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FORO DE LECTORES


Sobre la ingobernabilidad

| Lunes 09 julio, 2012


Sobre la ingobernabilidad

Desde hace varios años se habla de ingobernabilidad. Este oscuro concepto lo esgrimen los gobernantes cuando no logran cuajar sus proyectos.
Nadie dice que gobernar en democracia es fácil. Sin embargo, ninguna persona sensata que conozca la historia de los gobiernos de fuerza, puede repudiar el camino democrático que nuestro país sabiamente eligió hace más de un siglo.
Detrás de la queja de ingobernabilidad, a menudo se esconden gobernantes proclives a la “dictadura en democracia”, totalmente contraria al ser costarricense y nuestra idiosincrasia, incapaces de mover la maquinaria estatal con eficiencia, legalidad y honestidad.
Quien condiciona el éxito gubernamental a la aprobación de determinadas leyes o reformas constitucionales no debió postularse para el cargo. El frío no está en las cobijas.
Una causa importante del deterioro de nuestros servicios públicos y la parálisis institucional que vivimos, se debe al empeño de las cúpulas en colocar en los principales puestos de la administración pública a personas carentes de los principios de idoneidad, independencia y honestidad.
Indignada de tanta inoperancia y corrupción, la ciudadanía costarricense se ha convertido en un muro de contención que intenta atajar los desmanes de los gobernantes.
Aun así, si surge un proyecto que recibe el beneplácito de los costarricenses, como la Trocha del Norte, el país lo acoge con generosidad y entusiasmo. La Presidente Chinchilla no puede quejarse de que la maraña estatal le haya impedido realizarla. Indignado con la invasión a Isla Calero, el país le permitió tomar una ruta expedita para terminar este proyecto. Sin embargo, como vimos otra vez, esos atajos legales y administrativos, son un banquete para los choriceros y los ineptos, y una burla para el país.
Sobran ejemplos de esos “atajos” en los que, a altísimos costos recibimos obras marinadas con populismo, corrupción y mediocridad: la declaratoria de interés nacional de la minera de Crucitas, la extensión “urgente” del monopolio de Riteve, la concesión monopólica de la Terminal de Contenedores de Moín, la inauguración precipitada de la carretera a Caldera, la aprobación a rajatabla de leyes “TLC-Plus” en la agenda de implementación del TLC (sin la prometida Agenda de Desarrollo), la concesión de nuestros aeropuertos, etc.
Cambios constitucionales y legales pueden ayudar a desentrabar al Estado, pero la salida a la gobernabilidad está en gobernar con personas comprometidas con el bienestar de los costarricenses.
Un equipo de personas que tengan una abierta disposición al diálogo, disciplinados en la búsqueda de soluciones basadas en la evidencia y el contexto nacional, con capacidad de negociación y ejecución, confiables para respetar acuerdos, dispuestos a respetar las leyes y a rendir cuentas de sus actos.
Esa es la solución. Las cúpulas políticas que no sigan ese camino, inevitablemente chocarán con una ciudadanía cada día más empoderada.

Román Macaya Hayes
rmacaya.cr@gmail.com





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