Pionero de un negocio de futuro
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Martes 16 marzo, 2010
“Ciudades de salud” para jubilados extranjeros generarán fuerte ingreso de divisas
Pionero de un negocio de futuro
Refugio de Montaña, primero y único en el país por ahora, abrió sus puertas en 2009
Trabajó solo y consiguió salir adelante. Ahora, con el apoyo gubernamental, las cosas serán más fáciles.
Se trata de Ronald García, propietario de “Refugio de Montaña”, un centro integral de atención especializada en el cuidado de pacientes post-clínicos, adulto mayor, y personas con algún tipo de discapacidad.
Hace apenas unas semanas el gobierno firmaba la declaratoria de interés nacional del “clúster” de retirados, que pretende atraer a pensionados foráneos de alto poder adquisitivo a Costa Rica. García era el hombre más feliz entre todos los desarrolladores, médicos y políticos presentes en aquella firma. De un plumazo pasó de estar solo en este negocio a tener el respaldo institucional para la promoción de la actividad que él desarrolla.
“Abrí en junio de 2009. Lo tenía todo listo antes, pero me retrasó el terremoto”, expuso Ronald García.
Aunque mucho más modesto que unas “ciudades de salud” que están por llegar (CIMA y Bíblica construyen sendos complejos habitacionales con hospitales en Liberia, con todos los cuidados necesarias para cuatro niveles de atención), con apenas diez habitaciones y dos villas, Refugio de Montaña ha sido la primera empresa en ponerse en el mapa de lo que el gobierno ha dado en llamar “clúster” de jubilados.
A los pensionados extranjeros “les sale rentable” llegar hasta un lugar como este. Pagan desde $600 (villa de vida independiente) hasta $1.600 (habitación en vida semi asistida) por un servicio que en su país podría costarles alrededor de $4.500. Así, “los familiares pueden venir a visitarlos una vez por mes, y aún así ahorrarían”, comentó García.
Pero no es exclusivo para extranjeros. Refugio de Montaña también acoge a nacionales que deseen contratar estos servicios. Los costarricenses ya conocen las bondades de la zona del volcán Poás. Los extranjeros no, y se quedan maravillados de la belleza y del clima que les reciben cuando llegan a Costa Rica. Cambiar de bajo cero a una temperatura tropical es algo que agradecen los huesos de los ancianos.
Ahí se pueden pasar los últimos años o recuperarse de un post operatorio, a apenas 40 minutos de la capital y de los mejores hospitales.
Hasta el momento García ha invertido $400 mil, y cuando se decida a acometer las instalaciones de “nursing home” (vida 100% asistida), se disparará hasta $1,2 millones
Toda la actividad genera encadenamientos productivos como limpiadores, cortadores de césped, enfermeras, médicos… Una variedad de sectores que se ven beneficiados del impulso de gente como Ronald García.
Los inicios, como en todo negocio, no son fáciles. Apenas tiene unas pocas habitaciones ocupadas, pero el futuro se plantea esplendoroso.
El facilitar una vida agradable en la última etapa de esta es un negocio que, además de jugoso, resulta altamente satisfactorio en lo personal para quienes trabajan en ello.
Daniel Zueras
dzueras@larepublica.net
Pionero de un negocio de futuro
Refugio de Montaña, primero y único en el país por ahora, abrió sus puertas en 2009
Trabajó solo y consiguió salir adelante. Ahora, con el apoyo gubernamental, las cosas serán más fáciles.
Se trata de Ronald García, propietario de “Refugio de Montaña”, un centro integral de atención especializada en el cuidado de pacientes post-clínicos, adulto mayor, y personas con algún tipo de discapacidad.
Hace apenas unas semanas el gobierno firmaba la declaratoria de interés nacional del “clúster” de retirados, que pretende atraer a pensionados foráneos de alto poder adquisitivo a Costa Rica. García era el hombre más feliz entre todos los desarrolladores, médicos y políticos presentes en aquella firma. De un plumazo pasó de estar solo en este negocio a tener el respaldo institucional para la promoción de la actividad que él desarrolla.
“Abrí en junio de 2009. Lo tenía todo listo antes, pero me retrasó el terremoto”, expuso Ronald García.
Aunque mucho más modesto que unas “ciudades de salud” que están por llegar (CIMA y Bíblica construyen sendos complejos habitacionales con hospitales en Liberia, con todos los cuidados necesarias para cuatro niveles de atención), con apenas diez habitaciones y dos villas, Refugio de Montaña ha sido la primera empresa en ponerse en el mapa de lo que el gobierno ha dado en llamar “clúster” de jubilados.
A los pensionados extranjeros “les sale rentable” llegar hasta un lugar como este. Pagan desde $600 (villa de vida independiente) hasta $1.600 (habitación en vida semi asistida) por un servicio que en su país podría costarles alrededor de $4.500. Así, “los familiares pueden venir a visitarlos una vez por mes, y aún así ahorrarían”, comentó García.
Pero no es exclusivo para extranjeros. Refugio de Montaña también acoge a nacionales que deseen contratar estos servicios. Los costarricenses ya conocen las bondades de la zona del volcán Poás. Los extranjeros no, y se quedan maravillados de la belleza y del clima que les reciben cuando llegan a Costa Rica. Cambiar de bajo cero a una temperatura tropical es algo que agradecen los huesos de los ancianos.
Ahí se pueden pasar los últimos años o recuperarse de un post operatorio, a apenas 40 minutos de la capital y de los mejores hospitales.
Hasta el momento García ha invertido $400 mil, y cuando se decida a acometer las instalaciones de “nursing home” (vida 100% asistida), se disparará hasta $1,2 millones
Toda la actividad genera encadenamientos productivos como limpiadores, cortadores de césped, enfermeras, médicos… Una variedad de sectores que se ven beneficiados del impulso de gente como Ronald García.
Los inicios, como en todo negocio, no son fáciles. Apenas tiene unas pocas habitaciones ocupadas, pero el futuro se plantea esplendoroso.
El facilitar una vida agradable en la última etapa de esta es un negocio que, además de jugoso, resulta altamente satisfactorio en lo personal para quienes trabajan en ello.
Daniel Zueras
dzueras@larepublica.net