Orden contra talento: empate
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Lunes 11 abril, 2011
Orden contra talento: empate
Cartaginés no pudo sobrepasar el orden táctico de la retaguardia norteña
Lo peor que le puede suceder a un equipo que va a enfrentar a San Carlos, es recibir un gol en contra; los problemas se triplican, porque sí cuesta y bastante superar el valladar defensivo de los discípulos de Daniel Casas y sino que lo diga la Liga, limitado a un 0-0 en su patio ante estos toros, emprender esta tarea cuesta arriba complica mucho más las cosas.
Y esto le pasó al Cartaginés ayer en su estadio; Johnny Chavez inundó de talento la cintura del equipo con una medular de lujo: Pablo Brenes, Luis Stward Pérez, Paolo Jiménez y Chiqui Brenes, que se la desearía cualquier equipo de nuestra primera división, pero la técnica, inteligencia y panorama de acción de esta cuarteta, no alcanzó para pasarle por encima a una retaguardia que trabaja con la sincronía de un reloj helvético: son ocho hombres en mitad de campo defensivo, veloces, marcando por zona sin el desgaste de la marca personal, desdoblándose y tapando huecos de maravilla: Valverde, Munguío, Bello, Portuguéz, Montoya, Acosta, Mora y atrás Donny Grant.
Pasar por ahí no es fácil: Cartaginés lo intentó y pudo inquietar el marco de Grant, incluso estuvo cerca del gol con remates de Chiqui, Danny Fonseca, otro raspado de cabeza de País, una chilena del mismo Diego, pero Grant voló a las esquinas y desvió.
Y en un contraataque, nacido de un error de Paolo al querer dársela a Salas, arrancó como una flecha Kenny Cunninghan, desparramó rivales y filtró servicio mágico a Erick Scott, quien al tratar de eludir la salida suicida del portero Luis Torres fue objeto de falta de penal por el guardameta.
Lanzó Alvaro Sánchez, minuto 39, rechazó Torres a dos manos; se desconcentró la nómina brumosa por la tapada de su arquero y se le olvidó marcar: el rechazo de Torres lo recogió fuera del área Michael Mora quien soltó un taponazo al ángulo de mano derecha del portero y lo venció.
A partir de ese gol, al Cartaginés el juego se le puso cuesta arriba, toda la segunda parte fue dramática, porque los locales iban e iban por todos los ángulos de la cancha en procura de hallar la luz, la puerta, el portillo de ingreso, pero todas estaban cerradas, excelentemente resguardadas. La angustia local estuvo a un segundo de convertirse en catástrofe, cuando otra vez, Cunningham desbordó con estilo y le puso el 2-0 muerto a Scott. El goleador recibió, sostuvo, midió, totalmente solo ante Torres pero hizo lo más difícil: la botó.
Johnny Chávez movió su ajedrez; es un gran jugador de esta disciplina; entraron Valverde, Madrigal y Daniel Jiménez pero solo alcanzó para un penal, que le cometió Munguío al Chiqui Brenes en el minuto 81, cuando el ariete quiso eludirlo de frente y el propio Randall cobró para empatar el juego.
Contra las cuerdas, Cartaginés debe viajar a Ciudad Quesada obligado al triunfo: un empate lo saca del torneo al contar los toros con mejor promedio en la clasificación general. Sin duda que las brumas inundan al club de la Vieja Metrópoli.
Gaetano Pandolfo
gpandolfo@larepublica.net
Cartaginés no pudo sobrepasar el orden táctico de la retaguardia norteña
Lo peor que le puede suceder a un equipo que va a enfrentar a San Carlos, es recibir un gol en contra; los problemas se triplican, porque sí cuesta y bastante superar el valladar defensivo de los discípulos de Daniel Casas y sino que lo diga la Liga, limitado a un 0-0 en su patio ante estos toros, emprender esta tarea cuesta arriba complica mucho más las cosas.
Y esto le pasó al Cartaginés ayer en su estadio; Johnny Chavez inundó de talento la cintura del equipo con una medular de lujo: Pablo Brenes, Luis Stward Pérez, Paolo Jiménez y Chiqui Brenes, que se la desearía cualquier equipo de nuestra primera división, pero la técnica, inteligencia y panorama de acción de esta cuarteta, no alcanzó para pasarle por encima a una retaguardia que trabaja con la sincronía de un reloj helvético: son ocho hombres en mitad de campo defensivo, veloces, marcando por zona sin el desgaste de la marca personal, desdoblándose y tapando huecos de maravilla: Valverde, Munguío, Bello, Portuguéz, Montoya, Acosta, Mora y atrás Donny Grant.
Pasar por ahí no es fácil: Cartaginés lo intentó y pudo inquietar el marco de Grant, incluso estuvo cerca del gol con remates de Chiqui, Danny Fonseca, otro raspado de cabeza de País, una chilena del mismo Diego, pero Grant voló a las esquinas y desvió.
Y en un contraataque, nacido de un error de Paolo al querer dársela a Salas, arrancó como una flecha Kenny Cunninghan, desparramó rivales y filtró servicio mágico a Erick Scott, quien al tratar de eludir la salida suicida del portero Luis Torres fue objeto de falta de penal por el guardameta.
Lanzó Alvaro Sánchez, minuto 39, rechazó Torres a dos manos; se desconcentró la nómina brumosa por la tapada de su arquero y se le olvidó marcar: el rechazo de Torres lo recogió fuera del área Michael Mora quien soltó un taponazo al ángulo de mano derecha del portero y lo venció.
A partir de ese gol, al Cartaginés el juego se le puso cuesta arriba, toda la segunda parte fue dramática, porque los locales iban e iban por todos los ángulos de la cancha en procura de hallar la luz, la puerta, el portillo de ingreso, pero todas estaban cerradas, excelentemente resguardadas. La angustia local estuvo a un segundo de convertirse en catástrofe, cuando otra vez, Cunningham desbordó con estilo y le puso el 2-0 muerto a Scott. El goleador recibió, sostuvo, midió, totalmente solo ante Torres pero hizo lo más difícil: la botó.
Johnny Chávez movió su ajedrez; es un gran jugador de esta disciplina; entraron Valverde, Madrigal y Daniel Jiménez pero solo alcanzó para un penal, que le cometió Munguío al Chiqui Brenes en el minuto 81, cuando el ariete quiso eludirlo de frente y el propio Randall cobró para empatar el juego.
Contra las cuerdas, Cartaginés debe viajar a Ciudad Quesada obligado al triunfo: un empate lo saca del torneo al contar los toros con mejor promedio en la clasificación general. Sin duda que las brumas inundan al club de la Vieja Metrópoli.
Gaetano Pandolfo
gpandolfo@larepublica.net