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¿Qué pasa con la Contraloría?

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 09 mayo, 2012



¿Qué pasa con la Contraloría?


Cuando piensan muchos en la Contraloría conciben un órgano del Estado que “controla poco y atrasa mucho”. La falta de control se ha hecho más aparente en estas semanas últimas a merced de las investigaciones realizadas por algunos medios de comunicación y los abusos descubiertos. Es aparente que quienes hallan los actos no transparentes y corruptos no son del órgano en la Sabana Sur supuestamente dedicado a la tarea de mantener la limpieza en la gestión estatal, sino que son comunicadores de los medios.
Si se pregunta a cualquier habitante, va a decir que lo que se ha destapado en lo que va de 2012 es apenas “la puntita del iceberg”. Eso sí, cuando deciden denunciar algún abuso lo harán a un periodista y no a la autoridad estatal; consideran que los medios sí pueden provocar acción correctiva. La Contraloría ha de facto abdicado su responsabilidad, y los medios han ocupado por lo menos en parte al vacío.
Todos tenemos historias de cómo funciona el Estado y la falta de transparencia ayuda a crear un marco dentro del cual no hay clima apto para aprobar nuevos impuestos.
Uno de los bancos estatales más grandes de rutina saca licitaciones los viernes a las 5 de la tarde y da a las empresas convocadas hasta el martes por la mañana para presentar documentos. En el campo de la investigación no convocan a una empresa preferida y varias ferreterías como hace RECOPE, pero con un día hábil es muy difícil obtener los documentos específicos que pide y el resultado es el mismo; siempre gana una compañía que recibe información previa.
En otro de los bancos más grandes estatales CID/Gallup participó en una licitación donde otra empresa ganó, cobrando 20 millones más por el servicio. Los funcionarios no transparentes alegaron que el profesional con PH.D. y miembro del Colegio de Ciencias Económicas que presentamos era un “filósofo” y no un experto en administración pública. Cuando se ha narrado este hecho a otros profesionales, lo encuentran como gran chiste, tragicómico y deprimente; luego cuentan historias similares que han vivido en otras instituciones.
Lo cierto es que la Contraloría no es un chiste pero se ha mostrado poco capaz o desinteresada de investigar los abusos; ya esta institución es más como la descrita en “Las Almas Perdidas” de Nikolai Gogol que una institución ágil, moderna y motivada. Se examinan papeles (ahora virtuales), se pasan de escritorio a escritorio, y ponderosamente se emiten criterios. No cumple con los objetivos que previeron sus fundadores.
Ya una cementera se retiró del país la semana pasada alegando que la tramitología nacional es tan engorrosa que mejor no participar en el mercado nacional. Los temas de permisos, de apelaciones, de estudios tras estudios, son tales que Costa Rica muchas veces se encuentra poco competitivo. La tarea de simplificar, de mejorar la burocracia estatal es de la Contraloría, pero hay que decir que es poco lo que ha hecho, si algo.
La Contraloría no controla, pero sí atrasa.

Carlos Denton
cdenton@cidgallup.com

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