Senado mexicano aprueba reforma energética
| Viernes 24 octubre, 2008
Senado mexicano aprueba reforma energética
Grupos opositores intentaron frenar votación con una manifestación en las calles de la capital
México
EFE
El Senado mexicano aprobó ayer en lo general una reforma legislativa del sector energético después de siete meses de debates legislativos y protestas de la izquierda, que este jueves intentó frenar con una manifestación callejera la votación y obligó a los senadores a sesionar en un recinto alterno.
Los senadores, incluidos los del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), al que pertenece Andrés Manuel López Obrador, artífice de las protestas, aprobaron por separado cada uno de los siete dictámenes que componen la reforma, todos ellos por mayoría.
La discusión se realizó en una sede alterna, dado que el recinto de la Cámara Alta estaba rodeado por cientos de simpatizantes de López Obrador, cuya intención era posponer la aprobación de esta iniciativa, que ahora deberá ser revisada por la Cámara de Diputados.
En general, la reforma está dedicada a la petrolera estatal Pemex y cancela los contratos de riesgo en áreas estratégicas como la exploración, explotación y transporte de hidrocarburos para evitar cualquier posibilidad de compartir las ganancias con empresas privadas.
Su origen fue una propuesta del presidente Felipe Calderón presentada en abril pasado y que desató las manifestaciones de la izquierda al incluir la posibilidad de la participación de inversores privados en la industria petrolera, uno de los mayores símbolos de nacionalismo mexicano desde 1938, cuando fue nacionalizada por el presidente Lázaro Cárdenas (1934-1940).
El plan inicial del Partido Acción Nacional (PAN), al que pertenece Calderón, fue aderezado con propuestas del centrista Partido Revolucionario Institucional (PRI) y del PRD hasta que esta semana las tres principales fuerzas legislativas llegaron a un consenso.
No obstante, fueron sorprendidos la noche del miércoles cuando López Obrador decidió boicotear la votación.
Para algunos críticos se trata de “una reforma chiquita” que no resolverá el problema de fondo y cuyos beneficios se verán dentro de una década, cuando el país haya agotado sus yacimientos.
Pero sus defensores aseguran que permitirá el desarrollo de Pemex, agobiada por los impuestos y su deuda.
“Derrocamos el proyecto original de entregar a particulares la refinación y convertir a Pemex en agencia de contratos”, consideró el senador Graco Ramírez, del izquierdista PRD, tras la votación.
Ramírez se refería a la propuesta de Calderón que planteaba la participación directa a la inversión privada, principalmente en las áreas de refino y distribución de hidrocarburos.
La reforma, que integra siete dictámenes, permitirá realizar contratos en algunas áreas del sector con terceros, cuyos servicios serán pagados todos en efectivo, y especifica que en dichos contratos se incluirán cláusulas que permitirán avances tecnológicos.
También prevé, tal como propuso el Gobierno en su iniciativa, que Pemex cuente con una autonomía presupuestaria, se permita la entrada de los bonos ciudadanos para capitalizarla y se impulse el aprovechamiento de las energías renovables.
Grupos opositores intentaron frenar votación con una manifestación en las calles de la capital
México
EFE
El Senado mexicano aprobó ayer en lo general una reforma legislativa del sector energético después de siete meses de debates legislativos y protestas de la izquierda, que este jueves intentó frenar con una manifestación callejera la votación y obligó a los senadores a sesionar en un recinto alterno.
Los senadores, incluidos los del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), al que pertenece Andrés Manuel López Obrador, artífice de las protestas, aprobaron por separado cada uno de los siete dictámenes que componen la reforma, todos ellos por mayoría.
La discusión se realizó en una sede alterna, dado que el recinto de la Cámara Alta estaba rodeado por cientos de simpatizantes de López Obrador, cuya intención era posponer la aprobación de esta iniciativa, que ahora deberá ser revisada por la Cámara de Diputados.
En general, la reforma está dedicada a la petrolera estatal Pemex y cancela los contratos de riesgo en áreas estratégicas como la exploración, explotación y transporte de hidrocarburos para evitar cualquier posibilidad de compartir las ganancias con empresas privadas.
Su origen fue una propuesta del presidente Felipe Calderón presentada en abril pasado y que desató las manifestaciones de la izquierda al incluir la posibilidad de la participación de inversores privados en la industria petrolera, uno de los mayores símbolos de nacionalismo mexicano desde 1938, cuando fue nacionalizada por el presidente Lázaro Cárdenas (1934-1940).
El plan inicial del Partido Acción Nacional (PAN), al que pertenece Calderón, fue aderezado con propuestas del centrista Partido Revolucionario Institucional (PRI) y del PRD hasta que esta semana las tres principales fuerzas legislativas llegaron a un consenso.
No obstante, fueron sorprendidos la noche del miércoles cuando López Obrador decidió boicotear la votación.
Para algunos críticos se trata de “una reforma chiquita” que no resolverá el problema de fondo y cuyos beneficios se verán dentro de una década, cuando el país haya agotado sus yacimientos.
Pero sus defensores aseguran que permitirá el desarrollo de Pemex, agobiada por los impuestos y su deuda.
“Derrocamos el proyecto original de entregar a particulares la refinación y convertir a Pemex en agencia de contratos”, consideró el senador Graco Ramírez, del izquierdista PRD, tras la votación.
Ramírez se refería a la propuesta de Calderón que planteaba la participación directa a la inversión privada, principalmente en las áreas de refino y distribución de hidrocarburos.
La reforma, que integra siete dictámenes, permitirá realizar contratos en algunas áreas del sector con terceros, cuyos servicios serán pagados todos en efectivo, y especifica que en dichos contratos se incluirán cláusulas que permitirán avances tecnológicos.
También prevé, tal como propuso el Gobierno en su iniciativa, que Pemex cuente con una autonomía presupuestaria, se permita la entrada de los bonos ciudadanos para capitalizarla y se impulse el aprovechamiento de las energías renovables.