Otra vez servicio
| Viernes 10 octubre, 2008
ESQUINA EPICUREA
Otra vez servicio
Le pido permiso al lector que una vez me llamó la atención —porque muy educadamente me reclamó— pues consideraba me estaba alejando de temas de “etiqueta” y de información relacionada con alimentos y bebidas para hablar de asuntos operativos de restaurantes que aparentemente les interesan solo a propietarios y profesionales del sector.
Sucede que al hacer conciencia al sector también de forma respetuosa podremos tener un mejor servicio y todos los clientes beneficiarnos de esto.
Al grano: recibí dos comentarios que me llamaron la atención y que comparto, uno de un cliente asiduo a restaurantes y el otro de una salonera que convertida en cliente observó graves deficiencias en un restaurante y me las comentó.
Vamos con el primero: este cliente se encuentra con su familia en su casa cerca de las 9.30 p.m. y deciden salir a comer algo juntos… llegan a uno de los restaurantes favoritos, el cual después de su experiencia han borrado de su lista; llegan al restaurante cerca de las 10 p.m. y el salonero los insta a “elegir rápidamente pues la cocina cierra y ya están recogiendo los platos, así que no sabe qué tipo de comida quedará para poder servir”, desde luego que esta declaración los hace sentir mal y solo piensan en que no llegarían al postre, pues ya estaría guardado para entonces.
Se levantan y se van a otro restaurante en el que los recibe un capitán, quién les dice antes de sentarse (no como en el primer lugar), que por favor esperen un momento, pues debe preguntar si todavía es posible atenderlos. En segundos aparece el propietario, quien los invita a sentarse y les informa que el restaurante se cerrará hasta que ellos hayan terminado… ¿diferentes historias verdad? Saquen ustedes sus conclusiones, sin embargo, solo deseo agregar que en el primer caso, el propietario no ha podido transmitir un compromiso hacia el verdadero servicio a todos los niveles, además de otras prácticas.
La otra historia no dista de esta, la salonera que forma parte de un equipo que está siendo capacitado para la apertura de un restaurante y es la primera vez que trabaja en esta industria, queda afectada al ser víctima de un pésimo salonero quien aparece con la camisa abierta exponiendo sus colgantes joyas y refunfuñando malhumorado contra los clientes por las seguidas solicitudes realizadas sobre el mismo tema.
Servicio, servicio excelente, servicio excelente, cómo llegar a él… solo con una ruta establecido, estándares establecidos, y desde luego la apasionada intervención del administrador o propietario que esté cerca de su gente para detectar desviaciones a tiempo… las que siempre sucederán, ¡pues esta es una industria de gente, con gente, para gente!
Buen provecho y hasta la próxima semana.
Alfredo Echeverría
Director Ejecutivo
Grupo HRS Consultores
Otra vez servicio
Le pido permiso al lector que una vez me llamó la atención —porque muy educadamente me reclamó— pues consideraba me estaba alejando de temas de “etiqueta” y de información relacionada con alimentos y bebidas para hablar de asuntos operativos de restaurantes que aparentemente les interesan solo a propietarios y profesionales del sector.
Sucede que al hacer conciencia al sector también de forma respetuosa podremos tener un mejor servicio y todos los clientes beneficiarnos de esto.
Al grano: recibí dos comentarios que me llamaron la atención y que comparto, uno de un cliente asiduo a restaurantes y el otro de una salonera que convertida en cliente observó graves deficiencias en un restaurante y me las comentó.
Vamos con el primero: este cliente se encuentra con su familia en su casa cerca de las 9.30 p.m. y deciden salir a comer algo juntos… llegan a uno de los restaurantes favoritos, el cual después de su experiencia han borrado de su lista; llegan al restaurante cerca de las 10 p.m. y el salonero los insta a “elegir rápidamente pues la cocina cierra y ya están recogiendo los platos, así que no sabe qué tipo de comida quedará para poder servir”, desde luego que esta declaración los hace sentir mal y solo piensan en que no llegarían al postre, pues ya estaría guardado para entonces.
Se levantan y se van a otro restaurante en el que los recibe un capitán, quién les dice antes de sentarse (no como en el primer lugar), que por favor esperen un momento, pues debe preguntar si todavía es posible atenderlos. En segundos aparece el propietario, quien los invita a sentarse y les informa que el restaurante se cerrará hasta que ellos hayan terminado… ¿diferentes historias verdad? Saquen ustedes sus conclusiones, sin embargo, solo deseo agregar que en el primer caso, el propietario no ha podido transmitir un compromiso hacia el verdadero servicio a todos los niveles, además de otras prácticas.
La otra historia no dista de esta, la salonera que forma parte de un equipo que está siendo capacitado para la apertura de un restaurante y es la primera vez que trabaja en esta industria, queda afectada al ser víctima de un pésimo salonero quien aparece con la camisa abierta exponiendo sus colgantes joyas y refunfuñando malhumorado contra los clientes por las seguidas solicitudes realizadas sobre el mismo tema.
Servicio, servicio excelente, servicio excelente, cómo llegar a él… solo con una ruta establecido, estándares establecidos, y desde luego la apasionada intervención del administrador o propietario que esté cerca de su gente para detectar desviaciones a tiempo… las que siempre sucederán, ¡pues esta es una industria de gente, con gente, para gente!
Buen provecho y hasta la próxima semana.
Alfredo Echeverría
Director Ejecutivo
Grupo HRS Consultores