Política de Estado para el turismo
La falta de visión clara de hacia dónde queremos dirigir y de qué forma el desarrollo nacional, puede afectar a los diferentes segmentos en sus esfuerzos
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Miércoles 08 febrero, 2012
La llegada de turistas al país creció un 4,6% el año pasado en comparación con 2010, y la construcción hotelera se triplicó en ese mismo lapso. La mitad de los nuevos locales está en el área metropolitana y el resto son sitios de sol y playa.
Entre los primeros está lo necesario para atraer y dar servicio a viajeros de negocios, individuales o corporativos, ya que se considera que por nuestra estabilidad política las inversiones continuarán y por ende ese tipo de viajes, y entre los segundos están hoteles cinco estrellas para albergar a clientes premium, a quienes no les afecta mayormente la crisis.
De acuerdo con estos y otros datos, publicados por este medio entre ayer y hoy, parece que el mayor incremento, por lugar de residencia, fue de suramericanos y europeos; en tercer lugar están los estadounidenses y canadienses.
De hecho los empresarios insisten en que se debe aumentar la atracción de turistas en el mercado regional, principalmente Suramérica, además de apuntar a países emergentes como Brasil, Rusia, China e India por el aumento en el poder adquisitivo en estas naciones.
Pareciera pues, que el empuje del empresariado está moviendo nuevamente a este sector. Es probable sin embargo, que haga falta acompañar esto con un plan país dentro del cual se inserten acciones para atracción de turismo, especialmente si se quiere apuntar a Suramérica y a los antes mencionados países emergentes, con poblaciones acostumbradas a disfrutar las particularidades culturales de los lugares que visitan.
Para esto, se hace necesaria una labor conjunta de diversos sectores y esto solo puede lograrse en forma coordinada y coherente si todo se desarrolla dentro del marco de un plan país. De esto, no obstante, carecemos.
Vemos así, una vez más, que esa falta de visión clara de hacia dónde queremos dirigir y de qué forma el desarrollo nacional, puede afectar a los diferentes segmentos en sus esfuerzos.
Es esencial dejar de avanzar por medio de impulsos aislados, que favorezcan en determinados momentos a uno u otro segmento. Es necesario trazar y seguir un proyecto nacional a mediano y largo plazo.
Para que esto suceda y sea apoyado por todos los sectores productivos, sin embargo, debe surgir de un gran consenso nacional. Es decir, debe aparecer el liderazgo que, buscando el bien común, sea capaz de conseguir el apoyo necesario.