su plan para que el país logre salir de ella?
El plan lo anunciamos desde los 100 días de Gobierno. Estamos hablando de metas muy ambiciosas de atracción de inversión extranjera directa, exportaciones, tasa de crecimiento de la economía y empleos que vamos a generar. El cómo lo estamos haciendo, es una mezcla de varias políticas. Mi agenda está enfocada en todo lo que es la atracción de inversión y desarrollar inversión pública. Esas son las dos grandes fuentes de crecimiento de nuestra economía, la atracción de inversión directa.
¿Todavía tiene esperanza de que se apruebe el plan fiscal que envió al Congreso?
Si algo tengo yo, es que soy optimista, sin ser cándida. Es un optimismo moderado, pero también basado en el realismo. Hay algo a lo que me estoy aferrando, todo el mundo reconoce la seriedad del problema fiscal y ya a partir de eso, el Gobierno salió ganando en esta discusión. Que cada quien procure una solución específica, para nosotros no es ningún problema; estoy segura de que podremos integrar muchos de esos aportes, para acoger algunas de las reformulaciones que nos han propuesto y una vez que hagamos eso, yo no sé cómo, procurando ser políticamente responsable, la gente nos va a decir que no, porque hay que buscar una salida rápida a este problema.
Los cuatro años de la administración de Abel Pacheco se consumieron negociando también un plan fiscal, que al final no se aprobó. ¿No cree que le pueda pasar lo mismo a su administración?
A mí me daría miedo ceder en mis convicciones y si estoy convencida de que el país necesita un plan fiscal, tengo la obligación de sostener esa discusión. La garantía de que eso me vaya a salir en un plazo determinado, no puedo darla, porque todos tenemos claro cómo han cambiado los congresos en el país, desde la época de Abel Pacheco que fue cuando se rompió el bipartidismo. Yo me atrevería a decir por ejemplo, que si no hubiese sido que encontramos el mecanismo del referéndum, posiblemente a don Oscar se le hubiesen ido los cuatro años apenas para aprobar el TLC con Estados Unidos, de manera tal que no tiene que ver necesariamente con una u otra política, tiene que ver con las enormes dificultades que está viviendo nuestro parlamento para que en aquellos temas complejos de verdad podamos ponernos de acuerdo.
Junto al plan fiscal está sobre la mesa de discusión la necesidad de generar un plan de austeridad a lo interno del Gobierno. En este sentido, a nivel de la ciudadanía hay una expectativa de que el Gobierno reduzca sus gastos. ¿Cree que es posible lograrlo?
Tiene toda la razón la ciudadanía de demandar eso, si yo estuviese viendo las cosas desde la calle estaría diciendo lo mismo, pero además quiero decirles a los ciudadanos que nos lo estamos tomando en serio. El presupuesto de 2011, solo creció un 13%. El presupuesto de 2010 había crecido un 25%. Ya eso supuso, bajar la tendencia en el crecimiento del presupuesto de la República.
Además, les pedí a los ministros un recorte adicional, que me consta, lo están haciendo. Tenemos ahora que movernos a otro ámbito, que son las instituciones descentralizadas. El Gobierno está tomándose en serio el poder contener el crecimiento del gasto, siempre y cuando ello no afecte la inversión en infraestructura e inversión social.
Por otro lado, hay un controvertido proyecto en la Asamblea Legislativa para dar más recursos a las municipalidades. ¿Cree que es el momento adecuado para lograr esa descentralización a nivel municipal?
Esta discusión se debió haber tenido cuando se aprobaron esas reformas. Este Gobierno lo que ha hecho es lo básico que cualquier Gobierno está obligado a hacer. Es decir, atender sus obligaciones constitucionales, a riesgo si no, de ser demandado y hasta tener consecuencias penales. Si hay algo que uno no puede violentar son las disposiciones constitucionales. Hubo una obligación constitucional que nos fue impuesta, no la escogí yo. En aquel momento, me extrañó que no hubiera el debate, ahora se da, cuando ya no hay más salidas, más que cumplir la norma constitucional. Además, estamos descentralizando la atención de los caminos cantonales, nadie puede argumentar que invertir en infraestructura es malo, yo no entiendo la crítica que nos han hecho, es una inversión que el país necesita.
