Qué implica para Joe Biden (y para Estados Unidos) los cargos presentados contra su hijo Hunter
Gary O'Donoghue - Corresponsal en Washington, BBC News | Viernes 15 septiembre, 2023
Políticamente hablando, actualmente hay dos Estados Unidos.
Uno está indignado y horrorizado de que el expresidente Donald Trump se enfrente a 91 cargos penales, entre federales y estatales, en lo que ven como una conspiración del Estado profundo orquestada en parte por el Departamento de Justicia de Joe Biden.
El otro cree que ese mismo Departamento de Justicia lleva cinco años persiguiendo injustamente al hijo de Biden, Hunter, por sus asuntos fiscales y su comportamiento cuando era, según él mismo ha dicho, drogadicto, hoy ya arrepentido.
En otras palabras, ambos Estados Unidos creen que el departamento responsable de hacer cumplir las leyes del país ha sido abducido por el otro bando y está irremediablemente politizado.
Ante la noticia de que Hunter Biden había sido acusado de tres cargos federales por posesión de armas, su abogado acusó al fiscal de ceder ante la "interferencia indebida y partidista" de los republicanos que apoyan a Trump.
Mientras tanto, Andy Biggs, uno de esos conservadores en el Congreso, sugirió que esos cargos de los que se le acusa eran en realidad una simple maniobra para hacer parecer que el Departamento de Justicia es justo. "No caigas en la trampa. ¡Están tratando de protegerlo de cargos mucho más serios que están por llegar!" escribió en X, anteriormente Twitter.
Los problemas legales de Hunter Biden, por supuesto, serán un duro golpe personal para su padre y su familia. Pero las ramificaciones van mucho más allá.
Los republicanos saben desde hace algún tiempo que el hijo del presidente es un punto débil para él.
Explotar eso les permite no solo irritar considerablemente a Joe Biden, sino también distraer la atención de los problemas que los conservadores tienen con los riesgos legales de Trump.
A eso se suma el hecho de que la mayoría de los demócratas, cuando se les pregunta, no están demasiado contentos con el hecho de que Biden se postule nuevamente para la Casa Blanca en 2024.
Hunter parece un argumento más para aquellos que siguen buscando que el presidente, de 80 años, deje paso a una nueva generación.
Todo esto significa que el resultado del caso de Hunter Biden tendrá un papel importante en lo que promete ser un año electoral turbulento.
Pero los republicanos se enfrentan a una especie de dilema.
Es cierto que los tres cargos relacionados con armas de fuego son delitos graves y no menores; y es cierto que podrían surgir más cargos derivados de los asuntos fiscales y los negocios en el extranjeros de Hunter Biden.
Pero nada de eso alcanza actualmente la escala y cantidad de los presuntos crímenes de Trump.
Así que cualquier intento de convertir los problemas de Hunter Biden en un arma podría simplemente invitar a los estadounidenses a comparar y contrastar.
Además, como sin duda seguirán señalando los demócratas, Hunter Biden no se postula a presidente de Estados Unidos.
Un aspecto intrigante del caso de Hunter Biden es que sus abogados creen claramente que el acuerdo de declaración de culpabilidad que fracasó en julio aún podría ser resucitado, y que la reciente ampliación de los derechos de la Segunda Enmienda -que protege el derecho de los estadounidenses a poseer y portar armas- por parte de varios tribunales podría ser un elemento en su defensa.
Al fin y al cabo, no hay nada en la Constitución que indique que los drogadictos no puedan portar armas.
Sería una ironía extraordinaria teniendo en cuenta la postura de la mayoría de los demócratas sobre el control de armas.
Un "truco político"
La imputación del jueves se produjo pocos días después de que Kevin McCarthy, el presidente republicano de la Cámara de Representantes, anunciara una investigación para un posible juicio político -conocido como impeachment- contra el presidente Biden, una medida que la Casa Blanca ha calificado de truco político.
McCarthy aseguró que existían "acusaciones serias y creíbles" sobre los negocios de la familia y la conducta del presidente Biden. Y los republicanos esperan que esta nueva investigación involucre al presidente en tráfico de influencias y corrupción.
Hasta ahora, sin embargo, siete meses de investigaciones sobre Hunter Biden han sacado a la luz fragmentos de antiguos socios comerciales, un informante del FBI y un par de agentes del IRS (Servicio Interno de Impuestos, por sus siglas en inglés), pero nada que se acerque a una prueba irrefutable real.
Eso puede cambiar cuando comiencen a circular las citaciones, pero la mayoría republicana en la Cámara es tan escasa que no está claro que los republicanos logren ganar la votación del impeachment en el pleno de la Cámara, si llegara tan lejos.
Lo que es seguro es que la distinción entre los sistemas político y legal se ha vuelto cada vez más borrosa. Y ese es un problema importante, según Randy Zelin, profesor adjunto de derecho en la Facultad de Derecho de Cornell.
"Alguien se despertó un día y dijo: 'Muchacho, tengo un juguete nuevo y se llama sistema federal de justicia penal, donde voy a utilizar el sistema penal para castigar a las personas que no están de acuerdo con mi política'", aseguró Zelin a la BBC.
"Este país está siendo desgarrado por esta batalla interminable".
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