Procrastinación de la decisión
Pablo Cruz pablocruz@pyrconsultores.com | Viernes 28 febrero, 2020
En todos los aspectos de nuestra vida, nos tenemos que enfrentar a diario a múltiples decisiones y a grandes o pequeños problemas que tenemos que solucionar.
Gran parte del trabajo de quien ejerce una posición de liderazgo consiste en resolver problemas y tomar decisiones, dos de las áreas más difíciles del trabajo profesional, y eso se debe a los escasos tiempos para resolver problemas y a la tendencia de buscar fórmulas salvadoras que hayan servido el pasado pero que no necesariamente se ajustan a la realidad actual de nuestros trabajos o empresas.
En este sentido, encontramos dinámicas complejas a la hora de tomar decisiones ya que estas infieren responsabilidades que se vincularán automáticamente con riesgos dentro de la organización o la operatividad de esta. La buena toma de decisiones indudablemente permite un mejor control de nuestras propias vidas, ejerciendo de esta manera un liderazgo solvente y robusto que responda a las circunstancias del momento.
Para poder tomar una adecuada decisión, se deben contemplar los efectos futuros que tienen que ver con los compromisos relacionados con la medida que afectará el futuro a la empresa o la organización y en este sentido debemos entender los pasos básicos en la toma de decisiones para comprender por qué no las estamos ejecutando adecuadamente.
La reversibilidad, que es la velocidad con que una decisión puede revertirse,
el impacto, que sería la medida en qué otras áreas o actividades son afectadas,
la calidad, lo cual hace referencia a las relaciones laborales, valores éticos, consideraciones legales, son principios básicos de conducta entre otros y la periodicidad, la cual sería una decisión natural o excepcional.
En esta línea debemos entonces cuestionarnos si los procesos de toma de decisiones que se están realizando en Costa Rica responden adecuadamente a las necesidades de las organizaciones y cómo esto está afectando al país.
En este sentido, queda a responsabilidad del empresario o las gerencias ya sean de índole privado o público, enfocada en un pensamiento macro, donde no solamente responda las necesidades de sus empresas u organizaciones si no más bien como estas decisiones también afectan directa o indirectamente al país. El detectar un problema y establecer oportunidades infiere directamente en la calidad de vida de sus colaboradores y sus familias; por lo tanto, en la misma sociedad. Lo que nos lleva justamente a otro punto importantísimo para entender que la toma de decisiones realmente genera productividad o estancamiento; y es justamente esto que llamaremos “procrastinación de la decisión”, el saber que debo tomar una decisión, tener los elementos necesarios para tomarla, pero no lograr ejecutar esa decisión, lo que afecta enormemente el desarrollo, el crecimiento y el aprovechamiento de la decisión por sí misma.
Ferrari et al. (1995) la definen como postergación en el inicio o conclusión de una actividad específica, mediante la realización de una actividad innecesaria o menos importante, acompañada de un estado de ansiedad; ansiedad que nos ha salido sumamente cara en las empresas, dentro de las organizaciones y en el crecimiento del país en general, donde se observa un estancamiento social, económico, cultural, en salud pública, en salud emocional y en prácticamente todas las áreas que nos involucran como ciudadanos.
Esta “procrastinación de la decisión” ha llevado a nuestro país a un estancamiento social, incluso en nuestros propios valores como costarricenses, ya no decidimos tan rápidamente como deberíamos, tenemos miedo a la hora de tomar una decisión y como decimos popularmente, nos pasamos la bola para no asumir esas responsabilidades.
La única forma que veo para salir de esta “procrastinación de la decisión” es empezar a confiar en nuestras capacidades y competencias, debemos entender que si logramos ejecutar aquellas decisiones, planificándolas mejor, sin temores, buscando un mejor ambiente laboral, obtendríamos beneficios enormes para nuestras organizaciones o empresas, así como para él país, ya que este tema nos desafía a buscar una mejor Costa Rica para este 2020.
La necesidad laboral del país
Hace pocos días en varios medios de comunicación observe cómo algunas figuras políticas indicaban que Costa Rica no cuenta con la mano de obra calificada para la demanda laboral actual; no obstante, me desprendo de estos comentarios para analizar desde una óptica diferente las poblaciones que estamos formando, o bien, que estamos necesitando para las empresas nacionales o trasnacionales que se encuentran en Costa Rica.
Es en este sentido, la necesidad de mano de obra calificada nos invita a reflexionar sobre la realidad de las poblaciones laborales de nuestro país, así como la urgencia que conlleva solventar las necesidades de las empresas y organizaciones.
Desde hace años nos encontramos frente una ola de personas calificadas que se desplazan de empresa a empresa buscando mejoras, los cuales hemos denominado millennials, según distintas encuestas. Ellos no quieren permanecer en el mismo lugar de trabajo más de 3 años, lo cual significa que a lo largo de su carrera profesional habrán estado en más de 15 trabajos diferentes. Es por ello que se les considera job jumpers y estos engrosan la sensación tanto de desempleo como falta de obra calificada; dentro de sus caracteristicas se encuentran que son jovenes que estan en formación, mantienen un nivel de inglés por lo general adecuado para las necesidades de las empresas y están actualmente adquiriendo conocimientos técnicos.
Por otro lado, encontramos a una población interesante que proviene de colegios, colegios técnicos y universidades, así como otros centros de enseñanza; no obstante, señalamos algunas características que nos permitirían entender mejor por qué existe la insertidubre de las empresas de no encontrar personal calificado, y esto podría responder justamente a las mayas curriculares de los colegios tradicionales, técnicos y universidades, las cuales se ha dedicado a formar personas sin entender la necesidad de profesionales o mano de obra calificada para lo que requiere el país; es decir, los niveles de ingles en escuelas y colegios es, por mucho, deficiente. Cuando llegan a las universidades estas no responden a los precipicios formativos básicos que traen los estudiantes dentro de su formación, lo que promueve que lo perfiles de salida de estos centros no cumplan con los requerimientos país en materia de mano de obra necesaria y calificada.
Este tema nos invita a reflexionar sobre el rol que han tenido que tomar las empresas y el Gobierno en cuanto a la capacitación pos-formación. Las empresas han tenido que invertir sumas enormes en formación técnica, lenguas como inglés o el portugués ya que simplemente no lo están obteniendo de los perfiles de salida, lo cual incrementa la sensación de inestabilidad y podría generar que más empresas salgan del país.
Para combatir esta posible realidad se debe reforzar desde la educación primaria, así como la secundaria, un mayor nivel de inglés, inclusión de otras lenguas como el mandarín y el portugués, tecnificación de los colegios técnicos en conjunto con un compromiso de los actores académicos del país para que desarrollen carreras que tengan salida; los colegios profesionales deben asumir un rol valiente al informar al país sobre la inserción real de sus profesiones con el fin de redirigir a los estudiantes a carreras que produzcan beneficios para el desarrollo económico y social pero, sobre todo, que permitan la inserción y crecimiento laboral.
Dentro del marco de las empresas y organizaciones se debe articular un centro de formación publico – privado que ejerza de manera inmediata procesos de incubación en materia de formación técnica, en donde gesten los procesos de formación inmediatos, se unan las necesidades e incluso las inversiones de formación; de manera tal que se cubran de forma rápida y efectiva las carencias de personal calificado.
Es, en este sentido, que podríamos brindar una forma diferente de manejar el problema para que no llegue a ser una pesadilla para nuestro país.