Responsabilidad con el ambiente
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Martes 04 diciembre, 2007
Los esfuerzos de distintas empresas a favor del ambiente tienden a ser cada vez mayores y eso es algo digno de destacar, aunque es lamentable que otras pasan el tema por alto.
La práctica de la responsabilidad social empresarial es un aspecto que se ha puesto en boga en los últimos años en todo el mundo y Costa Rica no se queda atrás.
Nos hemos enterado —y así lo dimos a conocer en LA REPUBLICA— de ciertos talleres que implementan planes para ayudar a mantener la capa de ozono, de compañías que aprovechan los aceites quemados para reutilizarlos en lugar de lanzarlos a un río, del nacimiento de opciones para crear energías a partir de la basura.
Sin embargo, lo pendiente es aún mucho y eso es algo de lo que todos estamos conscientes.
Un informe reciente da cuenta de que en el país se dejan de recoger más de 256 millones de kilos de basura al año, lo que equivale a la producción de 64 kilos por cada costarricense.
Difícil es imaginar tal cantidad de desechos en nuestras propias casas, pero lamentablemente es una realidad de la cual no escapamos y en donde todos, gobierno, particulares y empresas, tenemos una cuota de responsabilidad.
Lo grave de esto es que no todos los sectores asumen ese porcentaje de compromiso que les corresponde, y en lugar de seguir el ejemplo de quienes tratan de hacer las cosas bien, abandonan el tema o no le dan la importancia necesaria.
Es allí en donde la prédica del Gobierno y de algunas instituciones hacia el exterior sobre un país que ama la naturaleza, se convierte en una loa al viento que no tiene una aplicación práctica para el ambiente mayor que la de atraer más turistas.
El estudio señala que el 64% de las municipalidades costarricenses lanzan los desechos que sí logran recolectar en botaderos a cielo abierto o vertederos que no tienen ningún tipo de control sobre los lixiviados que generan, lo cual produce serias contaminaciones sobre la tierra, zonas aledañas y mantos acuíferos.
Sería bueno que la ejemplar actitud de algunas empresas contagie a las que aún no aplican prácticas amigables con el ambiente. Podrían algunas, por ejemplo, adoptar programas de responsabilidad empresarial en donde la recolección de basura sea el principal aporte y se logre así colaborar con las comunidades.
Se necesita también un cambio a nivel de gobiernos locales en donde se promuevan las soluciones innovadoras, antes de que sea demasiado tarde.