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Quien pestañea pierde

Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Lunes 05 noviembre, 2012


José Carlos Cancela y Pablo Antonio Gabas fueron determinantes en los goles de sus equipos. www.imagenesencostarica.com/Larepublica


Quien pestañea pierde

Un grave error de concentración le costó al Alajuelense el clásico

Hay descuidos que matan y hay entrenamientos que no llevan a nada.
Fácil imaginarse lo que habrán trabajado en pizarra y zacate Oscar Ramírez y Mauricio Montero, preparando a sus jugadores para que Saprissa no les metiera goles a balón parado y ¡pum, pum!, dos adentro.
Cuántas veces habrá dicho Daniel Casas a sus discípulos, que el partido concluye hasta que se escuche el pitazo final y sin embargo, dos goles en media hora sacaron a los morados de concentración y en menos de diez minutos ya las tablas estaban 2-2.
Pero el desaguisado para los anfitriones cayó entre los minutos 74 y 76.
Pareciera que un par de variantes que ordenaron los técnicos, sacó a algunos jugadores de la rutina del encuentro.
Luis Diego Cordero entró por Juan Bustos Golobio y Juan Gabriel Guzmán por Cristian Oviedo. Este enfriamiento del clásico, que se jugaba a todo gas, resultó letal para los propósitos erizos y en una acción intrascendente, Deiver Vega impulsó de cabeza el balón al área local y Johnny Acosta se quedó congelado. Dormido, no reaccionó a tiempo y se lo comió con maña, fuerza y pasión el “Tanque” Jorge Alejandro Castro, quien lo madrugó por detrás, lo pegó, le ganó la posesión de la pelota y se la cruzó a Pemberton para decidir la confrontación.
Imperdonable la desidia del zaguero manudo, porque su error dio al traste con un trabajo muy sacrificado de sus compañeros, que no solo tuvieron que quitarse dos goles de encima, que en un clásico usualmente resultan lapidarios, sino que actuaron 58 minutos con un hombre menos, luego de que el central, Hugo Cruz, expulsara en una acción confusa al lateral José Salvatierra en el minuto 32.
Todo el esfuerzo manudo se vino a pique por unos segundos de duda de Acosta, quien, como defensor central debió imponer presencia y fortaleza física y jamás permitir que a su espalda, un rival hiciera de las suyas e inclinara la balanza.
El primer tiempo del clásico fue trepidante; el Saprissa armó jugadas colectivas espectaculares entre Cancela, Golobio y Cordero, pero fue un pase genial de Cristian Oviedo el que puso a Allen Guevara de cara al gol. El pequeño botó la oportunidad. Enseguida picó Diego Calvo por la izquierda, pero Gabas elevó frente a Grant.
De forma fulminante, el Saprissa se apoderó de la contienda y lo hizo por su ruta preferida; el sendero soñado; el que marca las diferencias: bola muerta.
Minuto 24: tiro de esquina de Cancela y bombazo de cabeza de Alexánder Robinson.
Minuto 29: tiro libre de Cancela; pésimo rechazo de Valle y bombazo de Alexánder Robinson.
¡Locura morada!
El Morera Soto se convierte en sanatorio.
Surge el orgullo rojinegro y se monta la acción del descuento.
Bien coordinada, bien hilvanada, la bola arriba al punto de penal y Andrade la impulsa a la red. Devuelve de la raya trágica Duarte y el balón va a pies de Gabas que traza un globo maravilloso a los cordeles. ¡Qué golazo!
Como parte del festejo se va expulsado Salvatierra.
Se reanuda la acción y el pequeño saltamontes, corre y salta y corre y salta y por ahí lo agarra Michael Barquero.
Penal al 38.
Cristian Oviedo lo deposita en la red con una frialdad impresionante.
Al minuto 38, todo estaba como empezando, salvo que la Liga tenía un jugador menos.
La segunda parte baja de ritmo.
El entorno del juego favorece al Saprissa; el hombre de más pesa; su medular mueve muy bien la pelota y el Alajuelense no puede sumar al desgastarse.
Entró al terreno de juego doña Cautela.
Ramírez y Casas aguantaron lo que podían aguantar, de 15 a 18 minutos, antes de ordenar sus variantes y entre estas, cayó el gol que volcó la contienda.
Aplausos a la vocación de Castro; le llaman Tanque y empujó.
Allá Johnny por su inocencia.
Sacando fuerzas de flaqueza y de nuevo contra la pared, el Alajuelense se inventó una acción primorosa que puso a Armando Alonso de cara al gol en el 86. El hombre ejecutó un centro remate que puso la bola en los pies de Alvaro Sánchez. Con solo que le pegara en la nariz era gol, pero caprichosamente el balón dio en su pierna y se desvió exactamente donde estaba de pie y casi vencido Donny Grant, quien atrapó el obsequio.
No estaba el clásico para la Liga.
Triunfó Saprissa con todo merecimiento y perdió Alajuelense con todo honor: no existe otra conclusión.

Gaetano Pandolfo
gpandolfo@larepublica.net







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