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EDITORIAL


Sí se puede… ¡hagámoslo!

| Viernes 27 junio, 2014




La falta de asistencia a una buena formación en la etapa de kínder, puede distorsionar las posteriores relaciones interpersonales y el acoplamiento de los niños a nuevos grupos sociales, fuera del hogar


Sí se puede… ¡hagámoslo!

Resulta que tenemos la brecha más alta en Latinoamérica entre los niños que tienen posibilidad de asistir al kínder y los que carecen de ese derecho.
Y esto sin contar con que no sabemos a ciencia cierta cuál es la calidad de formación que están recibiendo los niños que sí asisten a un kínder.
Las políticas llevadas a cabo en los últimos años tuvieron esto como resultado, mientras por otro lado nuestros gobernantes andaban por el mundo resaltando su interés por mejorar la educación y asegurando que en vez de gastar en ejército invertíamos en maestros.
¿Cómo mejorar el nivel educativo, el desarrollo de las destrezas, capacidades y talento de nuestros niños sin iniciar esa tarea desde el primer nivel de preescolar, el kínder, sabiendo como sabemos que de eso dependerá el buen rendimiento académico en niveles superiores?
La situación heredada por el actual gobierno es seria por su trascendencia. La falta de asistencia a una buena formación en la etapa de kínder, distorsiona las posteriores relaciones interpersonales y el acoplamiento de los niños a nuevos grupos sociales, fuera del hogar.
Es sumamente importante entender que esto se puede traducir en mal comportamiento y problemas de adaptación al medio, tanto educativo como social.
¿No es esto alarmante si tomamos en cuenta la enorme necesidad que tiene el país de actuaciones preventivas que alejen a los niños y jóvenes de la deserción escolar y de la incorporación a grupos dedicados al consumo y distribución de drogas, campo fértil para iniciar actividades delictivas?
Hemos descuidado la estimulación y formación de nuestros niños en los primeros años de su vida que es cuando más pueden desarrollar todas sus potencialidades para aprovechar luego al máximo los siguientes procesos educativos.
Se ha venido apagando el incendio del aumento de la delincuencia en el país con medidas represivas. Eran necesarias. Pero… ¿no deben comenzar las acciones preventivas desde el kínder?
Sabemos que la tarea es ahora gigantesca porque además hay que sacar a muchos de la pobreza, factor que los saca del sistema educativo.
A pesar de todo esto... ¡sí podemos cambiar las cosas!







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