Pensiones: Nuevas generaciones y contribuciones voluntarias
| Lunes 10 marzo, 2008
Pensiones:
Nuevas generaciones y contribuciones voluntarias
A raíz de la elaboración de este espacio, en las últimas semanas me he llevando una sorpresa muy agradable en la respuesta que obtengo de mis estudiantes cuando los consulto sobre sus previsiones para el retiro. La preocupación general es sobre la suficiencia y sostenibilidad de los regímenes obligatorios y los complementarios y, la necesidad de replantearse la estrategia con programas voluntarios. Sin embargo, se trata de un segmento muy particular en términos de nivel de escolaridad, profesiones, proyección laboral, empresas en que trabajan, expectativas futuras, relación con otras culturas e información que reciben.
En principio, lejos del menoscabo general sobre el ahorro para la jubilación, al menos, un segmento muy importante de las nuevas generaciones está pensando seriamente sobre este asunto. Pero ese no es el comportamiento para la totalidad de la población, en un medio donde los niveles de escolaridad e ingreso varían radicalmente de acuerdo con las oportunidades sociales de cada persona. Además, este aspecto está fuertemente condicionado por el ingreso medio de la población. Sin embargo, en los sectores con ingresos superiores a la media, es más viable penetrar con programas de retiro voluntario, ya que sus flujos permiten dedicar un porcentaje a este renglón.
Por otra parte, hay un factor de carácter demográfico que presiona para pensar más en serio sobre los programas voluntarios, estos son: la creciente esperanza de vida de la población y la marcada disminución de la su tasa de natalidad, lo que, en materia de pensiones, nos enfrente al sostenimiento de las mismas a partir de una mayor productividad por individuo que se refleje en incrementos similares en los ingresos.
Afortunadamente, el establecimiento de los regímenes obligatorios que administran las Operadoras de Pensiones Complementarias y de Capitalización Laboral (OPC) son un mecanismo que proporciona al asalariado promedio una oportunidad para efectos de multiplicar los recursos para su retiro. Lo que también se podría fortalecer mediante contribuciones voluntarias al sistema, con lo que a futuro estaríamos proyectando el retiro teniendo en mente la caída en los ingresos después de cierta etapa en la vida laboral del trabajador.
Así que para ese segmento de la población con limitaciones formativas y de ingresos, sería recomendable ponderar los regímenes que a la fecha existen por ley, para formalizar su situación y dar seguimiento a las oportunidades ofrecidas dentro de sus condiciones económicas y laborales concretas. Lejos de cualquier discusión, ese es el mensaje de mis jóvenes estudiantes.
Juan Carlos Pérez Herra
jcperez@larepublica.net
Nuevas generaciones y contribuciones voluntarias
A raíz de la elaboración de este espacio, en las últimas semanas me he llevando una sorpresa muy agradable en la respuesta que obtengo de mis estudiantes cuando los consulto sobre sus previsiones para el retiro. La preocupación general es sobre la suficiencia y sostenibilidad de los regímenes obligatorios y los complementarios y, la necesidad de replantearse la estrategia con programas voluntarios. Sin embargo, se trata de un segmento muy particular en términos de nivel de escolaridad, profesiones, proyección laboral, empresas en que trabajan, expectativas futuras, relación con otras culturas e información que reciben.
En principio, lejos del menoscabo general sobre el ahorro para la jubilación, al menos, un segmento muy importante de las nuevas generaciones está pensando seriamente sobre este asunto. Pero ese no es el comportamiento para la totalidad de la población, en un medio donde los niveles de escolaridad e ingreso varían radicalmente de acuerdo con las oportunidades sociales de cada persona. Además, este aspecto está fuertemente condicionado por el ingreso medio de la población. Sin embargo, en los sectores con ingresos superiores a la media, es más viable penetrar con programas de retiro voluntario, ya que sus flujos permiten dedicar un porcentaje a este renglón.
Por otra parte, hay un factor de carácter demográfico que presiona para pensar más en serio sobre los programas voluntarios, estos son: la creciente esperanza de vida de la población y la marcada disminución de la su tasa de natalidad, lo que, en materia de pensiones, nos enfrente al sostenimiento de las mismas a partir de una mayor productividad por individuo que se refleje en incrementos similares en los ingresos.
Afortunadamente, el establecimiento de los regímenes obligatorios que administran las Operadoras de Pensiones Complementarias y de Capitalización Laboral (OPC) son un mecanismo que proporciona al asalariado promedio una oportunidad para efectos de multiplicar los recursos para su retiro. Lo que también se podría fortalecer mediante contribuciones voluntarias al sistema, con lo que a futuro estaríamos proyectando el retiro teniendo en mente la caída en los ingresos después de cierta etapa en la vida laboral del trabajador.
Así que para ese segmento de la población con limitaciones formativas y de ingresos, sería recomendable ponderar los regímenes que a la fecha existen por ley, para formalizar su situación y dar seguimiento a las oportunidades ofrecidas dentro de sus condiciones económicas y laborales concretas. Lejos de cualquier discusión, ese es el mensaje de mis jóvenes estudiantes.
Juan Carlos Pérez Herra
jcperez@larepublica.net