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Realidad energética de Costa Rica (Parte I)

| Martes 05 agosto, 2014


El único estudio sobre el desarrollo de un mercado de gas natural en Costa Rica es muy poco alentador


Realidad energética de Costa Rica (Parte I)

La preocupación por los precios de la energía, tanto eléctrica como los hidrocarburos, ha sido protagonista en la primera plana de la prensa nacional las últimas semanas. Con justa razón y a falta de respuestas claras de la clase política, el reclamo por soluciones ha aumentado de tono y muchos planteamientos se han puesto sobre la mesa.
Sin embargo, la discusión no puede nublarse y es importante diferenciar las acciones basadas en supuestos de poca solidez y las propuestas con fundamento.
El cambio de patrón de las lluvias es una realidad y a pesar de tener una gran capacidad instalada en plantas hidroeléctricas, si no llueve, los embalses no se llenan. La disminución del nivel de lluvias afecta por igual a privados, cooperativas y al ICE, independientemente del costo que cada uno tenga para producir.
Discutir el problema de los precios sin aceptar la realidad climática es dejar de lado el principal riesgo que enfrentamos como país.
Apuntar hacia la diversificación es la solución al problema, el desarrollo de generación geotérmica, la construcción de plantas hidroeléctricas con embalses de regulación anual como Diquís y la inversión en investigación para una mayor integración de fuentes variables son algunas de las claves, el quién lo haga y como se haga es una cuestión ajena a la relevancia de tomar acciones en estas líneas.
Una ilusión que muchos defienden a capa y espada es la importación o explotación de gas natural en el país. Este combustible, sin duda, ha cambiado drásticamente las dinámicas energéticas globales y no se puede negar su preponderancia en muchos otros países, especialmente en EE.UU., donde hoy en día se perfila como el mecanismo para alcanzar la independencia energética y es una alternativa económica para reducir las emisiones al sustituir la generación a carbón.
Ahora bien, teniendo en geotermia, hidroelectricidad, eólica y el potencial solar de sobra para generar, ¿por qué necesitamos incursionar en un combustible para el que no tenemos infraestructura o capacidad de consumo?
El único estudio sobre el desarrollo de un mercado de gas natural en Costa Rica es muy poco alentador. El mismo concluye que debe invertirse en el sistema de provisión, distribución y consumo para el sector transporte, una nueva planta térmica a gas y una refinería para que este sea viable. Este camino no es nuevo para Costa Rica, en el pasado preferimos la hidroelectricidad al carbón y aún obtenemos réditos de aquellas decisiones.
Sin embargo, tenemos una experiencia costosa para el país con la gestión de los proyectos de generación desarrollados por ICE en los últimos años, esa es otra realidad que no se puede esconder. Los proyectos de Pirrís y Toro 3 entraron tarde a operar y con onerosos sobrecostos, y el panorama para Reventazón no es muy diferente. Los modelos de gestión y mecanismos de trabajo de mediados de siglo XX ya no responden a la realidad nacional de inicios del siglo XXI, y aunque debe reconocerse que hay funcionarios que dan la lucha, poco ha cambiado.
Sin duda es hora de que el ICE empiece a buscar renovación en todas las actividades relacionadas con la generación de electricidad, desde la planificación hasta la operación si queremos empezar a resolver la crisis.

José Daniel Lara

Ingeniero en sistemas de potencia






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