Para cuidar la salud
La Caja Costarricense de Seguro Social gasta ¢45 mil millones al año en atención de enfermedades ocasionadas por el tabaquismo y concede 55 mil días de incapacidades por males relacionados co
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Miércoles 20 mayo, 2009
El tabaco sin duda es un mal negocio para el país. Pero además lo negativo del hábito reside en el daño que ocasiona a los fumadores y no fumadores que respiran el humo de los cigarrillos. Como si fuera poco, también daña al ambiente. Malo por donde sea que se mire. Decíamos que el fumado es un pésimo negocio para el país puesto que la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) gasta ¢45 mil millones al año en atención de enfermedades relacionadas con el tabaquismo y concede 55 mil días de incapacidades por males relacionados con esta práctica. Clarísimo el golpe a las finanzas de la Caja y a las empresas privadas y públicas que soportan las incapacidades. Por otra parte, sobra explicar el dolor de quienes padecen las enfermedades ocasionadas por el fumado y el de sus familiares durante ese proceso y en muchos casos luego, por su fallecimiento. En cuanto al daño al ambiente las palabras de la ministra de Salud, María Luisa Avila, difundidas en la nota de LA REPUBLICA del lunes sobre el tema son elocuentes, “por cada 20 (cigarrillos) que se consumen un árbol comienza a morir”. El mundo decidió tomar medidas en vista de que la mitad de la población fuma a pesar del enorme daño. Se creó el Convenio Marco contra el Tabaco de la Organización Mundial de la Salud, que Costa Rica firmó en julio de 2008. Hoy un proyecto en trámite en nuestro Congreso busca cumplir con las pautas a seguir de ese Convenio pero además beneficiará al país. Un importante aumento en el costo de las cajetillas de cigarros, como parte de otros aspectos contemplados en la nueva ley, creará un fondo del cual el 60% irá a la CCSS, el 30% al Instituto de Alcoholismo y Farmacodependencia y un 10% al Ministerio de Salud. El hábito de fumar daña seriamente la salud, pero sus consecuencias negativas aumentan por su capacidad de perjudicar no solo a quien fuma sino a las personas no fumadoras que se ven obligadas a respirar el aire contaminado por el humo. A esto hay que sumar que en la actualidad el ambiente de las ciudades ya tiene una fuerte carga de contaminación por lo que el humo del tabaco se suma agravando la situación. Es por todo esto que el país ha tenido que sumarse al resto del mundo y dar pasos tendientes a garantizar a la población un ambiente apto para la vida.