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NOTA DE TANO


Nota de Tano

Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Miércoles 29 agosto, 2012

Gaetano Pandolfo

El enemigo número uno del Cartaginés es la sequía de títulos. El número dos es mental.

La obsesión por conquistar un campeonato nubla la mente de sus dirigentes, fanáticos, aficionados, técnicos y jugadores, todos víctimas de esa obsesión y se cometen errores.

Hace rato que el Cartaginés forma con una de las mejores nóminas del fútbol nacional; siempre entra a los torneos con buena planilla e incluso la refuerza en cada uno de los departamentos pero no se dan los resultados.

En esta temporada se repite la historia.

Al inicio, la dirigencia respeta el proceso que viene con Johnny Chaves y lo mantiene como técnico, cuando no pocos suponían que no continuaría en el banquillo brumoso, porque en la última campaña ni siquiera logró una clasificación a instancias finales que sí ganó en las primeras con el equipo. Siempre nos pareció acertada esta decisión de la directiva.

Se mantuvo el 90% de la nómina; se reforzó el cuadro con los fichajes de Erick Ponce e Iván Palios que no resultaron paquetes y para delicia de los parciales de la parroquia, se amarró la firma del ídolo local Randall Brenes, fichaje que paradójicamente acompañó la caída del entrenador.

Johnny Chaves empieza a tambalearse cuando Cartaginés pierde con Saprissa; esta derrota envía una señal muy fuerte que da a entender que el equipo de la Vieja Metrópoli no pasará de lo mismo. No produce el golpe de efecto contra los grandes. La victoria morada marca la cancha de que las distancias entre el campeón Herediano y los dos grandes, con respecto a los otros nueve equipos se mantienen.

Caer ante Saprissa pareció catapultar a los brumosos a su posición habitual y normal: ¡cuartos!

Y entonces, la afición se llenó de brumas y con todas las dudas y mentes cargadas de negativismo, se presentaron al “Fello” Meza a ver qué sucedía ante Carmelita.

Y, sucedió lo peor.

Cuando Mario Camacho mete el 2-1, el coqueto Cantarrana, como lo llamaba Juanito Martín, se inundó de traumas, temores, malos recuerdos y el mar de frustraciones que acumula una de las aficiones más leales del país que, cegada por tanto y tanto fracaso, se equivocó de destinatario y en lugar de reprochar, silbar y desaprobar la cadena de oportunidades de gol que dejó escapar “Chiqui” Brenes, que pudieron darle al equipo una cómoda victoria, la emprendió injustamente contra el técnico Chaves, la víctima más cercana y propicia. El resto es historia.


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