Retraso compromete generación eléctrica
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Lunes 23 febrero, 2009
Hay que invertir a razón de unos $550 millones anuales para dar abasto con los estimados de demanda de electricidad
Retraso en obras pone en jaque suministro eléctrico
• Cuatro represas y una planta térmica moderna son las claves para salir avante
• Alquiler de plantas privadas están tapando huecos energéticos
Eduardo Baldares
ebaldares@larepublica.net
Sumados todos los contratiempos sufridos en cada uno de los proyectos de generación eléctrica, el país acumularía 54 años de retraso… Como mínimo.
El caso más representativo es el del embalse Diquís en Buenos Aires y Osa, pospuesto una y otra vez desde la década de 1970.
A él se suman tres represas adicionales que también han sido víctimas de aplazamientos, y cuya construcción es considerada clave para garantizar el abastecimiento de electricidad para los próximos 12 años.
También es etiquetado como fundamental el seguro para contingencias que proveería la moderna planta térmica Garabito —también retrasada—, tres veces más eficiente que las tradicionales con hidrocarburos que operan en la actualidad.
Estos y otros proyectos de menor envergadura suman como mínimo 54 años de atraso en obras, considerando como punto de partida que Diquís se hubiese levantado en 1979, hace 30 años.
Los retrasos se han debido fundamentalmente a restricciones en las inversiones producto de una política que prevaleció durante gobiernos anteriores, destinada a combatir el déficit fiscal.
Esa política tiene al país en una posición extrema, en la que está usando la totalidad de su capacidad instalada y alquileres de plantas térmicas privadas para satisfacer la demanda, por lo que está en carreras para ponerse al día.
“Los atrasos son una realidad, pero pretendemos que los proyectos grandes, que en promedio se han llevado a cabo en ocho años, se hagan en cinco”, manifestó Pedro Pablo Quirós, presidente ejecutivo del ICE. Esto representaría un acortamiento del 37,5% en la construcción.
“Producto de la crisis económica ha bajado la demanda eléctrica y por otra parte ha llovido generosamente”, explicó Salvador López, director del Centro Nacional de Control de Energía, circunstancias ambas que le dan un cierto margen de tranquilidad, pero reconoce que no pueden darse más aplazamientos.
“Para diciembre de 2010 esperamos haber salido de esta etapa de contingencia, donde hemos requerido alquilar plantas térmicas, y ser autosuficientes”, anticipó Gilberto de la Cruz, director de la Unidad Estratégica de Negocios.
“Una vez superada la crisis económica, en uno o dos años, la demanda volvería a subir y debemos estar preparados”, comentó López.
El costo global de las inversiones oscilaría entre $500 millones y $600 millones anuales de aquí a 2021, finalizó De la Cruz, es decir, unos $7.150 millones.
Retraso en obras pone en jaque suministro eléctrico
• Cuatro represas y una planta térmica moderna son las claves para salir avante
• Alquiler de plantas privadas están tapando huecos energéticos
Eduardo Baldares
ebaldares@larepublica.net
Sumados todos los contratiempos sufridos en cada uno de los proyectos de generación eléctrica, el país acumularía 54 años de retraso… Como mínimo.
El caso más representativo es el del embalse Diquís en Buenos Aires y Osa, pospuesto una y otra vez desde la década de 1970.
A él se suman tres represas adicionales que también han sido víctimas de aplazamientos, y cuya construcción es considerada clave para garantizar el abastecimiento de electricidad para los próximos 12 años.
También es etiquetado como fundamental el seguro para contingencias que proveería la moderna planta térmica Garabito —también retrasada—, tres veces más eficiente que las tradicionales con hidrocarburos que operan en la actualidad.
Estos y otros proyectos de menor envergadura suman como mínimo 54 años de atraso en obras, considerando como punto de partida que Diquís se hubiese levantado en 1979, hace 30 años.
Los retrasos se han debido fundamentalmente a restricciones en las inversiones producto de una política que prevaleció durante gobiernos anteriores, destinada a combatir el déficit fiscal.
Esa política tiene al país en una posición extrema, en la que está usando la totalidad de su capacidad instalada y alquileres de plantas térmicas privadas para satisfacer la demanda, por lo que está en carreras para ponerse al día.
“Los atrasos son una realidad, pero pretendemos que los proyectos grandes, que en promedio se han llevado a cabo en ocho años, se hagan en cinco”, manifestó Pedro Pablo Quirós, presidente ejecutivo del ICE. Esto representaría un acortamiento del 37,5% en la construcción.
“Producto de la crisis económica ha bajado la demanda eléctrica y por otra parte ha llovido generosamente”, explicó Salvador López, director del Centro Nacional de Control de Energía, circunstancias ambas que le dan un cierto margen de tranquilidad, pero reconoce que no pueden darse más aplazamientos.
“Para diciembre de 2010 esperamos haber salido de esta etapa de contingencia, donde hemos requerido alquilar plantas térmicas, y ser autosuficientes”, anticipó Gilberto de la Cruz, director de la Unidad Estratégica de Negocios.
“Una vez superada la crisis económica, en uno o dos años, la demanda volvería a subir y debemos estar preparados”, comentó López.
El costo global de las inversiones oscilaría entre $500 millones y $600 millones anuales de aquí a 2021, finalizó De la Cruz, es decir, unos $7.150 millones.