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“Siempre hay una parte de invención en el amor”

Carolina Barrantes redaccion@larepublica.net | Viernes 29 noviembre, 2013




LITERATURA

“Siempre hay una parte de invención en el amor”

José Ovejero, ganador del premio Alfaguara 2013, conversó con Magazine

El español José Ovejero ganó con “La invención del amor”, el premio Alfaguara 2013. Marco Monge/La República

Una novela que da una sensación contemporánea sobre el amor y cómo llevan las personas sus relaciones sentimentales, que a la vez es moralista y dista mucho de ser negativa.
Así es como describe el español José Ovejero su último trabajo “La invención del amor”, con la que ganó el premio Alfaguara 2013.
El escritor oriundo de Madrid está de visita en el país y conversó con Magazine, sobre su novela y cómo él ve el amor en la actualidad.
Su novela cuenta la historia de Samuel, un hombre cuarentón, quien no se compromete con nada ni con nadie.
Sin embargo, una madrugada, alguien le anuncia por teléfono que una mujer llamada Clara ha muerto en un accidente y aunque él no la conoce, decide asistir a su funeral, empujado por una mezcla de curiosidad y aburrimiento.
Esa decisión lo llevará a inventar que tuvo una relación con Clara; un juego del que irá perdiendo el control al punto, de que no tendrá claro si el amor que está inventando lo va a salvar o va a acabar de hundirlo.

• ¿La falta de compromiso de Samuel, lo plantea como un reflejo de la realidad?
Sí, en cierto sentido. La novela lo que cuenta es una sensación contemporánea, no es una novela negativa, moralista, sino que intento mirar cómo se siente uno hoy en Europa, en las grandes ciudades; esa especie de aislamiento del individuo y cómo la imaginación puede ayudar a romper ese aislamiento.

• ¿Es el amor una invención o una moneda que está desgastada y ha perdido su brillo?
Eso es lo que dice Samuel, que él ya no utiliza la palabra amor porque le parece que ha dejado de significar algo. Lo que pasa es que el hecho de que el amor sea una invención no significa que al mismo tiempo no sea un sentimiento, quiero decir, la imaginación nos lleva a veces a sentir.
El amor es un invento en el sentido de que cuando nos enamoramos de otro, proyectamos sobre él deseos, necesidades y fantasías, y a la vez nos inventamos para ese otro, para gustarle, para seducirle, escondiendo partes que también son nuestras pero que pensamos que son menos atractivas.
Siempre hay una parte de invención en el amor, pero eso no me parece malo, no lo juzgo, sencillamente es así, es una manera de generar sensaciones y sentimientos.

• La novela tiene lugar sobre todo en la cabeza del personaje, ¿cómo labró las historias para que confluyan tan fluidamente ante el lector?
Es una de las cosas más difíciles que tenía en la novela porque me di cuenta que este es un hombre relativamente pasivo, es decir, no hace muchas cosas, no hay un montón de actividades que pueda ir contando, sino que es alguien que a como va viviendo va contando lo que piensa sobre lo que vive, incluidos el amor, el enamoramiento, las mujeres, su propia vida. Pero yo no quería que eso fuera solo un monólogo interior o que fuese una reflexión filosófica de principio a fin; quería que hubiese esas reflexiones pero enlazadas en lo que estaba sucediendo.
Lo que ayuda a que la novela sea ágil y fluida son quizás dos cosas: la voz del narrador, que yo creo que es atractiva, con fuerza, y que hay entrelazada con el narrador una novela de suspenso, porque el narrador está suplantando a otra persona, hace creer a otros que él es quien no es, entonces eso da lugar a una serie de situaciones en las que hay una sensación como de catástrofe que va a llegar en cualquier momento, que lo van a descubrir. Al final una cosa va tirando de la otra.
Intento llegar a un equilibrio, los detalles son importantes para que el lector pueda meterse en la escena, pueda verla, sin embargo he intentado un exceso de detalle que pudiese desviar la atención de lo esencial.

• ¿Cómo surgió la idea para escribir este libro?
Nació de una escena que se me ocurrió y me pregunto, y ahora qué va a suceder. Entonces se me ocurrió una escena de una llamada de madrugada a un hombre, anunciándole la muerte de una chica a la que él no conoce, pero él decide no deshacer el malentendido y suplantar a la persona a la que llaman.
Me interesó contar esa historia doble de la suplantación de otro y también de la obsesión del enamoramiento de una persona a la que no ha conocido nunca ni va a conocer.
Tenía esa idea hará tres o cuatro años pero tardé algún tiempo en encontrar la voz, el tono de Samuel, cómo cuenta. Como la novela iba a estar contada en primera persona, me pareció muy importante que esa voz tuviese algo de hipnótico que atrapara al lector.

Carolina Barrantes
cbarrantes@larepublica.net
@cbarrantesLR







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