Reglamentar los medios de comunicación y la prensa
| Miércoles 05 agosto, 2009
Reglamentar los medios de comunicación y la prensa
La preferencia que siempre ha sentido el ser humano por el espectáculo, distracción, diversión y morbo —sin entrar a considerar que estas actividades sean positivas o no— nos permite darnos una idea de “cuánta madurez hemos alcanzado”… ninguna. Recordemos la frase,“pan y circo”.
También la preferencia por lo superficial, por lo banal, por lo que hoy consideramos “light”, demuestra un estado de conciencia muy poco evolucionado.
La pasión que seguimos teniendo por las cosas materiales ha sido utilizada por aquellos que conocen nuestras debilidades fomentando lo que podríamos llamar el capitalismo egoísta, mercantilismo o sociedad de consumo.
La escasa atención que le damos a lo importante. La gran pereza a pensar que padecemos. La mediocridad con la que actuamos.
Por eso probablemente aparecieron los “10 mandamientos”, como una forma de conducir a la humanidad. Me refiero a ellos simbólicamente, pues se conocen muchas otras guías a través de la historia humana en las diferentes culturas y sistemas religiosos.
Hubo necesidad de reglamentar las actividades humanas, desde la práctica de la medicina hasta la vocación de cura; del fútbol al quehacer legislativo, de lo económico a lo marítimo, de la utilización del espacio aéreo a una legislación internacional; de las actuaciones de los gobiernos locales hasta los sistemas de dopaje de los deportistas. Hoy por hoy casi todo está reglamentado.
Esto no significa que estamos de acuerdo con el “socialismo del siglo XXI” ni con ningún socialismo ni autoritarismo. La libertad es una condición humana incuestionable, un derecho humano primario y fundamental.
La actividad del periodismo y de los medios de comunicación, al igual que otras actividades, debe contemplar este derecho humano. Esto para los demócratas, ya no es discutible. Pero sí pienso que debe ser mejor y más reglamentada. Hay un libertinaje que realizan algunos medios de comunicación y periodistas, amparados por la libertad de prensa que han hecho que esa actividad, deshonre, haga mala praxis y también sea corrupta.
Deshonre, con los juicios mediáticos, sean estos de políticos, artistas, curas o deportistas. Hace mala praxis, cuando por limitación de tiempo, inmediatez de la noticia o primicia, no actúa profesionalmente y adelanta criterios sin investigación seria. Corrupta porque altera con “verdades relativas” la verdad y porque abusa de su condición de medio en muchas ocasiones.
Un ejemplo: uno puede circular por todo el país. Hay libertad de movimiento. Pero uno no puede ir por ahí alterando el orden, brincándose los semáforos o transitando en auto en contravía. ¿Por qué? Porque por el bien de la sociedad hay reglamentos.
Jean Daniel, periodista francés en entrevista en el periódico español El País dice: “La capacidad de hacer el mal que tiene el periodista es devastadora. En un día o en una hora se puede deshacer una reputación, se puede transformar a alguien que tiene fama de ser honesto en un terrible malhechor. Es un poder terrible”. “Enciendes la televisión y ves una cara. ¿Qué ha hecho? Y después de la cara alguien dice: “Ha sido acusado de ...” Sin pruebas. No es solo la difusión del rumor, es la fuerza que se da a la presentación del rumor”.
http://www.elpais.com/articulo/reportajes/capacidad/hacer/mal/tiene/periodista/devastadora/elpepusocdmg/20090118elpdmgrep_3/Tes
Si el periodismo no quiere caer en el descrédito en que ha caído la política y el mundo de las finanzas, deberá poner sus “barbas en remojo”, porque está a punto de precipitarse.
Ricardo Vílchez Navamuel
info@ricardovilchez.com
La preferencia que siempre ha sentido el ser humano por el espectáculo, distracción, diversión y morbo —sin entrar a considerar que estas actividades sean positivas o no— nos permite darnos una idea de “cuánta madurez hemos alcanzado”… ninguna. Recordemos la frase,“pan y circo”.
También la preferencia por lo superficial, por lo banal, por lo que hoy consideramos “light”, demuestra un estado de conciencia muy poco evolucionado.
La pasión que seguimos teniendo por las cosas materiales ha sido utilizada por aquellos que conocen nuestras debilidades fomentando lo que podríamos llamar el capitalismo egoísta, mercantilismo o sociedad de consumo.
La escasa atención que le damos a lo importante. La gran pereza a pensar que padecemos. La mediocridad con la que actuamos.
Por eso probablemente aparecieron los “10 mandamientos”, como una forma de conducir a la humanidad. Me refiero a ellos simbólicamente, pues se conocen muchas otras guías a través de la historia humana en las diferentes culturas y sistemas religiosos.
Hubo necesidad de reglamentar las actividades humanas, desde la práctica de la medicina hasta la vocación de cura; del fútbol al quehacer legislativo, de lo económico a lo marítimo, de la utilización del espacio aéreo a una legislación internacional; de las actuaciones de los gobiernos locales hasta los sistemas de dopaje de los deportistas. Hoy por hoy casi todo está reglamentado.
Esto no significa que estamos de acuerdo con el “socialismo del siglo XXI” ni con ningún socialismo ni autoritarismo. La libertad es una condición humana incuestionable, un derecho humano primario y fundamental.
La actividad del periodismo y de los medios de comunicación, al igual que otras actividades, debe contemplar este derecho humano. Esto para los demócratas, ya no es discutible. Pero sí pienso que debe ser mejor y más reglamentada. Hay un libertinaje que realizan algunos medios de comunicación y periodistas, amparados por la libertad de prensa que han hecho que esa actividad, deshonre, haga mala praxis y también sea corrupta.
Deshonre, con los juicios mediáticos, sean estos de políticos, artistas, curas o deportistas. Hace mala praxis, cuando por limitación de tiempo, inmediatez de la noticia o primicia, no actúa profesionalmente y adelanta criterios sin investigación seria. Corrupta porque altera con “verdades relativas” la verdad y porque abusa de su condición de medio en muchas ocasiones.
Un ejemplo: uno puede circular por todo el país. Hay libertad de movimiento. Pero uno no puede ir por ahí alterando el orden, brincándose los semáforos o transitando en auto en contravía. ¿Por qué? Porque por el bien de la sociedad hay reglamentos.
Jean Daniel, periodista francés en entrevista en el periódico español El País dice: “La capacidad de hacer el mal que tiene el periodista es devastadora. En un día o en una hora se puede deshacer una reputación, se puede transformar a alguien que tiene fama de ser honesto en un terrible malhechor. Es un poder terrible”. “Enciendes la televisión y ves una cara. ¿Qué ha hecho? Y después de la cara alguien dice: “Ha sido acusado de ...” Sin pruebas. No es solo la difusión del rumor, es la fuerza que se da a la presentación del rumor”.
http://www.elpais.com/articulo/reportajes/capacidad/hacer/mal/tiene/periodista/devastadora/elpepusocdmg/20090118elpdmgrep_3/Tes
Si el periodismo no quiere caer en el descrédito en que ha caído la política y el mundo de las finanzas, deberá poner sus “barbas en remojo”, porque está a punto de precipitarse.
Ricardo Vílchez Navamuel
info@ricardovilchez.com