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Domingo, 15 de diciembre de 2024



COLUMNISTAS


Retórica y realidad (II)

Roberto Dobles roberto.dobles@gmail.com | Lunes 21 octubre, 2019


En la columna anterior quedó demostrado, con datos oficiales, que las tendencias sobre la evolución del consumo energético nacional son muy preocupantes y negativas económica, social y ambientalmente, además de ser contrarias a lo que señala la retórica y el populismo energético.

El análisis de los datos oficiales muestra que el consumo nacional de los derivados de petróleo importados no solamente no está decreciendo, sino que más bien sigue creciendo aceleradamente a un ritmo mucho mayor que las fuentes nacionales renovables de energía (lo cual aumenta la dependencia petrolera y la dependencia energética del exterior) y a un ritmo que es de aproximadamente el doble del crecimiento petrolero mundial.

Todo esto provoca adicionalmente que las emisiones nacionales de gases de efecto invernadero estén aumentando aceleradamente, lo que está provocando que el país se esté carbonizando cada vez más, en lugar de estarse descarbonizando.

Estas tendencias están provocando consecuentemente que el país se enrumbe en una trayectoria en la que incumpliría los compromisos adquiridos en el Acuerdo de París en el 2015, los cuales se adquirieron sin ningún estudio profundo de que se podían cumplir.

La dependencia petrolera nacional (% del petróleo importado en la matriz energética nacional) ha venido aumentando peligrosamente. En el 2017 fue del 63,5% y en el 2018 llegó al 64,5%, lo cual significó un aumento del 1,1% en solo un año. Esta participación del 2018 representa el nivel de dependencia petrolera más alto en la historia del país.

El consumo nacional de electricidad, con energías renovables, por su lado ha tenido serios problemas. Su participación en la matriz energética en el 2017 fue del 22,1% y en el 2018 fue del 21,9%, lo cual significó una reducción de 0,2%.

Las otras fuentes renovables de energía, particularmente las provenientes de la biomasa, vienen reduciéndose aceleradamente y son las grandes perdedoras de este proceso de cambio negativo. Las proyecciones indican que estas fuentes nacionales de energía seguirán perdiendo importancia en el país.

En el 2017 las fuentes renovables asociadas a la biomasa representaron el 14,3% de la energía consumida en el país y en 2018 fue del 13,5%, con una caída en solo un año de 0,8%. En el 2010 esta fuente de energía representó el 19,9%, por lo que en el período 2010-2019 tuvo una caída en su participación de 6,2%.

En el largo plazo, los datos sobre las estimaciones de crecimiento futuro para el período 2018-2037 (escenarios medios de RECOPE y del ICE respectivamente) indican que la demanda nacional de derivados de petróleo importados crecería un 57,7% y que la de electricidad crecería un 45,7%.

Esto implica un crecimiento de la dependencia petrolera en el futuro y un decrecimiento de la participación en la matriz energética nacional de la electricidad generada con fuentes renovables y de las fuentes renovables asociadas a la biomasa.

Las tendencias del consumo energético a nivel sectorial permiten profundizar aún más esta seria situación:


1. Sector residencial


Este sector es el principal consumidor de electricidad en el país con un total del 38% de la electricidad consumida. Por su naturaleza misma, el sector residencial debiera de estar ampliamente dominado por la electricidad producida con energías renovables. Pero la realidad demuestra que esto no es así.

En el período 2010-2018, el consumo eléctrico en este sector creció 16,6% (en promedio un 1,8% anual) mientras que el consumo de Gas Licuado de Petróleo (GLP) creció 51,9% (en promedio un 6,5% anual). El crecimiento del consumo de GLP en este sector es así mucho mayor que el crecimiento de la electricidad.

La participación del GLP en este período casi se duplicó, ya que creció de un 8,4% en el 2010 al 15,5% en el 2018.

Esto se debe principalmente a que el consumo de GLP para la cocción de alimentos está creciendo muy rápidamente en detrimento de la cocción con electricidad.

Un estudio titulado “Estudio para la caracterización del consumo energético en el sector residencial – Informe Final” del 28 de febrero de 2019, elaborado por la Escuela de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Costa Rica para para el MINAE y el ICE, señala lo siguiente:


• “El consumo de energía eléctrica para cocción alcanzó el cuarto lugar, y cada vez tiene un menor porcentaje de consumo, ya que disminuyó más de 13% en los seis años anteriores a la encuesta del 2012. Esta disminución se debe a que ha habido un crecimiento generalizado en la adquisición de cocinas GLP. El 63% de la población que cuentan con este tipo de cocina compran un tanque de gas cada dos meses, siendo esto un gran ahorro para la familia”.


• “El uso de GLP está presente en casi la mitad de las viviendas, llegando a un 46,45%”.


• Este porcentaje de las viviendas que consume GLP se distribuye de la siguiente manera: “Urbano: 41,49% y Rural 59,19%, para un total nacional del 46,45%”.


• El porcentaje de viviendas que utilizan GLP por grupo social es el siguiente: “Popular 59.62%, Medio Bajo 49.75%, Medio 46.18% y Medio Alto 38.02%, para un total nacional del 46.45%”.


De acuerdo con datos del ICE, en el año 2000 el consumo de GLP para la cocción en el sector residencial fue del 30%, mientras en el 2015 fue del 42% y ahora en el 2018 fue del 46,45%, lo cual representa una clara tendencia de crecimiento.

La sustitución de electricidad generada con energías renovables por GLP importado en el sector residencial es muy rápida y va en el sentido contrario de lo que se quiere.


