Parque Marino del Pacífico clama por un cambio
| Viernes 04 julio, 2008
Centro no ha tenido mejoras en sus instalaciones desde su creación en 2002
Parque Marino del Pacífico clama por un cambio
• Presupuesto es destinado casi completamente a gastos de planilla, alimentación y mantenimiento
Javiera Gutiérrez
jgutierrez@larepublica.net
Cuando fue inaugurado en 2002, el Parque Marino del Pacífico, en Puntarenas, prometía ser uno de los grandes atractivos del puerto; sin embargo, el escaso presupuesto y el abandono que sufrió durante años han causado que el inmueble no surja como el imán turístico que se pretendía para la ciudad.
El Parque Marino se ideó como un proyecto con dos objetivos principales: uno, el de impulsar el desarrollo humano de la zona, con programas educativos sobre biodiversidad e investigaciones científicas y universitarias; y el otro, para contribuir con el fomento de actividades turísticas de contenido.
La ley de fundación estableció que el Ministerio del Ambiente y Energía (Minae) es propietario del Parque, y que los socios son la comunidad de Puntarenas, la Universidad Nacional (UNA), el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) y el Instituto Nacional de Biodiversidad (INBio).
La administración del Parque Marino le corresponde a la Fundación Parque Marino del Pacífico, que está compuesta por un representante de cada institución socia y actualmente es presidida por Juana María Coto, profesora e investigadora de la UNA.
Por el lado de la educación y la investigación científica y universitaria, el Parque ha cumplido varios de sus objetivos gracias al constante apoyo de la UNA, del INBio y del INA; sin embargo, la parte turística del recinto es la que más ha sufrido por la falta de presupuesto.
“A pesar de que el Parque ha logrado estabilizarse financieramente, el costo del mantenimiento de las instalaciones es altísimo, lo cual no nos permite hacer mejoras ni ofrecer un producto turístico lo suficientemente acabado y que cumpla con las expectativas que se crearon en los principios del proyecto”, explicó Angel Herrera, director del Parque Marino.
En este sentido, Herrera subrayó que el presupuesto de ¢190 millones que recibe por parte del Minae, “apenas alcanza para la alimentación de los animales, el mantenimiento de los equipos e instalaciones y los salarios de 21 de las 25 personas que trabajan en el centro”.
“Las cuatro personas restantes de la planilla, entre las que estoy yo incluido, somos pagadas por la UNA”, acotó Herrera.
Además de estos fondos públicos, el centro ha desarrollado un programa de acuicultura el cual está comenzando a vender larvas de peces a empresas privadas, lo cual significa una potencial entrada de fondos para el futuro.
Por otro lado, el Parque Marino también recibe dinero de parte de la Municipalidad, la cual por mandato de ley debe entregarle al Parque Marino una parte de los fondos que provienen del gravamen que se cobra por cada tonelada de carga que se moviliza en los puertos de los cantones Central y Esparza.
“La venta de larvas y el dinero que se recibe de la Municipalidad fueron parte de los fondos que permitieron al Parque solicitar el crédito con el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) para hacer la segunda etapa del proyecto”, explicó Miguel Gómez, miembro del Consejo Administrativo del Parque Marino.
De acuerdo con Gómez, el Parque estuvo casi a la deriva durante la administración Calderón, cuando se recortó gran parte del presupuesto para el centro.
“Ahora el panorama ha mejorado en cierta medida, por lo menos el Parque tiene un presupuesto, está sano y se mantiene por sí mismo, aunque falta mucho por hacer”, subrayó Gómez, quien agregó que para este año las esperanzas están puestas en un nuevo proyecto: el Gran Acuario, el cual conforma la segunda etapa del centro.
El diseño de los planos de esta nueva atracción, que costará alrededor de $8 millones, está en proceso de licitación entre varias empresas en España y será financiada con fondos del préstamo del BCIE al que se refirió Gómez.
Esta nueva etapa atraería a alrededor de 400 mil visitantes al año, de acuerdo con un estudio de factibilidad realizado por expertos franceses. Esto significaría una cantidad nueve veces mayor a los 50 mil que el parque recibió durante 2007.
Es de esperarse que con esta nueva etapa, con las mejoras que esta traiga y de acuerdo con quienes trabajan allí, el Parque Marino del Pacífico logre finalmente transformarse en la atracción turística que tanto se prometió cuando se fundó con bombos y platillos en 2002.
