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Jueves, 25 de abril de 2024



EDITORIAL


Si se quiere, se puede

Un pequeño descenso en la incidencia delictiva en el país no es para celebrar, pero puede verse como demostración de que si se quiere, se puede iniciar el camino que devuelva la paz a los cos

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Miércoles 16 diciembre, 2009


Editorial


Un pequeño descenso en la incidencia delictiva en el país, aunque no puede considerarse como un alivio para un mal que sigue agobiando a los costarricenses, puede verse, eso sí, como una demostración de que si se quiere, se pueden llevar adelante planes que devuelvan la paz a la gente. No existen fórmulas mágicas. Las acciones necesitan ser parte de un plan nacional integral que además de desplegar eficaces acciones represivas contemple un mejoramiento general de las condiciones de vida de la población en materia de empleo, salud y educación entre otros. Se necesita desestimular las acciones delictivas mediante la desaparición de la impunidad y la motivación al trabajo poniendo a disposición de la gente las fuentes de empleo. Se necesita escuchar con mucha atención la voz de los jóvenes sin hogares ni trabajo para ofrecerles otro camino que no sea el que les muestra la delincuencia. Pero a la vez si se planea el trabajo y se desarrolla con esfuerzo la lucha contra el crimen se logran mejorías. Es evidente que la nueva Ley de Flagrancia que entró en vigencia hace un año ha permitido sacar de las calles y encarcelar a muchos que ya habían hecho del delito su modus vivendi sin ningún problema porque se sabían a salvo, no se les detenía y menos juzgaba. Las acciones se han sentido. El Ministerio de Seguridad pasó de un presupuesto de ¢65 mil millones en 2006 a ¢133.800 millones para el próximo año. La decisión de combatir la corrupción a lo interno de las fuerzas policiales sacó de su cargo a 50 agentes y más de 30 están siendo procesados por la oficina disciplinaria legal. Ahora es la provincia de Cartago la que más muestras da de acción criminal y necesidad de fuerza policial. Pero la realidad es que esta no debe descuidar ninguna provincia, incluida la capital, porque ahí donde baje la vigilancia crecerá la acción de los delincuentes. No es que debamos celebrar. Estamos apenas al inicio de un camino que debe transitarse sin pausa y de forma correcta y constante.









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