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¿Qué motiva al jugador?

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Jueves 28 julio, 2011




¿Qué motiva al jugador?

Los comportamientos en la cancha evidencian la magnitud de la motivación de los jugadores por alcanzar la victoria. Cada uno es diferente; aun cuando en el equipo se compartan valores, metas y estímulos. Esto plantea el reto de generar altos niveles de motivación en ambientes heterogéneos por la formación, origen, experiencia y expectativas de quienes conforman un equipo.
Los atletas tienen dos fuentes de motivación: una interna y otra externa. En la primera el jugador tiene la convicción de ser mejor cada día, rendir al máximo y luchar incansablemente por superarse a sí mismo; por eso exhibe una férrea disciplina y toma las victorias y derrotas con seriedad, pues de ellas rescata lecciones y sigue adelante. Equipos integrados por personas así no pierden tiempo señalando héroes por un triunfo ni culpables por las adversidades, ante las cuales sienten tristeza, pero no vergüenza. Esta motivación interna se origina en lo profundo del alma del jugador que posee alta autoestima, cree en su talento y en el equipo.
La motivación externa proviene, en cambio, de incentivos como dinero, bienes materiales, reconocimientos, prestigio, visibilidad y privilegios. Quienes encuentran en estos factores la fuente principal para elevar su desempeño, se vuelven dependientes de estímulos provenientes del entorno.
Curiosamente, con el tiempo, la elevación de resultados y la madurez, la importancia de los aspectos externos se reduce en atletas de alto desempeño que encuentran un fuerte alineamiento entre sus propósitos y los de su equipo. No es que renuncian a ser estimulados desde afuera, pero toman lo material como un “bono” complementario a su aplauso interior y a su pertenencia, constancia e impacto en el equipo; los reconocimientos dejan de constituirse en fuente primaria de motivación, siempre que los que reciban sean justos. La motivación extrínseca y la intrínseca conforman un continuum y cada cual sabe en qué punto del mismo se ubica.
Lo anterior reitera la importancia del adecuado equilibrio entre el “ser” y el “tener”; es decir, entre las razones que brindan satisfacción íntima y los aspectos materiales. La motivación intrínseca es más duradera y por eso los equipos de trabajo necesitan nutrirla.
La motivación origina las actitudes. “Existe una pequeña diferencia entre las personas que hace una gran diferencia y esta es la actitud. Pero esa puede ser negativa o positiva” (W.C. Stone).

German Retana
german.retana@incae.edu







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