Nota de Tano
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Viernes 23 diciembre, 2011
De tantas reacciones conmovedoras que produjo la muerte de Héctor Núñez, sobre todo en Montevideo y Madrid, rescato una del gran exjugador uruguayo, Gustavo Poyet, entrenador del Brighton en Inglaterra, uno de los futbolistas destacados en el gran triunfo de Uruguay en Copa América 1995 que el equipo de Núñez ganó a Brasil en la final.
“Héctor fue una persona honesta que amaba el fútbol”.
El país se echó a la calle. Y al grito de ‘soy celeste, soy celeste’ por la repleta Avenida 18 de julio, la gran arteria de Montevideo, Uruguay volvía a estar orgulloso de sus futbolistas. Tano tuvo la suerte de estar presente esa noche en esa calle de Montevideo; no la olvidaré jamás.
Uruguay derrotó al Brasil de Dunga, de Roberto Carlos, de un niño Ronaldo que esperaba su momento en el banquillo con 19 años. Montevideo vibraba con su técnico en el mítico estadio Centenario.
“Núñez necesitaba que jugara en una posición que no era la mía, pero me convenció y aquello funcionó. Me hizo sentirme importante en la selección y aquello me marcó para toda la vida. Su legado ha sido fundamental para mi nueva etapa como entrenador”, apunto Poyet.
Voy a contar una anécdota que me sucedió al día siguiente de este memorable acontecimiento.
Viajé a Uruguay pagándome los costos, ya en Montevideo, don Héctor me dio hospedaje en el Hotel Balmoral, en pleno centro de la ciudad, del cual era socio.
“Después nos arreglamos”.
Me instalé con toda la pata; estaba seguro que don Héctor me haría descuento. Estuve lo que duró la Copa América, pero un día o dos antes de la final, no recuerdo, falleció la mamá de Núñez y el hombre desapareció de mi radar. La última vez que lo vi, fue en el Centenario en hombros de los campeones.
Al día siguiente que fui a la recepción del hotel a cancelar, cero rebajas y mi tarjeta de crédito explotó. Ya tenía planeado viajar tres días a la Argentina y en Buenos Aires, lo cuento con pena, tuve que visitar la Embajada a cargo entonces de don Tomás Soley para que me prestaran unos dólares y poder regresarme al país. Recuerdo que un hijo de Angel Edmundo Solano, funcionario de la sede diplomática, me prestó el dinero.
Uruguay le debe mucho a Héctor Núñez. El carácter ganador que dejó aquel equipo del 95 con Paolo Montero al frente lo heredó el nuevo equipo del maestro Tabárez, con Diego Lugano, Luis Suárez, Diego Forlán y otros.
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