Respuesta a Vilma Ibarra
| Sábado 25 agosto, 2012
Respuesta a Vilma Ibarra
“A lo largo de mi vida, procuré servir a mi país. En diversas ocasiones, he trabajado directamente en el servicio público o desde asociaciones y fundaciones comprometidas con aquella motivación que nos entregara Don Pepe Figueres que ha guiado a muchas generaciones de costarricenses: “El nombre de la estrella que nos guíe, debe ser, costarricenses, el bienestar del mayor número…”.
Ahora a mis 68 años, me encontraba en la organización de mi retiro de esta vida de servicio, así como mi vida empresarial, cuando me veo sorprendido por un ataque infundado y destructivo. Es destructivo del mérito moral que he acumulado y es infundado pues se basa en una afirmación nunca dicha por el exministro Jiménez en una comisión del Poder Legislativo. Este ataque también lo recibió Adrián Chinchilla, joven profesional muy competente y ético, marcado por su proceder familiar de lucha contra la corrupción.
Considero de enorme gravedad el injusto ataque. Sus consecuencias van más allá del simple acto contra mí o Adrián. Es parte de un cúmulo de acciones que se están dando en nuestro país que han satanizado la función pública y el servicio a la colectividad. Hay sin duda, como en todas las áreas, personas en la política que han faltado a la ética. Pero no son todas, es más, no son la mayoría.
Se simplifica la situación cuando se reduce la defensa que hago de mi nombre en los Tribunales de Justicia, a una táctica distractora o a un simple efecto persuasivo, como lo hizo la periodista Vilma Ibarra en su columna en La República del 22 de agosto de 2012, y como le comenté a ella en su programa “Hablando Claro” del 21 de agosto, no me quedó más remedio que interponer la demanda por no obtener una disculpa satisfactoria.
Hago un llamado de atención. Los ataques desmedidos y sin fundamento están alejando a la juventud decente del servicio a la colectividad y fomentándole un individualismo destructivo del tejido social que se ha construido en Costa Rica. Por ello, estoy siguiendo procesos legales contra las personas que dijeron o que reprodujeron las falsedades dichas. Lo hago por mí, por mis nietos y también por usted.”
Carlos Espinach P.
“A lo largo de mi vida, procuré servir a mi país. En diversas ocasiones, he trabajado directamente en el servicio público o desde asociaciones y fundaciones comprometidas con aquella motivación que nos entregara Don Pepe Figueres que ha guiado a muchas generaciones de costarricenses: “El nombre de la estrella que nos guíe, debe ser, costarricenses, el bienestar del mayor número…”.
Ahora a mis 68 años, me encontraba en la organización de mi retiro de esta vida de servicio, así como mi vida empresarial, cuando me veo sorprendido por un ataque infundado y destructivo. Es destructivo del mérito moral que he acumulado y es infundado pues se basa en una afirmación nunca dicha por el exministro Jiménez en una comisión del Poder Legislativo. Este ataque también lo recibió Adrián Chinchilla, joven profesional muy competente y ético, marcado por su proceder familiar de lucha contra la corrupción.
Considero de enorme gravedad el injusto ataque. Sus consecuencias van más allá del simple acto contra mí o Adrián. Es parte de un cúmulo de acciones que se están dando en nuestro país que han satanizado la función pública y el servicio a la colectividad. Hay sin duda, como en todas las áreas, personas en la política que han faltado a la ética. Pero no son todas, es más, no son la mayoría.
Se simplifica la situación cuando se reduce la defensa que hago de mi nombre en los Tribunales de Justicia, a una táctica distractora o a un simple efecto persuasivo, como lo hizo la periodista Vilma Ibarra en su columna en La República del 22 de agosto de 2012, y como le comenté a ella en su programa “Hablando Claro” del 21 de agosto, no me quedó más remedio que interponer la demanda por no obtener una disculpa satisfactoria.
Hago un llamado de atención. Los ataques desmedidos y sin fundamento están alejando a la juventud decente del servicio a la colectividad y fomentándole un individualismo destructivo del tejido social que se ha construido en Costa Rica. Por ello, estoy siguiendo procesos legales contra las personas que dijeron o que reprodujeron las falsedades dichas. Lo hago por mí, por mis nietos y también por usted.”
Carlos Espinach P.