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Sábado, 4 de mayo de 2024



NOTA DE TANO


Nota de Tano

Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Lunes 16 julio, 2012

Gaetano Pandolfo

Walter Centeno siempre lo dijo.

Cuando me vaya, cuando me retire, nadie se va a dar cuenta. Nadie se va a enterar.

Agarro mis tiliches, me voy para mi casa y se acabó.

Sin embargo, sucedió todo lo contrario y después de retirarse como jugador del Deportivo Saprissa, tiene más presencia en los medios de comunicación deportivos, que cuando jugaba.

No sabemos si eso de marcharse a casa sin ruido, será verdad cuando se retire definitivamente y no ahora, que es una despedida parcial, pues el Paté desea seguir jugando fuera de nuestras fronteras.

Centeno, de pronto, cambió su forma de comportarse.

Quizá su personalidad controvertida se mantenga intacta, pero conforme se anunció que tendría un partido de despedida, su acercamiento a la prensa deportiva se ha hecho notorio y vemos a un Walter risueño, amistoso, abierto y amable, en las secciones deportivas de los diarios, en la TV y en los programas de radio.

El tema de sus camisetas, tipo Chapulín Colorado ha dado de qué hablar y si el volante del Saprissa y la Selección Nacional quiso causar revuelo con sus corazoncitos y las frases del Chavo, lo ha conseguido.

Sus detractores se han dado gusto vapuléandolo y sus defensores, pues... defendiéndolo.

Pero, una cosa es cierta.

Cuando un futbolista que ha sido icono de un equipo decide retirarse de ese club, si se organiza un partido de despedida como homenaje, hay dos formas de hacerlo.

O el equipo se hace cargo de organizarlo, encargándose de toda la logística del evento y simplemente invita a su estrella a que llegue al estadio a jugarlo —incluso se le regala la recaudación completa salvo los gastos fijos—, o es el propio jugador el que tiene que organizar su despedida, con “el apoyo” de su club.

Tengo la impresión, por lo visto hasta hoy, que el Saprissa no le está dando a Centeno la despedida que se merece. Hay un apoyo parcial, de barniz, porque lo cierto es que Walter se ha tenido que encargar prácticamente de todo y hasta debe pagar o se le rebaja una comisión de la recaudación.

Me pongo a pensar que atractivo, justo y motivante hubiera sido que el Saprissa hubiese invitado a Walter Centeno a jugar el partido contra el Atlético de Madrid, como parte de esa despedida del ídolo.

En fin, de una u otra forma hay juego de despedida del Paté y es obligación, no del saprissismo, sino de toda la afición nacional, llenar el estadio para decirle adiós a un futbolista que a todos, en la cancha, nos dio tanto.


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