Señales de tiempos nuevos

La Unión Demócrata Cristiana de Alemania, partido al que pertenece la canciller Angela Merkel, perdió las elecciones del pasado domingo en Baden-Wurtemberg y Renania-Palatinado, con lo que cedió valiosos escaños en la Cámara Alta, llamada Bundesrat.

Este año, las elecciones regionales de Alemania ponen en juego 27 de los 69 votos del Bundesrat. Este órgano representa los Estados Federados de esa potencia.

Los resultados adversos al actual gobierno, constituido por una alianza liderada por Merkel, dificultan la aprobación o rechazo de leyes federales que afecten la competencia de los estados.

Pareciera que el desastre nuclear de Japón tuvo un peso determinante en estos comicios. El año pasado, a pesar de protestas masivas, la Canciller licenciada en física autorizó prolongar la vida útil de algunas plantas nucleares de Alemania que según cálculos iniciales debían cerrar de inmediato. Luego, tras la catástrofe de Fukushima, la Canciller tuvo un inusitado cambio de rumbo y ordenó suspender la prolongación de la actividad de las centrales. Esta actitud fue interpretada por algunos votantes como una estrategia electoral, no como una sincera toma de conciencia.

Wurtemberg, uno de los estados que convocaron a elecciones el domingo, es una región líder en tecnología atómica, pero a la vez en técnicas medioambientales.

Además de la cuestión nuclear, los votantes evaluaron la política fiscal y la situación del euro.

Otros alemanes, en tanto, consideraron que faltó claridad por parte del gobierno con respecto al conflicto libio.

Algunos partidos europeos situaciones análogas suceden en otras naciones del Viejo Continente no tuvieron tiempo de adaptarse a los súbitos acontecimientos mundiales para presentar a los votantes una propuesta acorde con las demandas actuales.

Los ciudadanos de cualquier país ahora se plantean cuestiones que van más allá del viejo antagonismo entre izquierdas y derechas.

La moral, políticas sociales, transparencia y el respeto por la naturaleza son temas que preocupan a los habitantes de todos los países.

Estas señales y la inmediatez con que viajan en nuestra era deberían ir calando en la conciencia de políticos y ciudadanos costarricenses.

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