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FORO DE LECTORES


Restaurantes y bares libres de humo de tabaco

| Jueves 20 enero, 2011



Establecer “áreas de fumado” en espacios públicos es inviable por razones de orden legal y económico

Restaurantes y bares libres de humo de tabaco

El disfrute de cualquier sitio abierto al público depende de muchos factores que el cliente podrá valorar en el momento mismo de estar en cualquier bar, restaurante, club o negocio similar: calidad del servicio, calidad de los productos consumidos, o justeza de los precios pagados. Hay otros factores que, sin embargo, pesan. Por ejemplo, nadie se quedaría en uno de estos negocios si huele a cloaca o se perciben olores de basura orgánica acumulada y en descomposición. Estos ejemplos son claros para incursionar en la línea odorífica que tanto nos preocupa como bípedos olfativos.
Si a los ejemplos anteriores le adicionamos el componente humo de tabaco, el cuadro se completa de manera preocupante. Hay una cosa cierta, somos más los que no fumamos que los que sí lo hacen y si de aplicar la regla “la mayoría manda” se tratara, simplemente no habría lugar cerrado en este país en el que se fumara.
El atractivo de ir a un paraje natural, sea este: volcán, parque nacional, reserva biológica o refugio de vida silvestre conlleva el respirar aire puro; puede que huela a salobre si estamos en un manglar, a azufre si la cercanía es con un volcán, o a detritus si es un pantano o una zona de manglar, pero de eso a tener que oler humo de cigarrillo hay su buena distancia. Para algunos el olor a boñiga en una lechería o finca ganadera puede ser un excelente atractivo, para otros no tanto, pero aquello forma parte del entorno rural de una finca con esas características. Es algo natural.
Don Edgar Marín, presidente de la Cámara Costarricense de Restauranteros (CACORE) emite un criterio parcial cuando afirma que “No es correcto establecer una ley de prohibición absoluta; los dueños de los establecimientos deben tomar sus propias decisiones, las cuales dependen de las características del negocio si tienen la posibilidad de implementar espacios con ventilación o bien, áreas que no contaminen una a la otra”.
El señor Marín toma partido por el segmento de fumadores y aunque sugiere “áreas de fumado”, estas son inviables por varias razones, la primera es de orden legal. El Convenio Marco no contempla esta posibilidad; la segunda es de orden económico: establecer áreas de fumado desembocaría en una tremenda inversión puesto que los locales deberían instalar extractores de aire, o aire acondicionado y como la ley no hace excepciones, de existir esta posibilidad, tanto aplicaría para un negocio solvente como para uno pequeño y, tercero, la discriminación en sí de estas “burbujas” para fumadores: se diseñarían para quienes tienen el vicio pero ¿y los acompañantes no fumadores?
El asunto es complicado porque en todo grupo hay quienes fuman y quienes no. Hay suficiente evidencia técnica de que la visitación a estos lugares, lejos de descender en sitios como Bogotá, la ciudad de México o la ciudad de Panamá: aumentó. La gente no deja de ir a su bar, discoteca o restaurante de preferencia, lo que hace es que cuando desea fumar, sale del local y lo hace en la acera.
Ojalá que CACORE se convierta más bien en un adalid del cambio de hábitos del consumidor costarricense o un inductor de estilos más saludables… como el respirar aire puro.

Federico Paredes
Vicepresidente Fundación Pro Derecho de los No Fumadores
paredesfederico@hotmail.com






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