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Primero, recoger los impuestos actuales

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Viernes 18 febrero, 2011




Varios altos funcionarios de Hacienda ni siquiera saben cuántos auditores tienen
Primero, recoger los impuestos actuales
Régimen promueve la injusticia
El régimen tributario, recientemente propuesto por el Ministro de Hacienda, sería más eficiente que el actual.
Además ayudaría a reducir las pérdidas del sector público.
Sin embargo, el nuevo sistema perpetuaría la injusticia que prevalece en el régimen impositivo de este país, bajo el cual las personas decentes colaboran, mientras los demás se burlan de la ley, casi con impunidad.
Por eso, la primera tarea de Fernando Herrero debería ser no la de crear nuevos tributos, sino recaudar los actuales.
Hacer eso no requiere la aprobación de la Asamblea, ni la de nadie, se trata simplemente de ejecutar las leyes impositivas existentes y probablemente efectuar un cambio de actitud dentro del propio Ministerio.
Actualmente, hay muchos funcionarios de Hacienda, incluidos varios de los más altos, que no entienden bien la naturaleza del problema.
Esas personas aseguran que en los últimos años, la recaudación ha crecido, pero que a raíz de la recesión, que empezó en 2009, los ingresos del sector público mermaron.
Por eso, según su tesis, la única forma para que el Gobierno pueda ingresar más dinero, sería mediante nuevos impuestos.
Pero esto no es cierto, según los datos que el Ministerio divulga en su propio sitio en Internet.
Al analizar el patrón de la recaudación durante la última década, es evidente que el nivel de los ingresos de hecho nunca cambia mucho.
En los años de las vacas gordas, la recaudación sube un poco.
En los de las vacas flacas, cae ligeramente.
Pero la recaudación en ningún momento durante ese lapso ha variado más de un punto y medio porcentual para arriba o hacia abajo del 15% del valor de la producción anual nacional, o sea no más de unos $60 millones, de un ingreso total de alrededor de $4 mil millones.
(Es posible que las cifras finales de 2010 reflejen un ingreso menor, pero eso sería una excepción, que no debería repetirse).
En este caso, la prioridad de Hacienda debería ser la contratación y capacitación de más auditores, que por cierto podrían incrementar la recaudación de manera significativa, con solo aplicar las reglas actuales.
Hacienda en muchos casos aparentemente ni siquiera sabe cómo funciona su régimen de auditoría.
El mes pasado, en el transcurso de una visita a este medio de parte de algunos de los más altos funcionarios del Ministerio, los representantes de LA REPUBLICA les preguntaron cuántos auditores hay.
Seiscientos, fue la respuesta.
No obstante, como parte de una investigación realizada por los periodistas de este medio la semana pasada, otros funcionarios cercanos al área de la recaudación, aseguraron que se trata de un total de tan solo 120.
Peor aún, un auditor, miembro del equipo de la oficina de Tributación de San José, la más grande del país, confirmó que la cifra es menor que esa, y que en total no excede los 16 auditores, para investigar los datos financieros de los contribuyentes del área metropolitana.
Aunque Hacienda contara con 100 auditores —por tomar una cifra razonable ante las distintas respuestas— y que cada uno pudiera realizar tres auditorías al año, se trataría de un total de 300 investigaciones anuales.
Al suponer además, que hay 3 mil empresas grandes o medianas en la Gran Area Metropolitana, cada una estaría expuesta a una auditoría con un promedio de no más de una vez cada diez años.
Tomando en cuenta esa frecuencia tan baja, así como el hecho de que la auditoría típica solo analiza un año de declaraciones fiscales, el sistema actual no amenaza en forma seria a la gente, que está evadiendo pagar una parte o todo lo que debe.
El mismo problema de la pobre e infrecuente revisión existe en aduanas, que representa alrededor de un tercio de los ingresos tributarios.
Mientras tanto, miles de empresas informales nunca están expuestas a una investigación, pese a que lucran de forma significativa.
Un auditor podría costarle al Ministerio unos $50 mil al año.
No obstante, un investigador capaz debería poder traerle a Hacienda unos $500 mil al año como mínimo en recaudación adicional.
Un efecto positivo indirecto de esta iniciativa, es que las personas indecentes evadirían menos, aun sin auditoría programada, al saber que serían auditadas en cualquier momento.
Además, esta es una ocasión oportuna para fortalecer las labores de la Dirección de Tributación, responsable de la recaudación.
A finales del año pasado, Hacienda contrató a un Director de Tributación, con larga experiencia en el sector privado.
La combinación de esa trayectoria, vinculada con la labor de varios funcionarios competentes, debería permitirle a Francisco Villalobos incrementar los ingresos —pero solo si Hacienda le proporcionara los recursos adecuados.
El deseo de Hacienda de desarrollar un régimen tributario más eficiente y equitativo es loable.
Pero, antes de que se le otorguen nuevos impuestos, el Gobierno debería señalar que está listo para operar de manera seria, y reducir la injusticia del régimen actual.

Fred Blaser
Co presidente
República Media Group






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