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EDITORIAL


Sigue ausente el bono diferido

Medidas que podrían favorecer el acceso a vivienda propia a la clase media y contribuir a la reactivación económica, se quedan en el anuncio

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Jueves 10 noviembre, 2011


Editorial


La clase media fue perdiendo calidad de vida desde que comenzó a profundizarse la brecha entre ricos y pobres en Costa Rica.

Entre los aspectos que abarca esa desmejora, está uno de los más importantes, la vivienda propia, que junto a la alimentación, servicios de salud y educación, constituyen la base para el desarrollo de núcleos familiares con necesidades materiales básicas cubiertas.

Aun los hogares de clase media que no han sido golpeados por el desempleo, no alcanzan hoy en el país a reunir las condiciones para acceder a vivienda propia tanto por la oferta de los desarrolladores del sector de la construcción como por la del sistema bancario en materia de crédito.

El primero en general no se ocupa de generar proyectos de menos de $100 mil, y el segundo pide, para adquirir propiedades de más de ese valor, primas que rondan entre el 20% y el 15% del costo total de la vivienda, además de un ingreso familiar que supere los $5 mil, como se desprende de un estudio de la Cámara Costarricense de la Construcción.

Esta situación no permite al país, en materia de vivienda, ponerse a caminar ni desde el punto de vista del derecho y las aspiraciones a vivienda propia que tienen sus habitantes ni desde la economía, ya que no ayuda en nada a un mayor desarrollo del sector de la construcción, con sus múltiples encadenamientos.

Si bien no se puede pensar que un cambio en esta circunstancia sería la total solución al problema, en el sentido de que toda la clase media pase a tener su propia casa, sí podría dar un impulso a la economía y una renovada esperanza y calidad de vida a mucha gente de ese sector.

Lograrlo implicaría que el gobierno actuara para provocar las necesarias y adecuadas relaciones entre los diversos gestores. Que los desarrolladores pudieran emprender y ofrecer proyectos pensados para la clase media, a sabiendas de que el sistema bancario adecuará crédito para sus condiciones. Pero esas actuaciones se esperan desde hace mucho tiempo sin que lleguen a ser realidad.

Resulta que el anunciado “bono diferido”, que vendría en auxilio de la clase media y quedó aprobado hace cerca de un año, aún no es ofrecido ni siquiera por el sistema bancario estatal.

Medidas que podrían, al fin, significar realmente una Costa Rica caminando hacia un mejoramiento de la desigualdad que tanto padece hoy la nación, se quedan en anuncios no concretados.










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