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FORO DE LECTORES


¿Quo vadis Costa Rica?

Wilberth Quesada wquesada@abogados.or.cr | Viernes 13 diciembre, 2019

Quesada

Desde hace más de sesenta años Costa Rica ha vivido una verdadera estabilidad democrática e institucional.

Si bien causas internas y externas han afectado al país a lo largo de esos años, se han superado las distintas crisis sin afectar la institucionalidad democrática.

No obstante, la lectura del acontecer nacional de los últimos quince años permite advertir que existen verdaderas manifestaciones que constatan por sí mismas que el país se nos está yendo de las manos.

En efecto, la acalorada discusión nacional en torno al Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, y del “Combo del ICE”, evidenciaron un nivel de violencia en la sociedad civil y política que no se creía posible y fue claro que el costarricense estaba cruzando la delgada línea que divide el debate de la violencia en sus distintas manifestaciones.

Esa tendencia se ha hecho más visible con la incursión de nuevas tecnologías, en particular las que han permitido articular una cultura relacional en redes sociales. Así, el tico ha encontrado el medio para vencer cualquier reserva al momento de pretender opinar sobre cualquier cosa, sí sobre cualquier cosa.

También, la asunción del multipartidismo y la dinámica más que cambiante de los actores políticos, ha supuesto una, cada vez mayor, pérdida de credibilidad en la clase política, a la que se han sumado las constantes denuncias de todo, algunas de las cuales opacan a las más epónimas de nuestra historia política.

Ya ni siquiera su válvula de escape por antonomasia le sirve al tico: el fútbol. Al contrario: tanto en los estadios como en los bares y lo que es más triste, en los hogares, es visto por el tico como un medio para descargar toda pasión violenta sin importa patrimonios, sentimientos y hasta integridades y vidas de propios y terceros.

De esta violencia generalizada no se han eximido los tradicionales garantes de la paz de nuestra “Suiza centroamericana”. El Poder Judicial se ha visto en la palestra en virtud de una verdadera pléyade de cuestionamientos por sentencias, nombramientos y actuaciones diversas. El Tribunal Supremo de Elecciones es controvertido por distintas decisiones que adoptó en las últimas elecciones nacionales. El Magisterio, por la huelga actual y las diferentes actuaciones y manifestaciones de sus dirigentes respecto del presente curso lectivo.

Igualmente, el nefasto comportamiento de la economía a nivel nacional e internacional, impone una presión enorme al tico en temas de empleo (calidad y cantidad), poder adquisitivo real y de satisfacción de necesidades de todo tipo, lo que se erige en otro caldo de cultivo para esa violencia, a lo que se suma la muy inquietante escena geopolítica internacional que ha patrocinado el resurgimiento de nacionalismos extremos xenófobos de los que no hemos enterado, y las posiciones recalcitrantes de la derecha y hasta de la izquierda que se creían superados por la cada vez mayor pérdida de contenido ideológico en los partidos políticos a nivel global, así como panoramas que se acercan a las épocas posteriores de ambas guerras mundiales, por el incrementado discurso militar de las potencias en el mundo que ha seguido a la visión unipolar que lo ha había gobernado en el siglo anterior, y el cuestionamiento directo del establishment occidental, por el desplazamiento de la basa del poder planetario hacia oriente, todo lo cual ha supuesto una cornucopia de valores, estructuras y formas de actuar y pensar distintas a las conocidas en Costa Rica.

Finalmente, las iglesias con cuestionamientos sobre excesos de todo tipo de sus dirigentes, tanto a nivel internacional como nacional, han afectado ese refugio inmaterial del que tanto se sirvió el tico para combatir sus dudas y para expresar sus pesares.

Todo lo dicho, y posiblemente más entre lo que habría que incluir los efectos del cambio climático y un relativismo axiológico más cercano a la anulación de los valores, explica esa violencia que se ha expresado hasta en actos contrarios a nuestra institucionalidad por el sencillo hecho de que nos hemos convertido en individuos intolerantes.

¿Hacia dónde vas Costa Rica?

En una época de transición en la que vive este planeta, cabe preguntarse qué es lo que queremos como país; hacia dónde queremos que se conduzca realmente y cómo queremos lograrlo; pero lo que definitivamente no se vale es seguir viviendo en la violencia; seguir justificando la violencia en todas sus formas; contra todo y contra todos.














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