POR FAVOR... SILENCIO
| Lunes 07 julio, 2008
POR FAVOR… SILENCIO
GAPARI
La peor pesadilla de Roger Federer se hizo realidad. El suizo repitió la maldición de Bjorn Borg y perdió la posibilidad de ganar su sexto Wimbledon consecutivo. En su templo y ante la sombra que le acompaña desde hace años.
En ese sentido, no es exagerado afirmar que pierde la corona mundial como rey del tenis. Nadal lo vence en tierra, mar y aire. Y hasta en hierba, la tierra prometida del helvético. Al sexto Wimbledon descansó. O claudicó ante un huracán español.
Después de 4 horas y 48 minutos, Federer hincó la rodilla.
Federer fue superado mentalmente por Nadal. En juego, en pasión y determinación. Un comentario habitual entre expertos y aficionados es que el español le tiene comida la moral. Así, en castizo. Obvia decir que hay mucho de cierto. Igual de cierto que Nadal tuvo momentos de vértigo en este choque. No se destrona todos los días a un rey.
La final de Roland Garros, respecto del juego mental, funcionó como un aperitivo de la de Wimbledon. Para Nadal fue el cuarto título en París pero también un mensaje. Un anticipo, un telegrama poco amistoso. Como se quiera. Y Federer le vio las orejas al lobo.
De ganar Federer, el suizo se acercaba al peldaño más alto del Olimpo, donde se encuentra, aún imperturbable, Pete Sampras. De esta forma, Nadal para en seco la carrera desenfrenada de Federer hacia los siete Wimbledon del norteamericano y sus 14 Grand Slam. Federer se queda con sus flamante cinco trofeos en Londres y sus 12 “major”. Nadal se planta en mitad de la historia con cuatro Roland Garros y un Wimbledon. Palabras mayores.
Sampras. Federer. Nadal. Los tres forman una trinidad conectada por momentos de leyenda.
Nadal mató ayer dos pájaros de un tiro: cumplió un sueño personal en el All England Club y escribió su nombre en la historia del tenis nacional al recoger el testigo de Manolo Santana al proclamarse campeón en Wimbledon 42 años después de que un español venciera por primera vez en el cuadro masculino.
El tetracampeón de los “músculos de acero”, como le llamaron algunos rotativos británicos, y número 2 del mundo, irrumpió sin clemencia en el terreno, hasta ahora exclusivo del helvético y lo doblegó.
Nadie duda de que Nadal es, hoy por hoy, el tenista del momento. Un jugador en racha que suma 24 victorias consecutivas sumadas con sus triunfos en Hamburgo, Roland Garros, Queen's y Wimbledon.
GAPARI
La peor pesadilla de Roger Federer se hizo realidad. El suizo repitió la maldición de Bjorn Borg y perdió la posibilidad de ganar su sexto Wimbledon consecutivo. En su templo y ante la sombra que le acompaña desde hace años.
En ese sentido, no es exagerado afirmar que pierde la corona mundial como rey del tenis. Nadal lo vence en tierra, mar y aire. Y hasta en hierba, la tierra prometida del helvético. Al sexto Wimbledon descansó. O claudicó ante un huracán español.
Después de 4 horas y 48 minutos, Federer hincó la rodilla.
Federer fue superado mentalmente por Nadal. En juego, en pasión y determinación. Un comentario habitual entre expertos y aficionados es que el español le tiene comida la moral. Así, en castizo. Obvia decir que hay mucho de cierto. Igual de cierto que Nadal tuvo momentos de vértigo en este choque. No se destrona todos los días a un rey.
La final de Roland Garros, respecto del juego mental, funcionó como un aperitivo de la de Wimbledon. Para Nadal fue el cuarto título en París pero también un mensaje. Un anticipo, un telegrama poco amistoso. Como se quiera. Y Federer le vio las orejas al lobo.
De ganar Federer, el suizo se acercaba al peldaño más alto del Olimpo, donde se encuentra, aún imperturbable, Pete Sampras. De esta forma, Nadal para en seco la carrera desenfrenada de Federer hacia los siete Wimbledon del norteamericano y sus 14 Grand Slam. Federer se queda con sus flamante cinco trofeos en Londres y sus 12 “major”. Nadal se planta en mitad de la historia con cuatro Roland Garros y un Wimbledon. Palabras mayores.
Sampras. Federer. Nadal. Los tres forman una trinidad conectada por momentos de leyenda.
Nadal mató ayer dos pájaros de un tiro: cumplió un sueño personal en el All England Club y escribió su nombre en la historia del tenis nacional al recoger el testigo de Manolo Santana al proclamarse campeón en Wimbledon 42 años después de que un español venciera por primera vez en el cuadro masculino.
El tetracampeón de los “músculos de acero”, como le llamaron algunos rotativos británicos, y número 2 del mundo, irrumpió sin clemencia en el terreno, hasta ahora exclusivo del helvético y lo doblegó.
Nadie duda de que Nadal es, hoy por hoy, el tenista del momento. Un jugador en racha que suma 24 victorias consecutivas sumadas con sus triunfos en Hamburgo, Roland Garros, Queen's y Wimbledon.