Laura Alfaro, ministra de Planificación, asegura que no hay dinero para ejecutar esa propuesta. ¿Por qué impulsar un proyecto de descentralización que financieramente no es viable?
Dijimos lo mismo con la reforma a la educación, es lo mismo, no tenemos la plata; pero yo tengo ya obligaciones de enviar en 2014 un presupuesto con ese dinero. Entonces no hagamos esas reformas constitucionales y todas esas reformas que estamos hablando, ya estaban avanzadas desde antes.
Siguiendo en materia de infraestructura vial, ¿cuándo se van a ejecutar los primeros $350 millones del crédito por $800 millones del Banco Interamericano de Desarrollo? ¿Por qué no se le ha dado celeridad a ese dinero?
Se la hemos dado y van a ver en el momento en que publiquemos y firmemos las licitaciones. Van a ver en un análisis estadístico que estamos preparando, el cómo se han acelerado esas licitaciones. Me he encargado de averiguar cuánto le ha tomado al país históricamente ejecutar los préstamos internacionales y el dato que me dieron fue espeluznante, a Costa Rica le ha tomado en promedio 670 días. Van a ver las diferencias que haremos, frente a lo que ha venido pasando. Pronto saldrán las licitaciones que nos permitirán ejecutar esas obras. Me hubiera gustado reducir a la mitad el tiempo que nos ha tomado, pero haremos un cambio importante que se va a notar.
Tras las experiencias recientes del modelo de concesión, principalmente para infraestructura vial, ¿todavía considera factible este modelo?
Por supuesto, de otra manera no habríamos firmado la concesión más grande que se ha firmado en la historia del país, que fue la terminal de contenedores de Moín. Ahora, tiene que haber condiciones para seguir adelante, primero que los términos de referencia de la concesión se preparen con rigor y, segundo, que haya órganos fiscalizadores eficientes y que de verdad se pongan la camisa de lo público. Esas han sido las dos debilidades, cosa que tratamos de evitar con esta gran concesión, de manera que el país recupere la fe en este mecanismo.
En cuanto al conflicto sobre Isla Portillo-Calero, ¿cómo ve la relación a futuro con Nicaragua, tras la orden de la Corte Internacional de Justicia?
Confiamos en que habiéndose removido el obstáculo principal, que nos había impedido acercarnos, podamos retomar esas relaciones en beneficio de ambos países, posiblemente no será de la noche a la mañana, pero me parece que las declaraciones que han venido de uno u otro gobierno y la gestión que vienen realizando varios países amigos, van a facilitar ese acercamiento.
¿Será necesario comenzar a analizar cómo el país debe prepararse y la posibilidad de tener un contingente de ejército, en caso de que ni el derecho internacional nos pueda defender?
¿Cuál es la diferencia entre un ejército y un cuerpo nacional de policía bien dotado? El ejército tiene capacidad ofensiva, supone no solo la defensa de un territorio, sino además la posibilidad de atacar y destruir territorio fuera del suyo. Costa Rica nunca hará eso, no está en nuestra vocación. No hay que ir a ese punto. Cuando comenzamos a discutir cómo mejorar la defensa de nuestro territorio, la gente presume que queremos un ejército. Ya lo he dicho de manera reiterada, cuando tomamos la decisión en 1948 de ser una nación desarmada, eso no significó, tener una nación indefensa. Los ticos en algunas cosas hemos sido muy irresponsables, nunca quisimos pensar en la policía, no quisimos invertir en ella. Por eso, no comprendo cómo algunos sectores no entienden la importancia de invertir en una policía de fronteras que no va a tener capacidad ofensiva, pero sí disuasiva.
Nicaragua continuará con el dragado en el río San Juan, lo cual podría desatar nuevos conflictos. ¿Se tiene algún plan para prever un nuevo litigio?
Cuando hay dos partes en una relación, una solo puede garantizar el 50% de esa relación, el resto se me escapa de las manos. Sin embargo, después del fallo de La Haya, algo tendrá que cambiar en la actitud con Nicaragua, por lo menos en relación con este conflicto, porque la Corte va a estar observando y fue suficientemente previsora como para hacer una advertencia al decirles a ambas partes que deben abstener de provocar, de manera tal que volver a ver a Edén Pastora otra vez dragando, depositando sedimentos y dando de nuevo esas declaraciones, comprometería mucho al Gobierno de Nicaragua; es decir, Nicaragua va a poder dragar, como es su derecho, pero en el marco de las disposiciones que rigen ese tipo de trabajos y mientras no afecte nuestro territorio.
