Precandidatos 2018 toman distancia de nuevos impuestos
Esteban Arrieta earrieta@larepublica.net | Miércoles 20 abril, 2016
Aunque están conscientes del problema fiscal, casi todos los aspirantes a tomar las riendas del país en 2018, les cierran la puerta a los nuevos impuestos que quiere el mandatario Luis Guillermo Solís.
El problema económico que afecta al Gobierno debe arreglarse por la vía de la contención del gasto, cobrando adecuadamente los impuestos que ya existen y promoviendo la generación de empleos y la atracción de inversión extranjera, consideran los aspirantes.
De esta forma se podría reducir en unos tres puntos porcentuales el déficit fiscal, que ya es de 5,9% del PIB.
La posición de los pretendientes presidenciales a dos años de las elecciones es normal, si se considera que un apoyo decidido a nuevos tributos sería una apuesta impopular que les restaría votos.
Sin embargo, no es extraño también que una vez que pase la contienda electoral, los que les declararon la guerra a los gravámenes, cambien de opinión, como fue el caso de Laura Chinchilla y del presidente Solís, quienes aseveraron respectivamente que “no necesitaba nuevos impuestos” o que el déficit fiscal “era manejable”.
Asimismo, no es extraño que prácticamente todos los partidos se contradigan y presenten múltiples iniciativas en el Congreso para más impuestos, de acuerdo con el último informe del Estado de la Nación, que hizo un balance sobre este tema entre 2010 y 2014.
“No podemos poner la carreta delante de los bueyes como dicen los campesinos, ya que eso es una mala idea. Tenemos que ponernos de acuerdo con una serie de iniciativas para generar empleo y atraer empresas, así como contener el gasto y después veremos en el mediano plazo si son necesarios los tributos”, dijo José María Figueres, precandidato del PLN.
Otros precandidatos que también se oponen a nuevos gravámenes son Rodoldo Piza, del PUSC; Sergio Mena, de Nueva Generación, y Otto Guevara, del Movimiento Libertario.
Mientras tanto, José María Villalta, del Frente Amplio, estaría a favor siempre y cuando la reforma fiscal que se pretende sea “progresiva”, haciendo un mayor énfasis en los cambios a la renta, así como aprobando la renta global y no a través del IVA que quiere Solís.