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Obama prepara a estadounidenses para tiempos difíciles

| Miércoles 21 enero, 2009




Mandatario prometió un cambio, pero no radical
Obama prepara a estadounidenses para tiempos difíciles

Nuevo inquilino de la Casa Blanca trazó una línea en el suelo para separarse del unilateralismo de Bush

Washington
EFE

Barack Obama pidió ayer a los estadounidenses que se preparen para un período complicado de su historia, en un discurso de investidura en el que prometió cambio, pero no de forma radical.
La alocución careció de la llamada enardecida a las armas del “Sí, podemos”, su lema de campaña, y tampoco se explayó, triunfal, en lo que significa ser el primer presidente negro de Estados Unidos.
Por contra, habló sobriamente de un “invierno de dureza” y de las “corrientes heladas” que afronta el país -en un día especialmente gélido-, y describió la crisis económica sin edulcorantes.
“Nuestra economía está muy debilitada, como consecuencia de la avaricia y la irresponsabilidad por parte de algunos, pero también por el fracaso colectivo en tomar las decisiones difíciles y preparar a la nación para una nueva era”.
Ante estos errores, Obama pidió una “nueva era de responsabilidad” personal y que el país entero arrime el hombro.
“Debemos levantarnos, quitarnos el polvo y comenzar de nuevo el trabajo de rehacer Estados Unidos”, dijo.
En este sentido, sus palabras contrastaron con el delirio del mar humano que le escuchaba, que había acudido a Washington con las lágrimas a flor de piel a presenciar un pedazo de historia. Obama no les dio una apoteosis.
Su discurso de ayer, en cierta forma, puso fin a la época de campaña y presentó a Obama como gobernante, como persona que se verá obligada a tomar decisiones que no gustarán a todos y que harán dudar de él.
“Obama dijo básicamente que es bueno celebrar este momento, pero que hay trabajo duro por delante”, declaró a Efe Stephen McKenna, catedrático de medios de comunicación de la Catholic University, en Washington.
El nuevo jefe de Estado marcó una diferencia clara con su antecesor, George W. Bush, que se marchó ayer por la puerta de atrás tras dejar a Estados Unidos inmerso en una recesión y en dos guerras, en Irak y Afganistán.
Obama prometió cambio, una vez más, pero no una refundación del país. Instó a los estadounidenses a retomar las “verdades” que han hecho a Estados Unidos la nación que es: el trabajo duro, la honestidad, el valor, la justicia, la tolerancia y el patriotismo.
“Quiso recordar a la gente que no es un radical, que traerá cambio, pero que es el defensor verdadero de las ideas fundamentales, porque existe un miedo real sobre lo que él pueda hacer”, opinó James McCann, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Purdue, en Indiana.
En este sentido, su discurso sonó incluso conservador. El cambio que preconiza es, pues, una vuelta a los principios fundamentales de la nación, que dejó entender que el país ha dejado de lado.
Así, dijo que es falsa “la elección entre nuestra seguridad y nuestros ideales”, pues ambas son posibles al mismo tiempo.
Se trata de una referencia al aumento extraordinario del poder por parte del Gobierno de Bush para detener a sospechosos -y encerrarlos indefinidamente en la base naval de Guantánamo-, y para espiar a los estadounidenses en nombre de la seguridad nacional.
En el terreno internacional, también trazó una línea en el suelo para separarse del unilateralismo de Bush.
El mandatario recordó que Estados Unidos derrotó al fascismo y al comunismo “con alianzas robustas y convicciones duraderas”.
“Nuestro poder por sí solo no nos puede proteger, ni nos da derecho a hacer lo que nos plazca”, afirmó.
Obama ofreció “un nuevo camino hacia adelante” al mundo musulmán y dijo estar dispuesto a extender la mano a los regímenes autoritarios de Oriente Medio, si ellos están dispuestos “a abrir el puño”.
En el discurso hubo algunas menciones de pasada a la segregación racial, pero Obama no aludió a los líderes negros que allanaron el camino para que él llegara donde está, ni a sus propias luchas como hijo de una mujer de Kansas y un hombre de Kenia.
“Un blanco podría haber dado el mismo discurso que dio Obama”, dijo David Schultz, profesor de la Universidad de Hamline, en Minesota.
Según Dante Scala, experto en política en la Universidad de Nueva Hampshire, se trata de una decisión expresa de no presentarse como un político afroamericano, sino simplemente como un ciudadano estadounidense.
Eso no redujo el ardor de los miles de negros que llegaron a Washington para ver lo que nunca creyeron que pasaría. Para ellos, el cambio ya ha ocurrido.






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