2. Sector industrial

Este sector es también un importante consumidor de electricidad en el país. En el período 2010-2018, el consumo eléctrico creció 5,7% (en promedio un 0,7% anual) mientras que el consumo de GLP creció 45,6% (en promedio un 5,7% anual). El crecimiento del consumo de GLP es así mucho mayor que el crecimiento de la electricidad.

La participación de la electricidad en el 2010 en el consumo energético de este sector fue del 17,3% y en el 2018 fue del 17,6%, mientras que la participación del GLP en el 2010 fue del 6,0% y en el 2018 fue del 8,4%.

La participación de la electricidad en el consumo energético de este sector tuvo un crecimiento insignificante (0,3%) en este período, mientras que la participación del GLP creció un 2,4%.


3. Sector comercial y servicios

Este sector es igualmente un importante consumidor de electricidad en el país. En el período 2010-2018, el consumo eléctrico en este sector creció 26,7% (en promedio un 3,3% anual) mientras que el consumo de GLP creció 55,5% (en promedio un 6,9% anual). El crecimiento del consumo de GLP es así mucho mayor que el crecimiento de la electricidad.

La participación de la electricidad en el 2010 en el consumo energético de este sector fue del 75,2% y en el 2018 fue del 77,3%, mientras que la participación del GLP en el 2010 fue del 8,4% y en el 2018 fue del 10,7%.

El GLP sigue también ganando terreno en este otro sector, que por su naturaleza y características, debiera ser cada vez más dominado por la electricidad renovable.


4. Sector agrícola

Este sector es igualmente un importante consumidor de energía en el país. En el período 2010-2018, el consumo eléctrico en este sector creció 5,0% (en promedio un 0,6% anual) mientras que el consumo de Diésel creció 20,2% (en promedio un 2,5% anual). El crecimiento del consumo de Diésel es así mucho mayor que el crecimiento de la electricidad.

La participación de la electricidad en el 2010 en el consumo energético de este sector fue del 39,3% y en el 2018 fue del 35,3% (una caída del 4,0%), mientras que la participación del Diésel en el 2010 fue del 48,7% y en el 2018 fue del 50,1% (un aumento del 1,4%).

El Diésel le sigue ganando terreno en este sector a las energías renovables.


5. Sector Transporte

Este sector es por mucho el principal consumidor de energía del país y está totalmente dominado por los caros derivados de petróleo importados.

En el período 2010-2018, el consumo de los cinco principales combustibles creció de la siguiente manera: Diésel 22,9% (2,9% promedio anual), Gasolina Plus 7,7% (1,0% promedio anual), Gasolina Súper 75,2% (9,4% promedio anual), Jet Fuel 34,7% (4,3% promedio anual) y GLP 88,9% (11,1% promedio anual).

En el 2018, la participación de estos cinco combustibles en este sector fue la siguiente: Diésel 43,0%, Gasolina Plus 22,3%, Gasolina Súper 23,9%, Jet Fuel 10,1% y GLP 0,7%, para un total del 99,9%. El consumo de electricidad en el Sector Transporte es actualmente insignificante.


6. Sector Construcción y Otros Sectores

Estos otros sectores tienen igualmente las mismas tendencias de aumento del consumo petrolero que los sectores anteriores. En el período 2010-2018, el consumo eléctrico en este sector creció 15,6% (en promedio un 2,0% anual) mientras que el consumo de Derivados de Petróleo creció 11,8% (en promedio un 11,0% anual).

En estos sectores se está dando también un crecimiento de la penetración de los derivados de petróleo importados en la matriz energética nacional en detrimento de las energías renovables nacionales.

Los datos analizados en la columna anterior y en esta columna por sectores muestran contundentemente que los caros derivados de petróleo importados están siendo los claros ganadores.

El acelerado aumento en el consumo de GLP y su creciente participación en la matriz energética nacional, en detrimento de las energías renovables nacionales, se encuentra inclusive contemplado en el VII Plan Nacional de Energía 2015-2030 (vigente), el cual tiene como uno de sus objetivos “Ampliar la participación del gas licuado de petróleo (GLP) en la matriz energética” (Objetivo específico 7.3.2).

Se señala igualmente en este Plan que “El gas natural representa otra posibilidad para la diversificación de la matriz energética” pero, contradictoriamente a lo indicado, se emitió posteriormente un decreto que impide el desarrollo eventual del gran potencial nacional de gas natural (Decreto No. 41578-MINAE publicado en La Gaceta No. 130 del 11 de julio del 2019).

La realidad que revelan los datos oficiales muestra que se anteponen los caros derivados de petróleo importados, incluyendo el GLP, a pesar de que el gas natural es mucho más barato y genera mucho menos emisiones.

También a pesar de que los expertos internacionales estiman que el gas natural destronaría en el futuro al petróleo de su primer lugar como fuente de energía en el mundo, el cual pasaría al segundo lugar.

Y si se produjera en el país, generaría una enorme cantidad de recursos fiscales y de divisas que mucha falta le hacen al país, entre otras cosas.


Como conclusión, las cifras oficiales utilizadas en la columna anterior y en esta columna confirman de manera clara y contundente que la retórica y el populismo energético no se sostienen cuando se les confronta con los datos oficiales que reflejan la cruda realidad energética.

El análisis sectorial demostró, con base en datos oficiales, que todos los sectores económicos y sociales, sin excepción alguna, tienen tendencias de crecimiento del consumo de derivados de petróleo importados en detrimento de las energías renovables nacionales y que estas tendencias de consumo petrolero son muy superiores al crecimiento del consumo petrolero mundial.

Esto implica también, entre otras cosas, que el país y todos sus sectores se están carbonizando cada vez más, en lugar de estarse descarbonizándo.

Es claro que la retórica ha venido invisibilizando la cruda realidad energética nacional que muestran los datos.


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