Petrocaribe no es el camino
| Miércoles 27 agosto, 2014
El debate nacional no debería ocuparse de las ventajas o desventajas de acceder a petróleo en condiciones favorables, sino en cómo reducir la dependencia de los combustibles fósiles
Petrocaribe no es el camino
Recientemente ha tenido lugar dentro del debate político nacional la posible adherencia de Costa Rica a la iniciativa venezolana de Petrocaribe, la cual consiste en una alianza de cooperación energética que busca ofrecer a sus miembros el crudo venezolano en condiciones especialmente favorables. Más allá del elemento político que pueda contener dicho acuerdo, es importante tener claridad respecto a las implicaciones de Petrocaribe en relación con los esfuerzos de Costa Rica para ser un país carbono neutral, en el marco del bicentenario de la independencia.
A pesar de la total ausencia de una verdadera política pública en el país, que supere el cambio de gobierno o de color político, la lucha por transformar a Costa Rica en un país carbono neutral ha logrado posicionarse con éxito en el ámbito nacional, al punto que el sector empresarial, así como varias corporaciones municipales, han decido sumarse a los objetivos establecidos al respecto.
Gran parte de los esfuerzos para lograr la carbono neutralidad se centran en reducir la dependencia de los combustibles fósiles, cuya quema genera incontables emisiones de CO2.
Sin embargo, no faltan aquellos que buscan desconocer estas verdades, y que, a raíz de situaciones coyunturales, pretenden poner parches irresponsablemente a dichos problemas. Tal es el caso de Petrocaribe.
La constante subida de la factura petrolera ha azotado sin tregua los bolsillos de todos. Frente a esta problemática, se aboga por la solución más simple, carente de un análisis previo o de visión a largo plazo: buscar petróleo más barato. Petrocaribe permitiría reducir los altos precios que los y las costarricenses pagan por la gasolina, sin embargo, el verdadero precio de continuar en este camino no se estima en metálico.
El costo de perpetuar la dependencia de combustibles fósiles se manifiesta en las prolongadas sequías, en las lluvias cada vez más esporádicas e intensas, en los terribles efectos que el cambio climático tiene sobre la agricultura, sobre la biodiversidad, sobre nuestra vida cotidiana.
El debate nacional no debería ocuparse de estudiar las ventajas o desventajas de acceder a petróleo en condiciones favorables; este debería girar en torno a cómo reducir nuestra funesta dependencia de los combustibles fósiles. En ese sentido, deberían analizarse la viabilidad y factibilidad de opciones tales como la energía solar y eólica, la generación a través de biocombustibles, la geotermia, entre otras.
La cuestión de los altos precios del petróleo debe ser atendida con apremio. Sin embargo, Petrocaribe, más que representar una opción viable para solventar dicha situación, corresponde a un severo atraso en la meta de ser el primer país carbono neutral del mundo.
Luis Antonio González Jiménez
Estudiante de Relaciones Internacionales - UNA