El miércoles usted viaja a Guatemala para participar en una reunión con el secretario general de la ONU y demás mandatarios de Centroamérica. En la cita podría estar el presidente Daniel Ortega. ¿Estaría dispuesta a sentarse a dialogar con él?
Preferiría no adelantar criterio hasta no saber si él acudirá o no a la cita.
¿De qué depende que se siente a dialogar con su homólogo nicaragüense?
Las condiciones están clarísimas. Obviamente que hayan salido de isla Portillo de manera sostenible y luego queremos hacernos acompañar de terceras partes, que de alguna manera faciliten el acercamiento.
¿Cuánto tiempo necesita para suponer que es real la salida de militares nicaragüenses de Isla Portillo?
La verdad es que no me urge, ahorita lo que corresponde es, sobre todo, que tomemos todas las disposiciones para hacer valederas las órdenes que instruyó la Corte.
En las próximas semanas viajará también a Estados Unidos, ¿tiene previsto reunirse con el presidente Obama?
Tengo una agenda pendiente en Estados Unidos, importante para los intereses nacionales y no quise sujetarla a una visita de Estado, porque si no, tendría que esperar a que ellos me confirmaran y mi agenda no se puede detener por eso, de manera que vamos, pero no hay nada confirmado con el presidente Obama.
Luis Alberto Muñoz
Natasha Cambronero
lmunoz@larepublica.net
ncambronero@larepublica.net
“Soy optimista, sin ser cándida”
En cuanto al conflicto con Nicaragua, mandataria no tiene urgencia en reunirse con su homólogo Daniel Ortega
La pantalla de plasma que se sitúa a un lado de su escritorio sintonizaba Repretel. Al tiempo que se transmitía el programa vespertino “Lo que callamos las mujeres”, la presidenta Laura Chinchilla fue enfática en una entrevista especial dada a LA REPUBLICA, en que no dará marcha atrás con el plan fiscal que envió a la Asamblea Legislativa, para incrementar los ingresos del Estado, aunque es consciente de que el proyecto requiere algunas modificaciones que ya negocia con el resto de bancadas.
Esta es la segunda parte de la conversación en la que Chinchilla habla además sobre el conflicto con Nicaragua, el polémico plan de descentralización municipal, que recientemente puso en conocimiento de los diputados, y la situación económica actual del país.
En el plano económico, todavía estamos sufriendo estragos por la crisis ¿cuál es su plan para que el país logre salir de ella?
El plan lo anunciamos desde los 100 días de Gobierno. Estamos hablando de metas muy ambiciosas de atracción de inversión extranjera directa, exportaciones, tasa de crecimiento de la economía y empleos que vamos a generar. El cómo lo estamos haciendo, es una mezcla de varias políticas. Mi agenda está enfocada en todo lo que es la atracción de inversión y desarrollar inversión pública. Esas son las dos grandes fuentes de crecimiento de nuestra economía, la atracción de inversión directa.
¿Todavía tiene esperanza de que se apruebe el plan fiscal que envió al Congreso?
Si algo tengo yo, es que soy optimista, sin ser cándida. Es un optimismo moderado, pero también basado en el realismo. Hay algo a lo que me estoy aferrando, todo el mundo reconoce la seriedad del problema fiscal y ya a partir de eso, el Gobierno salió ganando en esta discusión. Que cada quien procure una solución específica, para nosotros no es ningún problema; estoy segura de que podremos integrar muchos de esos aportes, para acoger algunas de las reformulaciones que nos han propuesto y una vez que hagamos eso, yo no sé cómo, procurando ser políticamente responsable, la gente nos va a decir que no, porque hay que buscar una salida rápida a este problema.
Los cuatro años de la administración de Abel Pacheco se consumieron negociando también un plan fiscal, que al final no se aprobó. ¿No cree que le pueda pasar lo mismo a su administración?