Parque Marino del Pacífico clama por un cambio
• Presupuesto es destinado casi completamente a gastos de planilla, alimentación y mantenimiento
Javiera Gutiérrez
jgutierrez@larepublica.net
Cuando fue inaugurado en 2002, el Parque Marino del Pacífico, en Puntarenas, prometía ser uno de los grandes atractivos del puerto; sin embargo, el escaso presupuesto y el abandono que sufrió durante años han causado que el inmueble no surja como el imán turístico que se pretendía para la ciudad.
El Parque Marino se ideó como un proyecto con dos objetivos principales: uno, el de impulsar el desarrollo humano de la zona, con programas educativos sobre biodiversidad e investigaciones científicas y universitarias; y el otro, para contribuir con el fomento de actividades turísticas de contenido.
La ley de fundación estableció que el Ministerio del Ambiente y Energía (Minae) es propietario del Parque, y que los socios son la comunidad de Puntarenas, la Universidad Nacional (UNA), el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) y el Instituto Nacional de Biodiversidad (INBio).
La administración del Parque Marino le corresponde a la Fundación Parque Marino del Pacífico, que está compuesta por un representante de cada institución socia y actualmente es presidida por Juana María Coto, profesora e investigadora de la UNA.
Por el lado de la educación y la investigación científica y universitaria, el Parque ha cumplido varios de sus objetivos gracias al constante apoyo de la UNA, del INBio y del INA; sin embargo, la parte turística del recinto es la que más ha sufrido por la falta de presupuesto.
“A pesar de que el Parque ha logrado estabilizarse financieramente, el costo del mantenimiento de las instalaciones es altísimo, lo cual no nos permite hacer mejoras ni ofrecer un producto turístico lo suficientemente acabado y que cumpla con las expectativas que se crearon en los principios del proyecto”, explicó Angel Herrera, director del Parque Marino.
En este sentido, Herrera subrayó que el presupuesto de ¢190 millones que recibe por parte del Minae, “apenas alcanza para la alimentación de los animales, el mantenimiento de los equipos e instalaciones y los salarios de 21 de las 25 personas que trabajan en el centro”.
“Las cuatro personas restantes de la planilla, entre las que estoy yo incluido, somos pagadas por la UNA”, acotó Herrera.
Además de estos fondos públicos, el centro ha desarrollado un programa de acuicultura el cual está comenzando a vender larvas de peces a empresas privadas, lo cual significa una potencial entrada de fondos para el futuro.
Por otro lado, el Parque Marino también recibe dinero de parte de la Municipalidad, la cual por mandato de ley debe entregarle al Parque Marino una parte de los fondos que provienen del gravamen que se cobra por cada tonelada de carga que se moviliza en los puertos de los cantones Central y Esparza.
“La venta de larvas y el dinero que se recibe de la Municipalidad fueron parte de los fondos que permitieron al Parque solicitar el crédito con el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) para hacer la segunda etapa del proyecto”, explicó Miguel Gómez, miembro del Consejo Administrativo del Parque Marino.
De acuerdo con Gómez, el Parque estuvo casi a la deriva durante la administración Calderón, cuando se recortó gran parte del presupuesto para el centro.
“Ahora el panorama ha mejorado en cierta medida, por lo menos el Parque tiene un presupuesto, está sano y se mantiene por sí mismo, aunque falta mucho por hacer”, subrayó Gómez, quien agregó que para este año las esperanzas están puestas en un nuevo proyecto: el Gran Acuario, el cual conforma la segunda etapa del centro.
El diseño de los planos de esta nueva atracción, que costará alrededor de $8 millones, está en proceso de licitación entre varias empresas en España y será financiada con fondos del préstamo del BCIE al que se refirió Gómez.
Esta nueva etapa atraería a alrededor de 400 mil visitantes al año, de acuerdo con un estudio de factibilidad realizado por expertos franceses. Esto significaría una cantidad nueve veces mayor a los 50 mil que el parque recibió durante 2007.
Es de esperarse que con esta nueva etapa, con las mejoras que esta traiga y de acuerdo con quienes trabajan allí, el Parque Marino del Pacífico logre finalmente transformarse en la atracción turística que tanto se prometió cuando se fundó con bombos y platillos en 2002.