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Sentencia a empresario divide Rusia

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Martes 28 diciembre, 2010




Sentencia a empresario divide Rusia

El magnate ruso Mijaíl Jodorkovski, fundador de la petrolera Yukos y antes el hombre más rico del país, condenado en 2005 a 8 años de prisión por evasión de impuestos, afronta una nueva pena, de hasta 14 años, tras ser declarado ayer culpable de robo y blanqueo de dinero.
Su socio y mano derecha, Platón Lébedev, es su compañero de ruta en los dos juicios que le han seguido y que según la oposición y diversas organizaciones de defensa de los derechos humanos constituyen la mayor persecución política que ha visto el país desde la desintegración de la Unión Soviética.
“El ladrón debe estar en la cárcel”, citó Vladimir Putin, primer ministro ruso, a un personaje de una serie policial soviética, al referirse al juicio a Jodorkosvski pocos días antes de que se conociera el veredicto emitido ayer por el juez Víctor Danilkin.
Las palabras de Putin supusieron, según la oposición, prácticamente una instrucción directa al magistrado para que dictase una sentencia inculpatoria.
Putin, al que cada vez se le tuerce el gesto cuando le preguntan por el juicio a Jodorkovski, llegó a declarar que la justicia rusa es muy benévola, pues en Estados Unidos al magnate ruso lo hubiesen condenado a cien años de prisión, como al financiero Bernard Madoff.
Como muchos multimillonarios de la nueva Rusia, Jodorkovski forjó su fortuna en las aguas revueltas de las privatizaciones postsoviéticas cuando fundó Yukos, la petrolera que se convertiría en una de las empresas insignia del país y le situaría como el mayor potentado del país.
Su caída en desgracia comenzó cuando demandó reglas claras para la actividad empresarial y empezó a financiar a formaciones políticas opositoras del Kremlin, que se manifestaban contra una nueva guerra en Chechenia.
Para entonces, en la segunda mitad de 1999, el primer ministro ruso era Vladímir Putin, quien asumiría provisionalmente la jefatura del Estado el 31 de diciembre de ese año, tras la renuncia de Borís Yeltsin, y quien haría de la guerra de Chechenia y la lucha contra el terrorismo su mayor baza para afianzarse en el poder.
Antes de su detención en 2003, Jodorkovski recibió “avisos” para que dejara el país y abandonara Yukos, la mayor petrolera privada rusa a la sazón, pero el magnate, quizás confiado en su poderío o por cuestión de principios, desoyó las advertencias.
Su trayectoria empresarial se truncó el 25 octubre de 2003, cuando fue detenido por una unidad especial de los servicios secretos mientras estaba en su avión privado en el aeropuerto de la ciudad siberiana de Novosibirsk.
Ocho años de prisión fue la condena a la que él y su socio fueron sentenciados en 2005 por evasión tributaria, delitos de los que hasta hoy ambos se declaran inocentes.
Durante el proceso, Jodorkovski acusó al Kremlin de una campaña de acoso y derribo contra su persona para poder “saquear” libremente la petrolera Yukos, ahora liquidada y con sus activos en manos de la estatal Rosneft.
En febrero de 2007, año en el que ya podía solicitar la libertad condicional, la Fiscalía General presentó nuevos cargos en su contra por presunto robo de crudo a su propia petrolera, entre 1998 y 2003, por valor de unos $27 mil millones, y por blanqueo del dinero.
Como era de esperar, su solicitud de libertad condicional fue denegada.

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