A mí me daría miedo ceder en mis convicciones y si estoy convencida de que el país necesita un plan fiscal, tengo la obligación de sostener esa discusión. La garantía de que eso me vaya a salir en un plazo determinado, no puedo darla, porque todos tenemos claro cómo han cambiado los congresos en el país, desde la época de Abel Pacheco que fue cuando se rompió el bipartidismo. Yo me atrevería a decir por ejemplo, que si no hubiese sido que encontramos el mecanismo del referéndum, posiblemente a don Oscar se le hubiesen ido los cuatro años apenas para aprobar el TLC con Estados Unidos, de manera tal que no tiene que ver necesariamente con una u otra política, tiene que ver con las enormes dificultades que está viviendo nuestro parlamento para que en aquellos temas complejos de verdad podamos ponernos de acuerdo.
Junto al plan fiscal está sobre la mesa de discusión la necesidad de generar un plan de austeridad a lo interno del Gobierno. En este sentido, a nivel de la ciudadanía hay una expectativa de que el Gobierno reduzca sus gastos. ¿Cree que es posible lograrlo?
Tiene toda la razón la ciudadanía de demandar eso, si yo estuviese viendo las cosas desde la calle estaría diciendo lo mismo, pero además quiero decirles a los ciudadanos que nos lo estamos tomando en serio. El presupuesto de 2011, solo creció un 13%. El presupuesto de 2010 había crecido un 25%. Ya eso supuso, bajar la tendencia en el crecimiento del presupuesto de la República.
Además, les pedí a los ministros un recorte adicional, que me consta, lo están haciendo. Tenemos ahora que movernos a otro ámbito, que son las instituciones descentralizadas. El Gobierno está tomándose en serio el poder contener el crecimiento del gasto, siempre y cuando ello no afecte la inversión en infraestructura e inversión social.
Por otro lado, hay un controvertido proyecto en la Asamblea Legislativa para dar más recursos a las municipalidades. ¿Cree que es el momento adecuado para lograr esa descentralización a nivel municipal?
Esta discusión se debió haber tenido cuando se aprobaron esas reformas. Este Gobierno lo que ha hecho es lo básico que cualquier Gobierno está obligado a hacer. Es decir, atender sus obligaciones constitucionales, a riesgo si no, de ser demandado y hasta tener consecuencias penales. Si hay algo que uno no puede violentar son las disposiciones constitucionales. Hubo una obligación constitucional que nos fue impuesta, no la escogí yo. En aquel momento, me extrañó que no hubiera el debate, ahora se da, cuando ya no hay más salidas, más que cumplir la norma constitucional. Además, estamos descentralizando la atención de los caminos cantonales, nadie puede argumentar que invertir en infraestructura es malo, yo no entiendo la crítica que nos han hecho, es una inversión que el país necesita.
Laura Alfaro, ministra de Planificación, asegura que no hay dinero para ejecutar esa propuesta. ¿Por qué impulsar un proyecto de descentralización que financieramente no es viable?
Dijimos lo mismo con la reforma a la educación, es lo mismo, no tenemos la plata; pero yo tengo ya obligaciones de enviar en 2014 un presupuesto con ese dinero. Entonces no hagamos esas reformas constitucionales y todas esas reformas que estamos hablando, ya estaban avanzadas desde antes.
Siguiendo en materia de infraestructura vial, ¿cuándo se van a ejecutar los primeros $350 millones del crédito por $800 millones del Banco Interamericano de Desarrollo? ¿Por qué no se le ha dado celeridad a ese dinero?
Se la hemos dado y van a ver en el momento en que publiquemos y firmemos las licitaciones. Van a ver en un análisis estadístico que estamos preparando, el cómo se han acelerado esas licitaciones. Me he encargado de averiguar cuánto le ha tomado al país históricamente ejecutar los préstamos internacionales y el dato que me dieron fue espeluznante, a Costa Rica le ha tomado en promedio 670 días. Van a ver las diferencias que haremos, frente a lo que ha venido pasando. Pronto saldrán las licitaciones que nos permitirán ejecutar esas obras. Me hubiera gustado reducir a la mitad el tiempo que nos ha tomado, pero haremos un cambio importante que se va a notar.
Tras las experiencias recientes del modelo de concesión, principalmente para infraestructura vial, ¿todavía considera factible este modelo?
