Producto exclusivo para fanáticos
| Jueves 21 agosto, 2008
Producto exclusivo para fanáticos
• En su primer largometraje de animación digital, la célebre saga futurista perdió su carácter universal.
La guerra de las galaxias: La guerra de los clones
(Star Wars: The Clone Wars)
Dirección: Dave Filoni. Animación. Duración: 1.38. Origen: EE.UU. 2008. Calificación: 6.
El tremendo fenómeno de popularidad que George Lucas desató con “La guerra de las galaxias” (1977), no se ha agotado todavía. Así lo confirma “La guerra de las galaxias: La guerra de los clones”, primer largometraje de animación digital basado en la célebre saga futurista. Acreditado únicamente como productor ejecutivo, Lucas se encargó de supervisar esta operación comercial eficiente, aunque privada de mayores ambiciones.
Es una producción concebida no solamente para su proyección en pantalla grande, sino también como capítulo “piloto” de una nueva miniserie televisiva, que será lanzada al mercado muy pronto. Lo primero que salta a la vista de la cinta, es su sólida presentación formal; sin embargo, sus claras limitaciones argumentales indican que se trata de un producto exclusivo para fanáticos.
La acción se ubica temporalmente entre los eventos relatados en “Episodio 2: El ataque de los clones” (2002) y “Episodio 3: La venganza de los Sith” (2005). El joven Anakin Skywalker se acaba de convertir en un caballero Jedi, bajo la atenta guía de su maestro Obi-Wan Kenobi.
Ahora, el mismo Anakin debe entrenar a un “padewan”, un aprendiz de guerrero, para enseñarle los secretos de la inefable Fuerza que mueve al universo. El sabio Yoda le asigna como alumna Ashoka Tano, una muchacha alienígena con quien emprende una importante misión: salvar al hijo del poderoso magnate Jabba el Hutt. Este fue secuestrado por miembros de los ejércitos separatistas que amenazan la seguridad de la República.
En el fondo, la trama es sencilla, pero para algunos, resultará casi incomprensible. Quienes no estén familiarizados con la compleja mitología creada por George Lucas, encontrarán muy difícil relacionarse con lo que sucede en pantalla. El prólogo explicativo es rápido y bastante confuso; además, no hay presentación de personajes. En los primeros minutos, el espectador se ve envuelto en una estruendosa batalla entre clones y robots, donde cuesta distinguir los héroes de los villanos. Las cosas mejoran un poco durante la misión de rescate; pero aún así, es obvio que el guionista Henry Gilroy y el director Dave Filoni piensan solo en satisfacer al gremio de los más fervientes seguidores.
Bajo el aspecto visual, hay aciertos notables. Los realizadores eligieron un estilo gráfico rústico y original, que no se verá obsoleto ni siquiera dentro de muchos años, cuando la tecnología digital habrá alcanzado niveles superiores.
A pesar de sus virtudes estéticas, “La guerra de los clones” es quizá la entrega más floja de una gloriosa franquicia, que ya perdió su carácter universal.
• En su primer largometraje de animación digital, la célebre saga futurista perdió su carácter universal.
La guerra de las galaxias: La guerra de los clones
(Star Wars: The Clone Wars)
Dirección: Dave Filoni. Animación. Duración: 1.38. Origen: EE.UU. 2008. Calificación: 6.
El tremendo fenómeno de popularidad que George Lucas desató con “La guerra de las galaxias” (1977), no se ha agotado todavía. Así lo confirma “La guerra de las galaxias: La guerra de los clones”, primer largometraje de animación digital basado en la célebre saga futurista. Acreditado únicamente como productor ejecutivo, Lucas se encargó de supervisar esta operación comercial eficiente, aunque privada de mayores ambiciones.
Es una producción concebida no solamente para su proyección en pantalla grande, sino también como capítulo “piloto” de una nueva miniserie televisiva, que será lanzada al mercado muy pronto. Lo primero que salta a la vista de la cinta, es su sólida presentación formal; sin embargo, sus claras limitaciones argumentales indican que se trata de un producto exclusivo para fanáticos.
La acción se ubica temporalmente entre los eventos relatados en “Episodio 2: El ataque de los clones” (2002) y “Episodio 3: La venganza de los Sith” (2005). El joven Anakin Skywalker se acaba de convertir en un caballero Jedi, bajo la atenta guía de su maestro Obi-Wan Kenobi.
Ahora, el mismo Anakin debe entrenar a un “padewan”, un aprendiz de guerrero, para enseñarle los secretos de la inefable Fuerza que mueve al universo. El sabio Yoda le asigna como alumna Ashoka Tano, una muchacha alienígena con quien emprende una importante misión: salvar al hijo del poderoso magnate Jabba el Hutt. Este fue secuestrado por miembros de los ejércitos separatistas que amenazan la seguridad de la República.
En el fondo, la trama es sencilla, pero para algunos, resultará casi incomprensible. Quienes no estén familiarizados con la compleja mitología creada por George Lucas, encontrarán muy difícil relacionarse con lo que sucede en pantalla. El prólogo explicativo es rápido y bastante confuso; además, no hay presentación de personajes. En los primeros minutos, el espectador se ve envuelto en una estruendosa batalla entre clones y robots, donde cuesta distinguir los héroes de los villanos. Las cosas mejoran un poco durante la misión de rescate; pero aún así, es obvio que el guionista Henry Gilroy y el director Dave Filoni piensan solo en satisfacer al gremio de los más fervientes seguidores.
Bajo el aspecto visual, hay aciertos notables. Los realizadores eligieron un estilo gráfico rústico y original, que no se verá obsoleto ni siquiera dentro de muchos años, cuando la tecnología digital habrá alcanzado niveles superiores.
A pesar de sus virtudes estéticas, “La guerra de los clones” es quizá la entrega más floja de una gloriosa franquicia, que ya perdió su carácter universal.