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Oda a la mediocridad

| Jueves 25 septiembre, 2008




Oda a la mediocridad

• Los pegajosos estribillos del grupo ABBA, son el eje de una acaramelada comedia musical

Mamma Mia!
(Mamma Mia!)
Dirección: Phyllida Lloyd. Reparto: Meryl Streep, Amanda Seyfried, Pierce Brosnan, Colin Firth. Duración: 1.48. Origen: Inglaterra-Alemania-EE.UU. 2008.
Calificación: 3

Vivimos en una época mediocre, en todos los aspectos de la vida social, incluyendo el espectáculo y las artes. Es una época marcada por la superficialidad y el conformismo, donde rigen las modas impuestas por los medios de comunicación masiva. Prueba fidedigna de lo anterior, es el triunfo internacional cosechado por una auténtica oda a la mediocridad como “Mamma Mia!”. Es la risible adaptación de una conocida comedia musical que se estuvo presentando durante años en los escenarios de Londres y Broadway.
Desde cualquier lado que se le observe (argumento, musicalización, actuación, puesta en escena, etcétera), esta costosa producción califica entre las peores en su género. No obstante, su éxito comercial ha sido rotundo.
Pocos meses atrás, la estupenda “A través del universo” (2007), basada en el repertorio clásico de los Beatles y dirigida por Julie Taymor con derroche de creatividad, fracasó en la taquilla y no fue distribuida en Centroamérica. Hoy, este producto insignificante —cuyo eje son los pegajosos estribillos del grupo ABBA— es todo un fenómeno de popularidad. Es un caso sintomático de la decadencia de la industria del entretenimiento, donde las estrategias de mercadeo pueden más que el talento individual.
Da lástima encontrar a Meryl Streep metida en semejante engendro. Ella es una artista brillante, dotada de enorme carisma y versatilidad. Aquí incluso se la juega como vocalista, pero es realmente triste ver cómo desperdicia sus cualidades histriónicas en un proyecto sin la menor trascendencia.
Streep encarna a Donna Sheridan, quien vive en una hermosa isla griega, junto a su hija Sophie. A punto de casarse, Sophie invita a su boda a tres antiguos novios de Donna, con la intención de averiguar cuál de ellos es su padre.
Se trata de una débil excusa para hilvanar una veintena de temas de ABBA, interpretados por actores que no saben cantar (Pierce Brosnan es patético en este sentido) y con coreografías dignas de un recital preescolar de fin de año. La directora Phyllida Lloyd, quien se encargó de la versión teatral de la obra, no tiene la menor idea de como se escenifica un número musical en función de una cámara de cine. El resultado es de una pobreza visual desconcertante.
Por supuesto, los nostálgicos seguidores de ABBA disfrutarán de principio a fin, sin dar importancia a las deficiencias formales de la propuesta. Los demás, tendrán que armarse de paciencia y buena voluntad, ante una peliculita boba, tan acaramelada como empalagosa y sinceramente difícil de aguantar.






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