Por supuesto, de otra manera no habríamos firmado la concesión más grande que se ha firmado en la historia del país, que fue la terminal de contenedores de Moín. Ahora, tiene que haber condiciones para seguir adelante, primero que los términos de referencia de la concesión se preparen con rigor y, segundo, que haya órganos fiscalizadores eficientes y que de verdad se pongan la camisa de lo público. Esas han sido las dos debilidades, cosa que tratamos de evitar con esta gran concesión, de manera que el país recupere la fe en este mecanismo.
En cuanto al conflicto sobre Isla Portillo-Calero, ¿cómo ve la relación a futuro con Nicaragua, tras la orden de la Corte Internacional de Justicia?
Confiamos en que habiéndose removido el obstáculo principal, que nos había impedido acercarnos, podamos retomar esas relaciones en beneficio de ambos países, posiblemente no será de la noche a la mañana, pero me parece que las declaraciones que han venido de uno u otro gobierno y la gestión que vienen realizando varios países amigos, van a facilitar ese acercamiento.
¿Será necesario comenzar a analizar cómo el país debe prepararse y la posibilidad de tener un contingente de ejército, en caso de que ni el derecho internacional nos pueda defender?
¿Cuál es la diferencia entre un ejército y un cuerpo nacional de policía bien dotado? El ejército tiene capacidad ofensiva, supone no solo la defensa de un territorio, sino además la posibilidad de atacar y destruir territorio fuera del suyo. Costa Rica nunca hará eso, no está en nuestra vocación. No hay que ir a ese punto. Cuando comenzamos a discutir cómo mejorar la defensa de nuestro territorio, la gente presume que queremos un ejército. Ya lo he dicho de manera reiterada, cuando tomamos la decisión en 1948 de ser una nación desarmada, eso no significó, tener una nación indefensa. Los ticos en algunas cosas hemos sido muy irresponsables, nunca quisimos pensar en la policía, no quisimos invertir en ella. Por eso, no comprendo cómo algunos sectores no entienden la importancia de invertir en una policía de fronteras que no va a tener capacidad ofensiva, pero sí disuasiva.
Nicaragua continuará con el dragado en el río San Juan, lo cual podría desatar nuevos conflictos. ¿Se tiene algún plan para prever un nuevo litigio?
Cuando hay dos partes en una relación, una solo puede garantizar el 50% de esa relación, el resto se me escapa de las manos. Sin embargo, después del fallo de La Haya, algo tendrá que cambiar en la actitud con Nicaragua, por lo menos en relación con este conflicto, porque la Corte va a estar observando y fue suficientemente previsora como para hacer una advertencia al decirles a ambas partes que deben abstener de provocar, de manera tal que volver a ver a Edén Pastora otra vez dragando, depositando sedimentos y dando de nuevo esas declaraciones, comprometería mucho al Gobierno de Nicaragua; es decir, Nicaragua va a poder dragar, como es su derecho, pero en el marco de las disposiciones que rigen ese tipo de trabajos y mientras no afecte nuestro territorio.
El miércoles usted viaja a Guatemala para participar en una reunión con el secretario general de la ONU y demás mandatarios de Centroamérica. En la cita podría estar el presidente Daniel Ortega. ¿Estaría dispuesta a sentarse a dialogar con él?
Preferiría no adelantar criterio hasta no saber si él acudirá o no a la cita.
¿De qué depende que se siente a dialogar con su homólogo nicaragüense?
Las condiciones están clarísimas. Obviamente que hayan salido de isla Portillo de manera sostenible y luego queremos hacernos acompañar de terceras partes, que de alguna manera faciliten el acercamiento.
¿Cuánto tiempo necesita para suponer que es real la salida de militares nicaragüenses de Isla Portillo?
La verdad es que no me urge, ahorita lo que corresponde es, sobre todo, que tomemos todas las disposiciones para hacer valederas las órdenes que instruyó la Corte.
En las próximas semanas viajará también a Estados Unidos, ¿tiene previsto reunirse con el presidente Obama?
Tengo una agenda pendiente en Estados Unidos, importante para los intereses nacionales y no quise sujetarla a una visita de Estado, porque si no, tendría que esperar a que ellos me confirmaran y mi agenda no se puede detener por eso, de manera que vamos, pero no hay nada confirmado con el presidente Obama.
Luis Alberto Muñoz
Natasha Cambronero
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