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Viernes, 13 de diciembre de 2024



FORO DE LECTORES


Sí se necesitan datos, no se necesita violar las libertades individuales.

Andrzej Baranski a.baranski@nyu.edu | Martes 25 febrero, 2020

profesor

Si algo caracteriza a las políticas públicas en los países en vías de desarrollo es la forma criolla en que estas se diseñan, implementan y evalúan. Por lo general carecen de pre análisis serios y sufren limitaciones en la disponibilidad de datos, tanto previos como posteriores que permitan evaluar su impacto. Tampoco se ejecutan con frecuencia investigaciones experimentales ni intervenciones aleatorias controladas, con base en las cuales se pueda inferir de forma preliminar el impacto que tendrán dichas políticas.

Mientras tanto, países como Inglaterra, Canadá, Holanda, y Emiratos Árabes Unidos han creado centros de investigaciones experimentales los cuales tienen como objetivo identificar las políticas más efectivas en términos de costos y beneficios sociales. Se preguntan sus gobernantes y burócratas: ¿Cómo hacer para devolverle a la sociedad el máximo retorno posible por el pago de sus impuestos? El caso de Inglaterra es interesante porque formó el Equipo de Consejos Conductuales compuesto por capital público y privado. La entidad presta sus servicios dentro y fuera del país y tiene un manejo autónomo que la protege parcialmente de intereses políticos.

Los actuales receptores del Premio Nobel en Economía fueron galardonados por su prolífica contribución a las ciencias sociales y al mundo en la lucha contra la pobreza. Así como en los análisis clínicos se hacen ensayos controlados aleatorizados para determinar la efectividad de un medicamento, estos investigadores desarrollaron e implementaron metodologías similares para identificar las mejores políticas públicas. ¿Cómo mejorar la educación y reducir la deserción? ¿Cuáles intervenciones son más efectivas en mejorar la salud de las personas?

Con base en la experimentación controlada, el Profesor de Harvard Michael Kremer, descubrió que regalar libros de texto en Kenya no aumentaba de forma significativa los resultados académicos, sin duda un resultado negativo. Únicamente un grupo se beneficiaba de los libros: los estudiantes que antes de la intervención ya obtenían notas altas. Esto conllevó a desarrollar otro experimento para entender el porqué de dicho resultado, y lo que descubrió junto a sus coautores fue que segmentar las clases por nivel de desempeño promovía que los libros de texto tuvieran un efecto positivo para todos los estudiantes. Esto se debía a que los maestros podían enseñar de acuerdo al nivel más homogéneo de los estudiantes en su clase, lo cual conllevó a la implementación de políticas educativas en Kenya.

Uno de los grandes aportes de la metodología experimental ha sido el estudio de las diferencias de género desarrollado por las profesoras Muriel Neiderle (Stanford) y Lise Vesterlund (Pittsburg). Tras medir la habilidad de los participantes de su experimento en una serie de actividades, les preguntaron si preferían recibir un pago que dependía únicamente de su propio resultado, o participar en un torneo donde su pago dependería de su posición respecto a los demás. Los resultados fueron contundentes: los hombres son más propensos que las mujeres a escoger el entorno competitivo, aun y cuando su habilidad es menor de manera objetivamente demostrable. Las mujeres escogen el pago individual con mayor frecuencia, aun y cuando tienen alta calificación y el pago por medio del torneo les hubiera favorecido. Este resultado ha sido replicado en aproximadamente 30 estudios a nivel global. Sabiendo esto, ¿qué políticas públicas se pueden diseñar para reducir el sesgo de género en los diferentes ámbitos de la sociedad? Decenas de estudios hoy buscan responder esta pregunta de una forma científica, no ideológica, el cual será tema de otra columna.

En Suecia y Noruega, existe una base de datos universal que contiene información precisa a nivel individual sobre el grado educativo, salud, salario, empleo, lugar de vivienda, estado civil, y demás variables a lo largo de varias décadas. Con base en esta base de datos, los investigadores económicos han logrado medir el impacto de programas de salud, educación, seguridad, equidad de género, y demás. Los resultados de investigaciones, realizadas de manera independiente del gobierno de turno, son insumos para la formulación de políticas. Existen controles de acceso a estos datos muy estrictos y únicamente son compartidos con investigadores altamente calificados. Dada la integridad de la institucionalidad escandinava y su ética cultural de honestidad y respeto, no genera desconfianza entre sus ciudadanos que dicha base de datos exista o se estudie.

Costa Rica necesita de información y datos confiables para diseñar con efectividad políticas públicas. Cualquier centro que persiga este objetivo debe actuar con la mayor transparencia posible para que los diferentes actores de la sociedad puedan monitorear los resultados de la administración pública. Más allá de tener acceso a la información se necesita que existan investigadores independientes que analicen dicha información y la conviertan en conocimiento científico que permita la generación de políticas públicas eficaces. Cuando dicha información es monopolio del grupo en el poder, no podemos esperar resultados objetivos o investigaciones confiables, sino propaganda política.

Andrzej Baranski Madrigal

Doctor en Economía especializado en Economía Política Experimental

Profesor de Economía de Economía, New York University Abu Dhabi







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