¿Qué saber sobre el sexo?
| Viernes 21 diciembre, 2012
¿Pasó de moda la continencia en la alimentación, el consumo, la ira y la misma sexualidad? ¿Es posible construir una persona equilibrada, feliz y orientada al bien social sin la práctica del autocontrol?
¿Qué saber sobre el sexo?
Un sacerdote de muchos años pregunta a un joven.
Hace pocos días el señor Sebastián Rodríguez Álvarez, sin duda muy joven comparado con este cura, publicó en el diario La República un interesante artículo titulado “Sexo sin saber”. Dice que se ha producido un cambio en la mentalidad y en la práctica de la sexualidad entre los jóvenes, agrega que las instituciones educativas y otras (no especifica cuáles) se están quedando cortas en la educación de la juventud en tan delicadas materias, menciona la extrema exposición erótica de la cultura actual, de la que no se libran ni siquiera los niños. Ni critica ni aprueba tan maligna sobreexposición, la da como un hecho inamovible. También ofrece estadísticas sobre mujeres adolescentes madres, sin mencionar que muchas de ellas forman un hogar legalmente constituido. Y propone… ¿qué propone?
Pareciera que más educación, lo cual, en principio, está bien. Pero, ¿qué hay que saber, qué hay que enseñar? ¿Basta con lecciones de fisiología humana, pedagógicamente ilustradas con abundantes y científicas láminas?; ¿con lecciones de profilaxis para evitar el contagio de enfermedades de trasmisión sexual?; ¿con disertaciones sobre métodos anticonceptivos? Me imagino que su respuesta en los tres casos sería: todo eso es necesario. Pero pregunto, ¿es suficiente? Y me surgen otras preguntas:
La excesiva facilidad y frecuencia de los eventos coitales (la palabra me parece fea para hablar de algo sublime) entre personas sin proyecto de vida común, ¿no banaliza lo erótico? ¿No es esto una grave pérdida? La trivialidad e insignificancia con que se pretende vivir la sexualidad, ¿acaso no perjudica la capacidad de los jóvenes de comprometerse seriamente en el amor hacia otra persona? ¿No es peligroso para la integridad emocional de una persona entregarse corporalmente a otra sin que medie el amor, la comunión de intereses, la esperanza de un futuro compartido? ¿No abundan las chicas y los chicos decepcionados de la sexualidad de tanto exponerse al sexo sin amor?
Para terminar, ¿cómo enseñar sobre una vivencia de la sexualidad que integre el amor, la responsabilidad y la solidaridad? ¿Pasó de moda la continencia en la alimentación, el consumo, la ira y la misma sexualidad? ¿Es posible construir una persona equilibrada, feliz y orientada al bien social sin la práctica del autocontrol? Espero sus respuestas.
Miguel Picado Gatjens
Presbítero de la Iglesia católica
Lic. en historia, Dr. en teología