Propinas y justicia para los trabajadores gastronómicos
| Viernes 04 enero, 2013
Es decir, quien paga la propina no es el patrono sino un tercero en este caso el cliente y lo hace de forma voluntaria de acuerdo a su satisfacción y agradecimiento con el servicio recibido
Propinas y justicia para los trabajadores gastronómicos
La Asamblea Legislativa dio un paso importante hacia la justicia debida para un grupo social. Me refiero a la votación afirmativa del expediente Nº 18278, “Ley para Proteger el Empleo de los Saloneros y Meseros”. A continuación, y con base en mi deber de rendición de cuentas para con el pueblo costarricense, razono mi voto.
En primer lugar, era necesario que finalmente se proporcionara regulación clara a una actividad que ha tenido la misma normativa desde los años setenta y presenta un desfase histórico con la realidad nacional. Hasta ahora, el tratamiento práctico del tema de propinas versus el salario había estado sujeto a la interpretación de Corte Suprema de Justicia. En ese sentido, la más reciente línea jurisprudencial de la Sala Segunda y de la Sala Constitucional ha equiparado lo obtenido en propinas por parte de meseros y saloneros como si se tratara del salario. Considero que dicha tesis contraviene lo señalado en los Convenios 95 y 172 de la Organización Internacional del Trabajo, al entender el concepto de “salario” y “propina” de forma contraria a lo que disponen estos acuerdos internacionales.
La anterior interpretación jurisprudencial ha provocado una especie de caos en el sector gastronómico y de servicios de comida a la mesa. El desconcierto se presentó debido a que muchos dueños de restaurantes, hasta la fecha, habían entendido la propina como un elemento extra salarial. La razón de por qué se concebía la propina como ajena al salario, básicamente se debe a que la misma obedece a una liberalidad del cliente. Es decir, quien paga la propina no es el patrono sino un tercero —en este caso el cliente— y lo hace de forma voluntaria de acuerdo a su satisfacción y agradecimiento con el servicio recibido. Con base en esa línea de pensamiento, los patronos interpretaban que no debían pagar cargas sociales sobre la propina, lo cual engrosaba el monto recibido por los colaboradores, a la hora de girárseles su pago. Lo anterior les permitía a los patronos manejar el monto de propinas como un elemento adicional que atraía colaboradores hacia ese mercado laboral, pues adicional al salario, un buen mesero o mesera podía incrementar su ingreso, al incluírseles las propinas entregadas por los clientes.
Cuando la Corte Suprema interpreta que las propinas forman parte del salario, los patronos inmediatamente reaccionan con diferentes medidas de emergencia. Entre estas acciones se presentaron despidos, que no siempre eran seguidos con recontrataciones. Quienes sí recontrataron a sus colaboradores, lo hicieron bajo nuevas condiciones laborales, las cuales, en muchas ocasiones, han implicado desmejoras en comparación con el antiguo estatus laboral. De hecho, la Cámara Costarricense de Restaurantes y Afines determinó que “más de 15 mil personas (12 mil empleados directos y 3.300 empleados indirectos) podrían perder su trabajo en el sector gastronómico con la declaración de la Sala Constitucional que obliga la inclusión del 10% del servicio en mesa como parte del salario de los saloneros”. La situación es realmente alarmante y ya hemos visto cómo dicha estimación, lastimosamente, ha estado cumpliéndose.
Por lo anterior, considero apropiado que la Asamblea Legislativa haga justicia al traer claridad y certeza a una situación que, hasta ahora, provocaba incertidumbre, inseguridad laboral y hasta zozobra a un sector muy importante de la fuerza laboral de nuestro país. Era necesario pronunciarse y dar seguridad jurídica a los casi 100 mil colaboradores del sector, que representan aproximadamente el 5,1% de la población trabajadora nacional.
La propina debe motivar a los trabajadores del sector gastronómico a prestar un mejor servicio. La calidad en la atención, basada en lo mejor de nuestra idiosincrasia y el calor humano, hace la diferencia, y eso motiva a los consumidores, especialmente a los núcleos familiares con niños y adultos mayores, a visitar los restaurantes.
Hoy, más que nunca, reafirmo mi compromiso de luchar a favor de la clase media y la clase trabajadora de nuestro país, que con tanto esfuerzo trabajan dignamente para mantener a sus hogares y familias.
Víctor Hernández Cerdas
vmhernan@ice.co.cr
Diputado, Partido Acción Ciudadana