Otra carretera a Guápiles
| Miércoles 10 junio, 2009
Otra carretera a Guápiles
Hacia Limón el peligro acecha. Los sueños de San José-Limón rápido se esfumaron y terminó siendo muy peligrosa esa carretera. Tampoco nunca dejamos de soñar con Caldera, algunos ilusos soñaban vías de ocho carriles para Escazú, seis para Santa Ana y cuatro para Ciudad Colón y otros.
En esta administración el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) desesperadamente ha buscado una opción para ampliar a cuatro vías San José-Guápiles, pero entiendo que ha fracasado por imposibilidad física. El movimiento de tierra para la ampliación, que no se hizo previamente cuando se realizó el principal, ahora es lo que impide ampliarla.
Con la apertura de la carretera a Guápiles la ciudadanía estaba ilusionada con lo mismo. Después de la inauguración en el 86 por don Oscar Arias, la carretera estaba prácticamente saturada.
Caldera. Veinte años después, el mismo presidente, don Oscar Arias, inaugura los trabajos de Caldera, un calco de Guápiles. Igual todo, solo que de topografía más benevolente. Como el MOPT nunca informa detalles comprometedores, se ignora que la carretera sería hecha con los planos de hace 40 años: una vía para arriba, otra para abajo y una de ascenso donde se requiera (por cierto este esquema está totalmente superado para nuestras montañas). Cualquiera las puede comparar, con el agravante de tener Caldera muchísimo más tráfico proyectado que la de Guápiles.
Don Oscar, destine un poco de la platilla que le van a prestar, para que los ibéricos hagan el movimiento de tierra a cuatro vías y si puede complétela toda. Este será el mayor tráfico de Costa Rica. Como está planteado el asunto son más vehículos, más borrachos y más muertos proyectados que en la ruta 32 a Guápiles, la llamada ruta de la muerte, precisamente por no tener las cuatro vías.
Conclusiones: En el recibo de las ofertas para la concesión de Caldera por el año 2000, se hicieron presentes más de seis empresas concesionarias de lo más serias y poderosas del mundo, y otros aventureros.
Al cierre, de nueve empresas participó solo una costarricense con una extranjera. Hay que felicitar al tico por audaz. Sin casi nada estaba adentro. Cuando en un concurso, licitación o similar participa una sola empresa es posible negociar términos de la licitación, incluso el precio, para arriba o para abajo. Se acuerda todo en una cómoda sala. En esto se estuvo como ocho años, en varias salas. Diferentes gobiernos nunca la quisieron cancelar y licitar de nuevo para que participaran varios oferentes, se fijaba todo al instante. Cada sala era más cara. Supongo que para el Consejo Nacional de Concesiones lo importante era dar inicio a una obra parada por ocho años, pues precio bajo o alto por los peajes los pagaría el respetable (los usuarios), como los de Santa Ana, sin derecho al brinco.
Para opinar de todo, la licitación, no la sala.
Ing. Ricardo Umaña Portocarrero
umana@ice.co.cr
Hacia Limón el peligro acecha. Los sueños de San José-Limón rápido se esfumaron y terminó siendo muy peligrosa esa carretera. Tampoco nunca dejamos de soñar con Caldera, algunos ilusos soñaban vías de ocho carriles para Escazú, seis para Santa Ana y cuatro para Ciudad Colón y otros.
En esta administración el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) desesperadamente ha buscado una opción para ampliar a cuatro vías San José-Guápiles, pero entiendo que ha fracasado por imposibilidad física. El movimiento de tierra para la ampliación, que no se hizo previamente cuando se realizó el principal, ahora es lo que impide ampliarla.
Con la apertura de la carretera a Guápiles la ciudadanía estaba ilusionada con lo mismo. Después de la inauguración en el 86 por don Oscar Arias, la carretera estaba prácticamente saturada.
Caldera. Veinte años después, el mismo presidente, don Oscar Arias, inaugura los trabajos de Caldera, un calco de Guápiles. Igual todo, solo que de topografía más benevolente. Como el MOPT nunca informa detalles comprometedores, se ignora que la carretera sería hecha con los planos de hace 40 años: una vía para arriba, otra para abajo y una de ascenso donde se requiera (por cierto este esquema está totalmente superado para nuestras montañas). Cualquiera las puede comparar, con el agravante de tener Caldera muchísimo más tráfico proyectado que la de Guápiles.
Don Oscar, destine un poco de la platilla que le van a prestar, para que los ibéricos hagan el movimiento de tierra a cuatro vías y si puede complétela toda. Este será el mayor tráfico de Costa Rica. Como está planteado el asunto son más vehículos, más borrachos y más muertos proyectados que en la ruta 32 a Guápiles, la llamada ruta de la muerte, precisamente por no tener las cuatro vías.
Conclusiones: En el recibo de las ofertas para la concesión de Caldera por el año 2000, se hicieron presentes más de seis empresas concesionarias de lo más serias y poderosas del mundo, y otros aventureros.
Al cierre, de nueve empresas participó solo una costarricense con una extranjera. Hay que felicitar al tico por audaz. Sin casi nada estaba adentro. Cuando en un concurso, licitación o similar participa una sola empresa es posible negociar términos de la licitación, incluso el precio, para arriba o para abajo. Se acuerda todo en una cómoda sala. En esto se estuvo como ocho años, en varias salas. Diferentes gobiernos nunca la quisieron cancelar y licitar de nuevo para que participaran varios oferentes, se fijaba todo al instante. Cada sala era más cara. Supongo que para el Consejo Nacional de Concesiones lo importante era dar inicio a una obra parada por ocho años, pues precio bajo o alto por los peajes los pagaría el respetable (los usuarios), como los de Santa Ana, sin derecho al brinco.
Para opinar de todo, la licitación, no la sala.
Ing. Ricardo Umaña Portocarrero
umana@ice.co.cr