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NOTA DE TANO


Repudio a Johan Venegas empañó la fiesta

Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Viernes 11 noviembre, 2022


Venegas
Gracias al gol que Venegas le puso a Torres, resucitó la Tricolor


El 16 de noviembre del año 2021, la Selección Nacional enfrentaba a la de Honduras en la eliminatoria al Mundial en Qatar. La Tricolor venía de caer ante Canadá 1-0 y estaba al borde de la eliminación.

El juego contra los catrachos agonizaba, estaba empatado 1-1, Costa Rica prácticamente eliminada del Mundial y en las gradas se escuchaba el grito de ¡fuera Suárez, fuera Suárez!.

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¡Hasta que apareció como un fantasma Johan Venegas!

¡Sí!

Johan Venegas, el futbolista que fue repudiado, silbado y abucheado por una masa de fanáticos anónimos, cobardes, que en manada le pusieron el lunar y la mancha a la bella noche en que la Selección Nacional fue despedida antes de viajar a Qatar.

En el minuto 94, Johan Venegas saltó sobre un defensa hondureño para cazar un difícil centro de Joel Campbell y de cabeza, le sirvió en bandeja el balón a Gerson Torres para que anotara el gol de la victoria. Ese triunfo, gracias al gol que gestó el futbolista que el miércoles fue humillado por un grupo de fanáticos, qué por mala educación, no entendieron de lo que se trataba en esta despedida de la Tricolor, fue el que marcó la resurrección de la Selección Nacional, que no volvió a perder en la eliminatoria.

En la emotiva ceremonia que se organizó para despedir a la Selección Nacional, que incluyó en el paquete el juego amistoso frente a Nigeria, por cierto, de excelente comportamiento, no estaban presupuestados insultos para ningún integrante de la Tricolor. El evento no lo ameritaba.

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Quienes silbaron a Johan Venegas se equivocaron de hora, lugar y acontecimiento. La noche era para aplaudir, motivar, festejar e impulsar al equipo completo. No era una noche para silbar y destrozar emocionalmente a uno de los futbolistas que ayudó a la clasificación de la Selección Nacional.

Cuando terminó el juego y los familiares de los seleccionados fueron invitados a acompañar a los futbolistas y darle la vuelta olímpica a la gramilla, sentí vergüenza como costarricense al observar a los familiares de Johan Venegas, todos con orgullo uniformados con la Tricolor y el número 11 en su espalda, entrar a la cancha y con mucho respeto, completar el recorrido de la despedida.

Una ceremonia de fiesta global, fanáticos anónimos, cobardes y en masa, la convirtieron para Johan Venegas y sus familiares, en noche amarga y humillante y lanzaron al tarro de la basura con sus silbidos al jugador, todo el hermoso significado del evento.

gpandolfo@larepublica.net







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