Política de energía cara vs competitiva
Roberto Dobles roberto.dobles@gmail.com | Lunes 23 mayo, 2016
Las fuentes de energía de alto costo, incluyendo los derivados de petróleo importados, crean importantes desventajas competitivas que restringen la producción nacional, el crecimiento económico y el bienestar social
Política de energía cara vs competitiva
Recientemente se han dado dos afirmaciones encontradas sobre un tema de fondo. Mientras que el Ministro de Ambiente y Energía dice que “no es energía barata, pero es la que necesitamos”, el presidente de la Cámara de Industrias señala lo contrario: “necesitamos tarifas de electricidad más bajas. De nada nos sirve que casi el 100% de la matriz se base en fuentes renovables si las tarifas no bajan”.
La discusión se origina porque las tarifas eléctricas nacionales son más caras que las de muchos países con los que competimos, lo que genera una importante desventaja competitiva para la economía nacional.
En el caso de los combustibles, la situación es similar. No solamente no se desarrollan opciones de bajo costo y ambientalmente superiores, como el gas natural nacional, sino que también los derivados de petróleo importados, que representan las 2/3 partes del consumo energético nacional, tienen un precio superior al de otros países con los que competimos.
Aquí se prefieren los caros derivados de petróleo que provienen de crudos producidos y refinados en el extranjero, que adicionalmente nos obligan a transferir grandes cantidades de recursos fiscales a los países productores.
Los altos costos de la energía no solamente se encuentran entre los factores que más están afectando la competitividad y la producción nacional, sino que también se encuentran entre los factores que están incidiendo en el cierre de operaciones y la salida de empresas al exterior.
Mientras tanto, la mayor parte de estos países han mejorado significativamente su competitividad energética y han logrado así importantes ventajas competitivas nacionales.
Debemos tener claro que en una economía abierta internacionalmente como la que tenemos y en un mundo globalizado como el actual, la competitividad es fundamental para crecer y generar riqueza a través de la producción de bienes y servicios en el país.
Dentro de este entorno, la energía competitiva impulsa la inversión y el crecimiento económico, lo que aumenta el empleo, reduce la pobreza y genera mayores recursos fiscales. Por el contrario, la energía cara fomenta la desinversión y el deterioro del país.
La reciente salida de Gallito, que deja sin trabajo a unas 300 personas, es un caso más que se suma a una larga lista de empresas que ya han sacado parcial o totalmente del país sus operaciones.
Toda esta discusión sobre los altos costos de la energía en el país se da en un momento en que la economía nacional no crece lo suficiente para satisfacer las necesidades de la sociedad, lo que genera altos niveles de desempleo, pobreza y déficit fiscal, que es una mezcla muy peligrosa.
Las fuentes de energía de alto costo, incluyendo los derivados de petróleo importados, crean importantes desventajas competitivas que restringen la producción nacional, el crecimiento económico y el bienestar social.
La producción de energía competitiva internacionalmente debe por lo tanto convertirse en una de las grandes prioridades nacionales.
Roberto Dobles
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