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Por justicia histórica

| Miércoles 26 septiembre, 2012


Por justicia histórica

Don Alberto Cañas es un intelectual costarricense a quien respeto profundamente, pero que lamentablemente cuando habla de los hechos políticos de la década de los años 40, se deja llevar por la pasión.
Jamás desconocería yo los méritos que tiene el presidente José Figueres para estar en uno de los billetes de la nueva emisión que hizo recientemente el Banco Central. Pero me parece absolutamente injusto que no se haya hecho lo mismo con el presidente de la República, Dr. Rafael Angel Calderón Guardia.
Que en 1948 se cometieron errores, nadie podría negarlo. No se acuerdan del asesinato cobarde del Codo del Diablo, ni de los infames tribunales de sanciones inmediatas, ni de la enorme injusticia que se cometió, cuando se les negaron las prestaciones a miles de trabajadores, por el solo delito de pertenecer a otro grupo político, por parte de los triunfantes de la Guerra Civil.
Claro que se cometieron errores, pero tratar de demeritar la obra extraordinaria del doctor Calderón Guardia es una tarea imposible.
El Código de Trabajo, la Caja Costarricense de Seguro Social, la Universidad de Costa Rica, para citar solo algunas de sus obras, son monumentos a la memoria del doctor.
Está muy bien don Pepe en los billetes, pero es una injusticia histórica, solo atribuible a la pasión política, el hecho de que la figura del doctor Calderón Guardia no esté en esa emisión.
Y cuando hablamos de las fuerzas externas que participaron en los hechos del 48 y del 55, por qué nos olvidamos de la Legión Caribe.
No tratemos de explicar lo inexplicable. Además esa batalla ya la perdieron hace muchos años los enemigos del Dr. Calderón Guardia.
Después de la Guerra Civil arrancaron las placas que decían Administración Calderón Guardia, a los cientos de escuelas, colegios, caminos y de obras que se hicieron en esa Administración, pero nunca lograron arrancarle del corazón al pueblo costarricense, el amor por la figura del Reformador Social de Costa Rica, demostrado en la extraordinaria manifestación popular que lo recibió el día que regresó del exilio, por encima de las mentiras que se dijeron en su contra.
Calderón Guardia merece, por muchísimas razones, haber estado en la última emisión de billetes que realizó el Banco Central. Estará algún día por derecho propio y por justicia histórica.

Rolando Laclé Castro






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