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NOTA DE TANO


Nuestro fútbol se hunde por falta de vigor

Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Martes 19 marzo, 2019

Pedro Navarro no colaboró con la intensidad del juego

Si algo carcome, limita, destruye y nubla el fútbol costarricense es la falta de intensidad. Gustavo Matosas lo sabe y ya lo ha dicho.

¿Cómo podemos mejorar esta larga y probada deficiencia si, por ejemplo, en el clásico del buen fútbol, durante siete minutos solo se presentó una acción colectiva?

Con la anuencia del árbitro central Pedro Navarro, el Saprissa duró cuatro minutos para cobrar un tiro libre y tres para ejecutar un tiro de esquina.

Con una parsimonia digna de mejor causa y paciencia franciscana, don Pedro, estacionado a pocos metros de la acción, observaba a Keyner Brown hecho un puño con Alejandro Cabral; a Cristian Reyes abrazado a Aubrey David y otras parejas de rivales a puro codo y empujón a la espera del balón.

Las víctimas de este pugilato caen desplomadas al zacate y el árbitro amonesta. Se derrumba otro jugador y el juez amonesta. El tiro de esquina que espere.

¿Saben por qué hoy el 70% de los goles se produce en acciones de bola muerta? Fácil: por el bajo nivel técnico de los jugadores, que aunque les duela a muchos, ya no son tan buenos como antes.

No hay técnica, no hay asociación, no hay paredes, no hay dribling, con honrosas excepciones. Por eso, cada muerte de obispo se produce un gol tan bello en su ejecución y definición como el segundo de Saprissa. Pase largo de costado a costado de Torres a Bolaños; este de seguido a Angulo y Marvin mete servicio vertical a Leal. Taquito de Randall y definición de Castillo.

¡Qué golazo; qué hermosa anotación!

¿Cuántas así hay en un campeonato?

La mayoría de tiros libres, de revolcones en las áreas, de tiros de esquina en que alguno remata de cabeza en medio de puñetazos y codazos, atentando contra el buen fútbol.

No recuerdo a Mario “Catato” Cordero agarrado a codazos y empujones con Juan Ulloa en un tiro de esquina.

¡Ah, pero qué señor del área don Mario! Ya no hay.

El juez central no debe ser cómplice de estas bajezas del fútbol; su misión es ponerle intensidad al desarrollo del partido y no limitarlo, apurarlo y no frenarlo, instar al juego limpio y a la mejora del espectáculo.

Cerramos con otro tema: ¿qué culpa tiene Fernando Ocampo, presidente manudo, del autogol de Facundo Zabala a los 56 segundos del juego ante Cartaginés?

A la Liga solo le falta que mañana Limón le meta un gol antes de empezar el partido. ¿Se habrá pasado el muñeco de casa?

gpandolfo@larepublica.net



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